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jueves, 22 de julio de 2010

ARGUMENTACIÓN



Es la modalidad consistente en dar razones para defender o atacar una idea con el fin de convencer, y está orientada al receptor (función conativa o apelativa); en toda argumentación, existen dos posiciones: una a favor y otra en contra; como objetivo busca expresar o rebatir expresiones para persuadir al receptor. En otras palabras, se intenta mover al receptor hacia una postura a favor o en contra de la idea expuesta y también se le invita a actuar, según la convicción del discurso; para lograr esto, el emisor ha de tener una idea global sobre el tema y conocer las técnicas de persuasión.

En este tipo de discursos, existe la función referencial, porque parte de ideas ya expuestas, y tiene una función apelativa, al dirigirse a un receptor a quien se pretende convencer con los argumentos presentados. La argumentación se produce fácilmente con temas que dan lugar a la discusión con diferentes puntos de vista, como podrían ser el ensayo, la oratoria política, los debates y los coloquios, entre otros.


Estructura de un texto argumentativo

La escogencia de la información depende del asunto tratado; por lo tanto, se ha de tener un buen conocimiento del tema y de su marco; además, es necesario saber de dónde parte el receptor, es decir, conocer sus creencias, conocimientos, etc., y prever los posibles contra argumentos que se puedan presentar. Las partes del texto argumentativo no difieren de un texto expositivo: Introducción: se trata de una breve exposición donde se presenta la tesis; Desarrollo: corresponde al cuerpo de la argumentación; aquí se presentan las comprobaciones, los testimonios, ciertas conclusiones parciales y nuevos argumentos; para finalizar, la Conclusión refuerza la tesis, resumen del desarrollo; con ella, se termina la disertación, se cierran las ideas expuestas y se busca una idea clave para que el receptor se convenza del argumento presentado.

Tipos de argumento

Los textos que procuran convencer con razonamientos a sus receptores, pueden ser: de autoridad, cuando existe el apoyo en argumentos de un experto; del sentir de la sociedad, si se apoya en la experiencia individual; dos estructuras (que se pueden encontrar mezcladas: encuadrada; deductiva o analítica, la tesis estará al principio y a continuación los argumentos; Inductiva o sintética, primero aparecerán los argumentos y después la tesis.

Técnicas y formas lingüísticas de la argumentación

El orden de ideas es fundamental para seguir el hilo argumentativo, por ello la estructuración del texto debe ser en párrafos que se relacionen mediante conectores. Las ideas se presentarán de forma clara y directa, los argumentos sólidos, atractivos y no excesivos. Entre los recursos expresivos, se pueden usar los ejemplos, las comparaciones y la repetición de ideas y de estructuras lingüísticas. En lo que atañe al léxico, será conveniente conocer el ámbito; si éste es científico, se podrán utilizar los tecnicismos y un registro culto; pero si es un ámbito más general, debe proporcionarse un léxico más subjetivo y un registro estándar. En cuanto a la sintaxis, se recomienda seguir un razonamiento lógico (deductivo o inductivo) y usar oraciones coordinadas y subordinadas, esto es, cláusulas largas con los verbos en presente.

Texto expositivo y texto argumentativo

En líneas generales, se puede decir que un texto expositivo tiene como objetivo mostrar y un texto argumentativo demostrar o convencer. Los párrafos expositivos y argumentativos tienen, en principio, la misma estructura presente en los textos informativos: una introducción, un desarrollo o análisis y una conclusión. Existe, sin embargo una gran deferencia apreciable entre ellos: en los párrafos expositivos el redactor prevé la buena disposición del lector a aceptar la idea expuesta. En un párrafo argumentativo, el escritor se dirige a un lector que confronta sus ideas o que, al menos puede dudar de ellas; en este caso debe convencer y, para ello, se sugiere que: a) La oración tema deba presentar más urgentemente, o con más fuerza, la idea central del párrafo. b) Las ideas de apoyo deben redactarse previendo la posible refutación de lo que se plantea y, en consecuencia, una posible respuesta. c) El razonamiento debe ser contundente.

Argumentación polémica: los pro y los contra

El tema controvertible o polémico exige en su desarrollo ocuparse no sólo de la argumentación propia, sino de la adversaria. Se precisa impugnar la opinión ajena para fortalecer la posición o tesis propia. Ignorar el punto de vista de la oposición tiene poco sentido y ningún mérito, pues no se puede probar la opinión propia ignorando la ajena. Cuando se ponderan los argumento adversarios y se les compara con los propios, se puede apreciar mejor el valor real de éstos y utilizar la argumentación de mayor peso en la refutación de los primeros. Cuanto mayor sea el número de argumentos contrarios que seamos capaces de destruir al presentar nuestra posición, mayor fuerza tendrá ésta.

La argumentación polémica exige una organización del tema que permita la comparación y el contraste de cada razonamiento. Este cotejo de los pros (argumento propio) y los contras (argumento adversario) es uno de los pilares del método dialéctico. La mente oscila como un péndulo entre un juicio y su contrario. La táctica de la argumentación es demoler las aseveraciones contrarias.

La argumentación tiene un estilo propio y las estrategias tradicionales pueden llevar directamente a la confrontación, en un espíritu de guerra contra el oponente, tratando de ganar “a cualquier precio”. Sin embargo, los escritos argumentativos académicos más efectivos usan un tono razonable y, a menudo, un enfoque moderado, menos confrontador, en el cual el escritor procura a) llegar a los lectores, incluyendo aquellos cuyos criterios difieren y buscan insistir en los puntos de coincidencia. b) persuadir al lector explicándole ambos lados del asunto, más que simplemente refutando el argumento del opositor. c) negociar con la audiencia, más que enfrentarla y d) reducir las diferencias entre una audiencia hostil y el escritor mediante la oferta de acuerdos compromisos en vez de insistir en la solución opositora.

Esta forma de oponerse a los argumentos del lado contrario resulta más eficaz porque se dirige a comunicar en vez de derrotar al otro. Mientras la controversia toca las fibras más sensibles, más necesaria puede ser esta estrategia de argumentación sin choque con el opositor. Cuando los lectores se sienten más fuertemente identificados con una posición, se sentirán más atacados personalmente cuando esa posición sea atacada; de manera que tenderán a reaccionar más defensivamente y estarán menos abiertos a aceptar nuevas ideas.

Cuando un lector reconoce sus puntos de vista en el discurso argumentativo de un escritor y es sensible a sus creencias, estará más inclinado a considerar su propio punto de vista diferente. Por eso, las estrategias útiles incluyen:

  •  Evitar la confrontación guerrerista, estableciendo un terreno común al diálogo, e indicándole al lector que el escritor comparte sus creencias, valores y preocupaciones.
  • Presentar la personalidad del escritor como comprensiva y empática.
  • Presentar los puntos de vistas opuestos en forma honesta
  • Dirigir la argumentación hacia un acuerdo o compromiso con una mente flexible.
En los textos argumentativos, se debe tener en cuenta el apoyo requerido para justificar las ideas expresadas. El párrafo debe tener tanto apoyo como se necesite para convencer al lector de la idea enunciada en la oración del tema. El redactor asume el compromiso con el lector de convencerlo de la idea presentada en la oración tema y debe cumplirlo con el apoyo en argumentos, ejemplos y pruebas de lo que afirma, de manera que el lector quede satisfecho de haber comprendido y aceptado las ideas de su opositor.