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viernes, 17 de junio de 2011

EL SUBRAYADO COMO TÉCNICA DE ESTUDIO


Esta técnica de estudio consiste en poner una raya debajo de las palabras que se consideran más importantes de un tema. Continuamente, el subrayado se utiliza para determinar la lectura del plan real de las ideas de un autor; una forma consiste en trabajar desde la primera lectura del texto, donde se van subrayando las ideas principales, para luego aislarlas rápidamente del resto del trabajo y reestructurarlas en un plan lógico o real de la obra o para resumir la misma. También se utiliza para aislar ciertos conceptos o definiciones de diferentes autores, y para señalar los puntos centrales o de importancia de las tesis expuestas que se desean fichar o recordar. En otros casos, el subrayado puede aplicarse a los argumentos débiles o criticables del trabajo y a los datos que no parecen ciertos o significativos en el contexto enunciado. (Hochman, E. y Montero, M. 1980).
 
Con el subrayado, se busca señalar pasajes selectos, palabras o hechos que serán necesarios para usos diferentes (por ejemplo, para redondear y apoyar un argumento), o aplicar elementos teóricos a situaciones prácticas. Cuando se lee un libro de estudio, es sumamente aconsejable hacerlo con un lápiz y una regla, para subrayar lo más importante y hacer anotaciones en los márgenes. El aplicar esta técnica, sencilla y rápida, exigirá seguir con atención el texto y evaluar continuamente lo que el autor quiere decir y qué es lo más importante de cada párrafo; por esto, más allá de la utilidad futura del subrayado (para repasar o encontrar información importante con facilidad), esta técnica es sumamente valiosa porque obliga a centrar la atención y a leer comprensivamente. (Luetich, A. 2002. Mar, 19).
 
Si se dispone del tiempo necesario, o si el texto es de difícil comprensión, lo más recomendable será realizar una primera lectura del mismo y, luego, al leerlo por segunda vez, aplicar la técnica del subrayado. En algunos casos, si el texto no presenta mayores dificultades o si se dispone de poco tiempo, hay que subrayar ya en la primera lectura, porque no habrá una segunda. En este último caso, lo recomendable es trabajar sobre el párrafo como unidad de sentido: leer primero todo un párrafo y luego preguntarse qué dice, si su mensaje central es relevante para la investigación o estudio; a partir de allí, se procede a subrayar.
 
a) Ventajas del subrayado
 
Al subrayar, se destacan las frases esenciales y palabras claves de un texto mediante un trazo (líneas, rayas u otras señales) y, consiste en un procedimiento conveniente por varias razones; entre ellas, algunos autores (señalados por Hochman y Montero 1980), señalan, por ejemplo, las siguientes: 
• Comprender la estructura y la organización de un texto, rápidamente.
• Señalar los puntos débiles en la exposición del tema en cuestión.
• Indicar los problemas, ideas y hechos importantes o que deben ser considerados y recordados.
• Diferencias hechos de opiniones, y verdades de errores.
• Contribuye a que una palabra, una idea o un argumento sean fácilmente localizables.
• Ayuda a fijar la atención.
• Favorece el estudio activo y el interés por captar lo esencial de cada párrafo.
• Se incrementa el sentido crítico de la lectura, al destacar lo esencial de lo secundario.
• Una vez subrayado un texto, se puede repasar mucha materia en poco tiempo.
• Es condición indispensable para confeccionar esquemas y resúmenes.
• Favorece la asimilación y desarrolla la capacidad de análisis y síntesis.
b) Consejos generales para el subrayado
 
El subrayado trata de resaltar las ideas principales del texto, facilitando su estudio, memorización y, posteriormente, su repaso. Un buen subrayado, acompañado de notas a los márgenes, puede ahorrar mucho tiempo de estudio (y mucho esfuerzo), mientras que un mal subrayado no sólo no ayuda, sino que puede ser contraproducente. Cuando no existe el subrayado, no se resaltan datos relevantes y, posiblemente, pasen posteriormente desapercibidos; en otros casos, a veces se subraya prácticamente todo el texto y esto induce posteriormente a una memorización literal, mecánica, sin distinguir cuáles son las ideas principales y cuáles no. El subrayado exige concentración, porque hay que diferenciar lo fundamental de lo accesorio; por eso se debe subrayar una cantidad reducida de información, como palabras o frases claves, que permita posteriormente, con un simple vistazo, recordar el tema del texto. No obstante, la extensión del subrayado dependerá de lo novedoso que al lector, le pueda resultar el texto; si se trata de una materia que se domina, el subrayado podrá ser muy escueto, mientras que si se trata de un contenido nuevo, se subrayará bastante más.
 
Cuando se utiliza la técnica del subrayado, hay que tener en cuenta: 
1. Qué subrayar. Es conveniente ir subrayando poco a poco y en forma organizada. Primero se lee el párrafo y a continuación se subraya la idea principal; en este caso, hay que ubicarla, porque puede estar al principio, en medio o al final de un párrafo. En general, las ideas principales dan coherencia y continuidad a la idea central del texto, por eso hay que buscarlas; en torno a ellas, giran las ideas secundarias. También hay que tomar en cuenta las palabras técnicas o específicas del tema en estudio y algún dato relevante que permita una mejor comprensión. Se subrayan únicamente palabras claves y no frases enteras. Por ejemplo: "Los resultados de las elecciones en Italia han estado muy reñidos". Para comprobar que se ha subrayado correctamente, se puede hacer preguntas sobre el contenido y, sí las respuestas están contenidas en las palabras subrayadas, entonces el subrayado estará bien hecho. En este apartado, hay que tomar en cuenta lo siguiente: el subrayado no debe limitarse a la línea sino que puede incluir otros tipos de señales como las flechas relacionando ideas, los diagramas, pequeños esquemas, los signos de interrogación, las llamadas de atención, etc. Todo aquello despliegue curiosidad.
 
2. Cómo subrayar. Es mejor con lápiz que con bolígrafo, porque se puede rectificar en caso de algún error; de la misma manera, se puede utilizar un par de colores y uno de ellos, específicamente, para destacar lo más relevante; sin embargo, no es conveniente emplear múltiples colores: primero, porque se hace muy lento el subrayado y segundo porque, posteriormente, puede resultar difícil interpretar el porqué se utilizó un color u otro. Se puede emplear también un único color, utilizando dos tipos de trazo para diferenciar, por ejemplo, una línea recta como subrayado normal y una línea ondulada, para destacar las ideas principales. En todo caso, habría que recordar que sólo se deben subrayar los libros propios y no los ajenos.
 
3. Cuándo subrayar. A pesar de muchos consideran la idea de sir subrayando, a medida que se realiza la primera lectura, otros consideran que sólo se comenzará a subrayar tras una primera lectura comprensiva del texto, o sea, una vez que se haya entendido el contenido. En este sentido, se considera un error muy típico del estudiante comenzar a subrayar en la primera lectura y esto no es conveniente, porque se podrían subrayar frases o palabras que no expresen el contenido del tema. Las personas que están muy entrenadas en lectura comprensiva deberán hacerlo en la segunda lectura y las menos entrenadas, en una tercera lectura.
En síntesis, el subrayado focaliza la atención en ciertas partes de la obra, que responden a las necesidades del lector respecto de la misma; ya sea para la comprensión y el estudio de la totalidad y su ulterior análisis crítico, ya sea para entresacar algún aspecto que ha llamado, en forma negativa o positiva, la atención. Si a lo largo de la lectura, se subraya teniendo en cuenta todos estos criterios, es aconsejable (como se ha expresado antes) el uso diferenciado, ya sea por el color, el espesor o el número de líneas del subrayado; pero, si se desea resaltar un párrafo muy extenso, en vez de subrayarlo, línea por línea, es preferible marcar con un trazo vertical a la derecha a lo largo del mismo. También puede acentuarse con signos de interrogación, exclamación o notas breves, el tipo de comentario que merece el lugar señalado. Cuando haya un aspecto muy importante, dentro de un párrafo largo marcado verticalmente, se podrá determinar por medio de corchetes el lugar preciso que se desea destacar. Si bien el subrayado constituye, con el tiempo, una acción casi automática, debe evitarse el uso excesivo del mismo, ya que pierde eficacia y además torna casi ilegible los textos.
 
FUENTE
Herramientas para un apreandizaje eficaz.
Vázquez, Mireya y Liduvina Carrera. (Panapo: 2007)

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