a)
Lectura como diversión. Cada
lector aplica la fórmula que más guste porque no hay reglas; por ejemplo una
novela o una revista.
b)
Lectura exploratoria. Leer rápido, teniendo en cuenta las preguntas
personales; no hace falta leer cada palabra, se prestará especial atención al
primer párrafo de cada capítulo o sección y las primeras frases, para captar
posibles claves.
c)
Lectura como repaso. Se
buscan conocimientos ya adquiridos, para confirmar un concepto, una fecha u otro
tipo de conocimiento.
d)
Lectura como búsqueda. Hay que indagar respuestas a las interrogantes
que se plantee la lectura; se recomienda leer rápido hasta aproximarse al tipo
de información solicitada, luego se continuará más despacio para encontrarla.
e)
Lectura para corregir un
texto propio. Resulta un ejercicio difícil la corrección de un texto
propio, porque el autor no suele observar sus posibles errores; para ello, es
recomendable centrarse en la redacción, la ortografía, la puntuación y la
estructura gramatical. (Técnicas de Estudio. Métodos,
técnicas y hábitos de estudio. 2000).
f)
Lectura para dominar un
tema. Cuando se requiere aprender un tema, es importante leerlo
pausadamente, con mucho cuidado y de forma repetida, al menos 3 veces.
g)
Lectura crítica. Se realiza para cuestionar un texto y escribir un
artículo, una crítica de las ideas que contiene, una reseña de un libro etc.; primero,
se leerá todo muy rápido y, luego, se volverá
a repasar con la ayuda de algunas preguntas. ¿Porqué opina así el autor
del texto? ¿Qué opiniones, sentimientos o actitudes están siendo expresados?
¿Son hechos o opiniones? ¿Es lógico? ¿Qué tipo de palabras de se utilizan?; mientras
se lee, se realizarán anotaciones en el margen y sobre papel, ellas servirán para
escribir el trabajo después; en todo caso, lo más importante en una lectura
crítica es formular preguntas.
h)
Repasar.
Una vez que el tema de estudio se domina, hay que repasar; al respecto, conviene evitar hacerlo sólo antes de los
exámenes. En el mismo orden de ideas, se debe considerar que, generalmente, se olvida
un porcentaje importante, en forma rápida; una manera de evitarlo es el triple
repaso: inmediato, intermedio y final
(antes de los exámenes).
2. Los vicios en la lectura
Cuando
se lee, es posible incurrir, inconscientemente, en ciertos vicios que limitan considerablemente la velocidad de la lectura (La lectura. Aulafácil.com.
Página Web); estos vicios son:
a) Leer palabra por palabra. Esta es la forma aprendida
desde niños; se lee todo: sustantivos, verbos, adjetivos, y también artículos,
conjunciones y preposiciones, sin dependencia; por eso, las palabras apenas
aportan información. El defecto más
generalizado, al que se enfrentan los lectores más jóvenes, es un excesivo
análisis de las palabras o la lectura palabra por palabra.
b) Subvocalización. Al leer, se tiende a
pronunciar las palabras mentalmente o moviendo los labios; a veces, la lectura se acompaña por movimientos de
labios y de boca. Una lectura rápida no solo se consigue con un movimiento
adecuado de los ojos, también se debe ampliar el vocabulario y la capacidad de
la comprensión, mediante una lectura inteligente; la lectura rápida sólo es
posible cuando se está muy familiarizados con el lenguaje y su contenido.
c)
Regresión. Continuamente se dirige
la vista atrás, sobre lo leído, para asegurar si se entiende lo que se leer.
Frente a esta lectura
lenta, el estudiante debe tratar de leer
rápido ya que esto le reporta las siguientes ventajas:
§ Ahorro
de tiempo en la lectura: tiempo que podrá dedicar para avanzar en el estudio o simplemente a
descansar.
§ Mayor
concentración:
la lectura rápida predispone a prestar más atención, haciendo que sea un tiempo
de estudio más provechoso.
3. Para leer más rápido
a)
Evitar la vocalización, tanto oral como mental; en este caso se intentará
no mover los labios y se mantendrá
la boca relajada. Cuando se pronuncia
mientras se lee, se reduce la velocidad de lectura hasta en un 50%; por
eso es conveniente aprender el reconocimiento de las palabras, por su aspecto y
no por su pronunciación.
b)
Evitar releer. No se debe volver la vista atrás bajo ningún concepto, aunque se
piense que algo se ha podido escapar. Con la práctica, surge el hábito de poner
la máxima atención en la lectura, evitando de este modo perder información. Si
no se comprende bien el texto, es preferible darle una segunda lectura completa
y no continuar constantemente releyendo; resulta favorable utilizar un lápiz
para señalar por donde va la lectura y así se evitarán los saltos de línea.
c)
Reducir
las fijaciones de los ojos. Aunque sea inconsciente, al leer se fijan los ojos
en cada palabra, y, dentro de ella, en cada letra. Hay que ampliar el campo de visión: de una letra pasar a varias
letras, luego a una palabra, y después a varias palabras. Con una fijación de
la vista, se puede llegar a leer hasta tres palabras a la vez. Los ojos
deben realizar un movimiento suave, continuo, y no una sucesión de breves
paradas; es un aprendizaje complicado, pero que con la práctica se
consigue.
d) Centrar la atención en
las palabras que aporten significado. Sobre todo, hay que fijarse en
los sustantivos, verbos, adjetivos y adverbios, y desechar los artículos, las preposiciones
y las conjunciones. Por ejemplo: "El colegio de mi hermana está cerca de
mi casa" Quedaría reducido a: "colegio hermana cerca casa".
e)
Al
final de la lectura se buscarán en el diccionario las palabras que no se hayan
entendido; en
lugar de interrumpir la lectura, cada vez que aparece una palabra desconocida,
es preferible anotarla en un papel y al final de la lectura investigar su
significado. (La lectura. Aulafácil.com. Página web).
Para una lectura rápida es importante también
cuidar los siguientes puntos:
§ Iluminación. Es conveniente contar
con una buena iluminación. La luz natural es mejor que la artificial; pero si
no puede ser, es preferible combinar una luz central que ilumine toda la
habitación, y otra luz (preferentemente bombilla azul), no demasiado intensa,
centrada sobre el texto.
§ Postura.
El
estudiante debe leer sentado, con una postura cómoda (el cuerpo ligeramente
inclinado hacia delante) y con el libro centrado (que las líneas queden horizontales)
apoyado en la mesa (la altura de la mesa debe ser la adecuada).
§ Silencio. Una lectura rápida
exige una gran concentración, y para ello es necesario evitar cualquier
distracción; si se quiere oír música, debe ser tranquila, preferiblemente sólo instrumental
y con el volumen bajo.
En definitiva, el estudiante debe tratar de mejorar su
velocidad de lectura pero sin comprometer una buena comprensión del texto; puede
perder algún detalle, pero nunca información esencial. (La lectura. Aulafácil.com.
Página Web).
4. Técnicas
para mejorar la lectura
El
defecto más generalizado al que se enfrentan los lectores más jóvenes es un
excesivo análisis de las palabras o la lectura de palabra por palabra. A veces,
esta costumbre se acompaña por movimientos de labios y de boca. Una lectura
rápida no solo se consigue con un movimiento adecuado de los ojos, se debe
ampliar el vocabulario y la capacidad de la comprensión mediante una lectura
inteligente.
La
lectura rápida sólo es posible cuando se está muy familiarizado con el lenguaje
y su contenido; a continuación, algunos consejos adicionales para mejorar la
comprensión de la lectura y la velocidad.
a) Mejorar el vocabulario y consultar frecuentemente
el diccionario; para ello, se elaborarán fichas de las nuevas palabras
aprendidas y esforzarse por utilizarlas.
b) No leer más rápido de lo que permita la
comprensión; la velocidad de la lectura no es un reto en sí mismo, lo es, sin
embargo, la comprensión.
c) Practicar la lectura durante tres o cuatro semanas,
intentando mejorar la comprensión y la rapidez durante 15 minutos cada día.
d) Cada semana, leer algún texto y medir el número de
páginas por hora; es una manera de cronometrar la lectura.
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