NOTA
El siguiente material solamente consiste en una recopilación y edición de informaciones variadas acerca del tema de las supersticiones; en ningún momento pretende ser un estudio exhaustivo ni veraz. Sirva como entretenimiento para el lector.
SUPERSTICIONES Y CREENCIAS POPULARES
Las
supersticiones corresponden a creencias contrarias a la razón, ya que no atribuyen
explicaciones lógicas a los fenómenos y sus relaciones. Aunque se trata siempre
de creencias sin evidencia científica, su concepto no siempre engloba todo lo
que no es científico; en el caso, por ejemplo, de las creencias religiosas que
no son científicamente probables, pero tampoco constituyen supersticiones. La
denominación se aplica también en sentido peyorativo a formas de creencias, prácticas
y rituales religiosos que no corresponden a las opiniones y convicciones
propias; por otra parte, en el sentido coloquial, el término se utiliza como
sinónimo de irracional o no científico. Como se puede observar, por lo dicho
anteriormente, las supersticiones son creencias que se tienen de determinadas
situaciones, causantes de algún impacto místico, sin la necesidad de evidencias
científicas que puedan afirmarlo. En Venezuela son parte de la cultura popular,
muchas personas creen que situaciones de la vida diaria pueden, o no, suceder
de forma voluntaria e influirán de alguna forma es sus vidas.
Existen
supersticiones relacionadas con los diferentes ámbitos de la vida del ser
humano, desde los acontecimientos importantes para las personas; por ejemplo el
matrimonio, la menstruación femenina, el levantarse de la cama; otros están
relacionados con los oficios, acontecimientos temporales, objetos, elementos o
con procesos, etc. Hay muchas supersticiones relacionadas con tijeras,
cuchillos, espadas, agujas... Muchos escoceses creían que dormir con un
cuchillo bajo la almohada evitaría que las brujas se los llevasen mientras
dormían y, en muchos países, se considera fatídico regalar un arma blanca.
Existe
la creencia de que si el mango del cuchillo, al caer, apunta en la dirección de
donde provendrá la buena suerte o los amigos; por otra parte, si el cuchillo
queda con el filo hacia arriba, se espera mala suerte, pues los espíritus se
cortarán los pies; en fin, un sinnúmero de creencias que forman parte de la
cultura de los pueblos.
ORIGEN E HISTORIA DE LAS SUPERSTICIONES
Según
su etimología, el término «superstición» viene del verbo latino super-stare (“permanecer sobre” o, en
sentido figurado, “ser testigo”, “sobrevivir”); en ese sentido, se mantenía la
idea de trascender y perpetuarse a través de la realización constante de
rituales que subyacían en el uso de esta palabra. En la antigua Roma, por
ejemplo, los adivinos eran calificados frecuentemente como superstitiosus y no era una valoración peyorativa; sin embargo, a
veces, tuvo un sentido desfavorable porque designaba hechos entendidos como
manifestación religiosa, superflua y desordenada. Esta idea resulta más
comprensible si se considera que religio
o religión, significaba precisamente lo contrario para los romanos. Para los
entendidos, Religio viene de re-legere (‘reagrupar, ordenar’), así
que, dentro de la preocupación romana de realizar el culto dentro de normas
rígidas, una exageración, como hacer sacrificios todos los días, podía llegar a
ser entendido como un defecto; estos hechos dan cuenta de que para los romanos,
el supersticioso podía llegar a ser una persona afectadamente religiosa.
Las
supersticiones romanas estaban en gran parte relacionadas con el mundo de la
naturaleza; al respecto, se conoce que los romanos leían presagios de desastres
en el croar de los cuervos, y encontraban protección contra el mal de ojo,
entre las hojas del acebo. Junto a esta consulta de los augurios, iba una fe en
las propiedades mágicas, generalmente medicinales -de plantas y animales-. Entre
otras, se conocían las siguientes creencias:
·
La lechuza: Se creía que esta ave presagiaba
desastres. Horacio afirmaba que las brujas usaban plumas en sus pócimas.
·
El ciclamen: Los romanos creían que los
hombres que estaban perdiendo el pelo podían evitarlo oliendo partes de esta
planta.
·
Campanas: Se suponía que el tañer de campana
junto a la mujer que estaba dando a luz aliviaba los dolores de parto.
·
Abejas: Se creía que estos insectos sagrados
eran mensajeros de los dioses, y que su presencia traía buena suerte.
·
La peonía: Esta flor, así llamada según Peón,
dios de las curaciones, era considerada de propiedades curativas mágicas.
·
El águila: Ave sagrada de las legiones
romanas; se decía que esta ave rapaz, de vuelo rápido, producía rayos y
truenos.
SUPERSTICIONES POPULARES
A
continuación, se presenta un registro de las supersticiones más conocidas y
populares; se organizó la lista en orden alfabético para dar cierto orden al
material. En general, se tomó la información de diferentes fuentes y se editó
el producto final para evitar repeticiones innecesarias.
BOSTEZAR. Taparse la boca al bostezar sugiere buena
suerte y proviene de la costumbre de hacer la señal de la cruz sobre la boca
abierta, para evitar que se metiera el demonio, debido al dicho popular:
"por puerta abierta, el Diablo se cuela"; por otra parte, también se
pensaba que en una de esas exhalaciones se podía escapar el alma”. Es evidente
que no se trata solamente a la intención de guardar las formas, esconder la
dentadura o el deseo de no difundir los gérmenes, sino que tiene un significado
más profundo. En el libro Superstitions
oÍ Ireland, de Sperenza Wilde se puede leer que hacer la señal de la cruz
delante de la boca al bostezar impedía que el diablo se introdujese en el
cuerpo y estableciera en él su morada; por esta razón, las madres cerraban la
boca del bebé o hacían le señal de la cruz delante de ella, cuando lo veían
bostezar. De esta costumbre ancestral deriva el gesto actual de taparse la
boca.
CACTUS. Se cree que colocar cactus en las ventanas es
un hecho de buena suerte; en este sentido, una creencia popular afirma que esta
planta aleja el mal de la casa. Resulta obvio que su gran capacidad para
absorber la humedad del ambiente lo convierte en un poderoso protector contra
los espíritus malignos, que necesitan la humedad para desarrollarse. La
costumbre de colocar cactus en las puertas y ventanas, observada en toda la
cuenca mediterránea europea y asiática, proviene de la creencia que si los
espíritus encuentran agua a su paso, pueden ahogarse al cruzarla y quedar así
retenidos en ese sitio.
CIGARROS. Encender tres cigarrillos con la misma
cerilla es mala suerte; se cree que en una guerra -no se sabe con precisión
cual, y en ocasiones se habla de la Primera Guerra Mundial, en otras de la
Guerra Civil Española’- tres soldados encendieron sus cigarrillos con la misma
cerilla y el enemigo vio la llama del primero, apuntó en la del segundo y
disparó sobre el tercero.
CRUZAR DEDOS. Se dice que esta superstición aleja la mala
suerte porque representa la
cruz de Cristo. Antes de la era cristiana, existía
la costumbre que dos personas enlazaran sus dedos índices formando una cruz
para expresar un deseo; una apoyaba a la otra mentalmente para que éste se
cumpliera. La cruz, en la era pre cristiana, siempre ha sido el símbolo de la
perfección y en su unión residían los espíritus benéficos. La costumbre se ha
ido simplificando hasta nuestros días, donde se da por válido cruzar dos dedos
de una mano. Es frecuente, cuando se formula un deseo, se dice una mentira o se
encuentra uno ante un peligro, cruzar los dedos, concretamente el mayor sobre
el índice; este gesto, que evoca una cruz, conjura la mala suerte y aleja las
influencias maléficas, según los supersticiosos. Desde los primeros tiempos del
cristianismo se creía que, replegando el pulgar bajo los otros dedos, se
alejaba a los fantasmas y malos espíritus, o bien haciendo esa operación con
las dos manos y dejando que el pulgar asome entre el índice, dedo consagrado a Júpiter,
y el mayor, dedo del pecado dedicado a Saturno; no obstante, algunos autores
piensan que, aunque el simbolismo de la santa cruz en este gesto resulta obvio,
el origen primero es mucho más primitivo que la cruz cristiana y se remonta a
los más antiguos tiempos paganos.
CUADRO DE LA GIOCONDA. Tener un cuadro de la Mona
Lisa o Gioconda en la sala, según la tradición, produce que el marido se vaya y
deje el hogar; algunos piensan que por lógica simple se saca esta
interpretación; ya que cuando el marido llega a la casa y encuentra a su mujer
de mal humor, siente la añoranza de la otra, Mona Lisa, con sonrisa enigmática,
tez lozana, con el rostro lleno y rebozado de paz.
ESCALERA. La escalera con las superficies del suelo y
la pared forman un triángulo, representación de la Trinidad; por lo tanto,
cruzarla consiste en atentar contra dicho dogma, o también representa una
puerta de entrada al mundo de los espíritus. Cuando
se pasa por debajo de una escalera, se asocia la idea con el miedo al patíbulo.
Antiguamente, debido a la gran altura que éste solía tener, había que usar una
escalera de mano para colocar la soga en la posición correcta, así como para
retirar después el cadáver del condenado, cualquiera que pasara por debajo de
la escalera corría el peligro de encontrarse con el muerto y de ahí viene la
superstición. De aquí que pasar debajo de una escalera es de mala suerte y se
incursiona en el triángulo que forma ésta con la pared. Antiguamente se pensaba
que todos los triángulos eran un símbolo sagrado, tanto las pirámides como la
trilogía de la Santísima Trinidad y, por lo tanto, era un sacrilegio pasar bajo
ese arco. Se cree que, una vez que se había pasado, el mal se conjuraba
cruzando los dedos, escupiendo una vez bajo la escalera o tres veces después de
cruzarla. Otra creencia proviene de los cuadros de la crucifixión, en los
cuales figuraba una escalera bajo la cual Lucifer veía con furia cómo Jesús
moría para salvar a la humanidad; de ahí la costumbre de santiguarse para
preservarse de las furias del Diablo o ahuyentar el peligro.
ESCOBA. Si alguien barre, todos evitan que por
accidente o no, le sean barridos los pie, porque el conjuro o el maleficio que
ocasiona este acto, es que el afectado no contraiga matrimonio. Otra
superstición, unida a la escoba, consiste en colocarla al revés detrás de la
puerta, en virtud de que este hecho genera buena suerte; aunque, algunos
piensan que, en realidad, no se puede hablar realmente de buena o mala suerte.
A las brujas siempre se las ha descrito subidas en una escoba para acudir a los
aquelarres; de ahí que antiguamente se creyera que colocando una escoba a las
puertas de una casa donde se sospechaba que había entrado una, ésta no
resistiría la tentación de cogerla y salir volando. Así, si llega una visita molesta,
hay que colocar una escoba invertida detrás de una puerta y el inoportuno
abandonará tu casa. Por su parte, si se lleva una escoba usada al cambiarse de
casa se traerán con ella las desgracias del hogar
ESCUPIR. El acto de escupir no parece ser de buena
educación, pero sí de buena suerte; se cree que escupir evita males. Plinio
dejó escrito en su historia natural: "es sorprendente, aunque fácilmente
comprobable, que si alguien ha sido golpeado y se escupe enseguida en la palma
de la mano del agresor, el dolor de la víctima se alivia al momento. Algunos
incrementan la fuerza de sus golpes escupiendo en sus manos antes de realizar
cualquier esfuerzo". Se dice también que con esa fuerza se podía golpear
mejor al Diablo.
ESPEJO ROTO. Los romanos creían que la salud de una
persona cambiaba cada siete años y que los espejos, al reflejar a una persona
mostraban su salud, así que romperlo significaba siete años de mala salud. Cuando se rompe un espejo, se tienen 7 años de mala
suerte y maldición. El espejo siempre fue un elemento mágico de adivinación y,
si se rompía, era para no mostrar una imagen aterradora del futuro. Las
supersticiones relativas al espejo se cuentan entre las más citadas en todo el
Occidente cristiano, quizás por su uso adivinatorio; al respecto, se debe saber
que la catoptromancia, es el arte de adivinar por el espejo y procede de Persia;
además, aunque tuvo un relativo éxito durante la antigua Grecia y la Edad
Media,
fue duramente perseguida por la Iglesia. Es probable, sin embargo, que estas
supersticiones obedezcan a la idea de que nuestro reflejo es otra versión del
original y, si causamos desperfectos en el espejo, nos hacemos daño a nosotros
mismos. Así, dañar el espejo es hacer lo mismo con el alma, y aquí es donde
entra la superstición de que la rotura de un espejo trae mala suerte durante
siete años. Este período se debe a la creencia de que el cuerpo experimenta un
cambio en la constitución fisiológica cada siete años.
ESTORNUDO. Decir "Jesús" o "Salud"
cuando alguien estornuda es indicio de buena suerte y esto se debe a que el
estornudo era el principio de muy diversas enfermedades y por eso se pedía a
Dios que apartase el peligro de cualquier infección; también se dice que era
para evitar que entrara el demonio a través de la boca. Los egipcios y griegos
veían en el estornudo un augurio; por eso, era bueno estornudar por la tarde,
mientras que hacerlo al levantarse de la cama o de la mesa podía ser nefasto;
sin embargo, aquel que había estornudado al nacer era tenido por dichoso. El
estornudo hacia la izquierda siempre ha sido un signo de mal agüero, pero muy bueno,
cuando se daba hacia la derecha. En todos los casos, los griegos exclamaban
¡Vivid! y ¡Que Zeus te conserve! Por su parte, los romanos empleaban la
expresión, ¡Salve!, ante tal circunstancia; y serían los primeros cristianos
quienes sustituyeron la invocación a dioses paganos por el suyo. Se dice que
durante la epidemia de peste que hubo en Roma en el año 591, bajo el
pontificado de Gregorio I, los afectados morían estornudando y que, de tal
circunstancia, proviene el ¡Dios te bendiga! Que, más tarde, se simplificaría
diciendo ¡Salud!, ¡Jesús! o expresiones semejantes.
GATO NEGRO. Cruzarse con un gato negro es una superstición
con varias interpretaciones; si el gato cruza a la víctima hacia la derecha, el
mortal será víctima de maleficios y mala suerte en la casa, si por el contrario
cruza a la izquierda el mortal será víctima de la mala suerte en la calle. En
el mundo del misticismo, los gatos son portadores de un poder mágico
infinitamente superior al del hombre; con toda probabilidad, esta antigua
creencia deriva de la adoración a la diosa egipcia Bubastis, que tenía forma de
gato. Los egipcios estaban convencidos de que los gatos poseían alma, y prueba
de ello son los restos momificados de estos felinos, que se cuentan por miles,
hallados en las excavaciones arqueológicas. En la Edad Media, las brujas
convirtieron al gato negro en un elemento imprescindible para efectuar sus
rituales y hechizos. Hoy en día, los supersticiosos temen al gato negro que se
cruza en su camino, porque es un hecho que representa con claridad el conflicto
que existía entre la Iglesia, la cruz y las prácticas paganas de la brujería.
La superstición de temer que un gato negro se cruzara en te camino se remonta a
la Edad Media, en donde se creía que estos felinos poseían espíritus demoníacos por eso siempre estaban con las brujas. Aunque
en Egipto se creía que el gato era la reencarnación de los dioses, siglos
después, la Iglesia Católica lo consideró
como la reencarnación del diablo, por
lo que eran quemados; en este caso, el negro se identificaba con el diablo por
ser el color de la noche. En casi toda Europa y en Norteamérica se cree que un
gato negro trae mala suerte si se aleja de la persona, pero buena suerte si
camina hacia ella. Con respecto a las siete vidas del gato, se acota que su
excepcional resistencia y fortaleza, capaz de sacarlo indemne de situaciones en
las que otros animales perecerían con toda seguridad, llevó a la idea de que
este felino tenía más de una vida. No hay duda de que sus hábitos nocturnos,
sus ojos refulgentes en la oscuridad, su sobresaliente agilidad y su pose
majestuosa contribuyeron a que nuestros antepasados sintieran una especial
admiración e, incluso, veneración por este animal. Se cuenta que, por ejemplo,
Mahoma se cortó la manga de su vestimenta para no perturbar el sueño de su gato
que dormía sobre ella; el profeta veía en él “una criatura digna del mayor
respeto y de un tratamiento afectuoso”. También se cree que la razón de que a
los gatos se les otorgue popularmente hasta siete vidas, tenga posiblemente un
origen esotérico; existen muchas culturas para las que los números poseen una
significación concreta y el número siete fue considerado en la Antigüedad como
de buena suerte, ya que era una trinidad de trinidades” y, por lo tanto,
adecuado para el felino.
HERRADURA. Colgar una herradura detrás de la puerta da
buena suerte; según los griegos, el hierro -en forma de media luna- protegía de
los hechizos, así que la herradura colocada en la puerta impedía la entrada de
las brujas y del mal. Tradicionalmente se creía que las herraduras otorgaban
más suerte eran las de los borricos, porque tienen siete agujeros, un número
mágico por excelencia. La costumbre de la herradura colgada en la puerta
procede
de Italia y la creencia de que atraían la buena suerte era muy tenida
en cuenta por la gente de los pueblos. Clavada o colgada en una puerta, atrae
las energías del cielo porque simboliza la fuerza del caballo y su enorme
utilidad, al menos en tiempos pasados, en las labores del campo y en las
guerras. Cuando se coloca, vuelta al lado derecho y en posición horizontal,
representa la C, inicial de Cristo.
MADERA. La buena suerte llega cuando se toca madera y
un posible origen de esta superstición tiene que ver con los trozos que se
conservaron de la Santa Cruz. Otra vertiente del origen de esta creencia
proviene de Estados Unidos, donde hace 4.000 años los indios veneraban al roble
como la morada de los dioses; este material simboliza también la protección
maternal y aleja el peligro. Durante muchos siglos antes del
cristianismo, los pueblos célticos de Europa rendían culto a los árboles por
considerarlos los templos de la santidad y la principal presentación de los
dioses era la Tierra. El árbol servía como medio para enviar la dolencia, o el
mal hacia la tierra; también se recurría a este vegetal si la mala suerte
visitaba a un hombre bajo la forma de demonios o si iba a librarse una batalla;
en estos y otros casos, el sacerdote druida celebraba una serie de ritos y ensalmes en las llamadas enramadas sagradas, lugares que equivalían a las
modernas iglesias. Resultado de estas creencias es la costumbre de tocar madera
como signo de la buena suerte, porque atrapa al espíritu maligno y lo hace caer
a tierra.
MAL DE OJO. Por su lado, la mala suerte llega si alguien
echa el “mal de ojo”; al respecto, tradicionalmente se ha creído que, al
reflejarse en la pupila de un ojo, es posible quedar atrapados por ella. Por
esto, desde la antigua Roma hasta la Edad Media, las personas que sufrían de
cataratas u otro defecto visual, a menudo, eran sacrificadas en la hoguera. Por
su parte, en Grecia, Turquía y Egipto, está muy extendida la creencia de que
existen personas con poderes maléficos en la mirada; incluso, aunque sea de
forma inconsciente pueden hacer daño si fijan sus ojos en algo. Antiguamente se
atribuía al mal de ojo enfermedades de origen desconocido; se acusaba a las
brujas, los gitanos, los gafos y a los bizcos de afectar, sobre todo, a los
niños; para protegerse, hay que llevar ajos, oro y plata, ojos de crista azul y
herraduras.
MARTES 13. “En martes 13, ni te cases ni te embarques,
ni de tu casa te apartes”, así reza el dicho; porque ese día siempre se
relaciona con desdicha. El martes es un día de mala suerte
y la maldición del
número trece tiene su origen en la última cena de Jesucristo con los doce
apóstoles, en la que fue delatado; por esto, se cree que si se sientan a comer
trece personas en una misma mesa, una de ellas morirá antes de un año. El día
de la semana varia, según el lugar, por ejemplo: en España, México y Grecia se
teme al martes trece; y en los países anglosajones al viernes trece, porque en día
viernes, según la tradición, fue crucificado Jesús.
MIEDO A LAS SOMBRAS. Antiguamente, la gente crédula buscaba
en las sombras proyectadas por los troncos que ardían en la chimenea, la imagen
de una silueta humana sin cabeza; esto significaba para la persona que la
proyectara, su muerte antes de la próxima víspera de Navidad; éste era el plazo
para los cristianos, pero en épocas anteriores se utilizaron otras fechas
celestiales o estacionales. No cabe duda de que las sombras ocupan una parte
importante de los miedos relacionados con el cuerpo, ya que su presencia o
ausencia, estaba relacionada originariamente con creencias religiosas y
paganas. Las interpretaciones más antiguas del cuerpo y el alma afirmaban que
la segunda podía, bajo determinadas circunstancias, abandonar la envoltura
carnal y alejarse de camino a la otra vida. Para las culturas más primitivas,
el alma estaba conectada a las sombras, cuando no eran la misma cosa. Una de
las circunstancias en las que la persona podía perder el alma sucedía cuando un
vampiro se acercaba por detrás y clavaba la sombra de la víctima en la pared.
De este modo, el ente maligno tomaba
posesión del cuerpo. A la sombra de los difuntos también había que protegerla
de posibles infortunios; en este sentido, se conoce que en la Europa medieval
existía la creencia de que, si una persona moría por la noche y su espíritu —o
lo que es lo mismo, su sombra— se alejaba, podía correr peligro de que cruzara
por una extensión de agua -un río, un lago- y no pudiera llegar a la otra vida.
De manera que la sombra volvía al cuerpo de su dueño y se convertía en un
muerto ambulante, una variedad de vampiro. De ahí nació la costumbre de algunos
de tapar los barriles que contienen agua de lluvia y afán de ciertos pueblos
por construir puentes.
MONEDAS EN EL POZO. Tirar monedas a un pozo o una fuente es
un hecho que atrae la buena suerte; esta creencia viene del antiguo rito
adivinatorio de arrojar alfileres o piedras a un pozo, con el fin de saber si
un hecho se iba a cumplir o no. Si al caer salían burbujas, significaba que lo
que se había solicitado se llegaría a cumplir.
PAN. El hecho de colocar el pan boca abajo en la
mesa o dejarlo caer al suelo atrae la mala suerte, porque el pan es un alimento
básico y su uso ha generado creencias en su forma de elaborarlo, cortarlo, comerlo
y ofrecérselo a los demás. Ponerlo boca abajo se supone que traerá mala suerte,
por tratarse en realidad de una ofensa al cuerpo de Cristo; asimismo, cuando se
caiga al suelo es costumbre besarlo y hacer tres cruces para alejar las
desgracias.
PARAGUAS. Abrir el paraguas bajo techo es de mala
suerte y la primera noticia que se tiene de esta creencia data del siglo XVIII
en Inglaterra, donde creían que daba mala suerte por la negatividad que existía
entre el paraguas y la casa, ya que ésta protege a sus habitantes y no tolera
ninguna protección adicional. Si alguien lo abría sobre su cabeza, podría morir
antes de que acabase el año. Ningún supersticioso tendría jamás la osadía de
abrir un paraguas
dentro de una casa; otro de sus orígenes se remonta a la época
en que los reyes orientales y africanos lo usaban sólo a modo de sombrilla para
protegerse de los rayos solares. Debido a su conexión con el astro rey y porque
también su forma simboliza el disco solar, abrirlo en un lugar sombreado, fuera
de los dominios del Sol, era considerado un sacrilegio; es probable que la
superstición se reforzara cuando los paraguas llegaron a Europa y empezaron a
ser empleados casi exclusivamente por los sacerdotes en los oficios de los
difuntos, sin otro fin que protegerse de las inclemencias del tiempo.
PATA DE CONEJO. Se cree que la atribución de los poderes
mágicos de la pata de conejo se debe a que su figura era tallada en tótem como símbolo de protección. Por
esta razón cualquier persona que poseyera cualquier parte del animal iba a
estar protegido de cualquier mal. Llevar una
pata de conejo es de muy buena suerte; su origen se basa en la antigua creencia
de que cada pueblo descendía de un animal, que no podía ser cazado ni comido.
Seis siglos antes de Cristo ya era utilizada como amuleto para alejar el mal; Además,
la pata de conejo era también un símbolo fálico capaz de hacer fértiles a las
mujeres. Otras versiones indican que la extraña tradición de
llevar una pata de conejo en el bolsillo para atraer la suerte, no nace de este
animal, sino de la liebre. En las regiones medievales de Europa existía la
creencia de que las brujas se transformaban en liebres para sorber la leche de
las mujeres
que habían dado a luz. ¿Pero cómo nace esta creencia? Antiguamente,
las cabras, vacas, cerdos, liebres y otros animales de granja entraban
libremente en la casa de sus amos, ya que la familia aprovechaba su calor
corporal para protegerse del frío invernal. Los campesinos criaban liebres para
comérselas y las cuidaban con esmero y cariño. De hecho, por ejemplo, los
antiguos británicos pensaban que estos animales eran criaturas mágicas a las que
no se debía ingerir. Algunos tratados de la época mencionan que las mujeres
embarazadas, sobre todo durante la época de lactancia, acostumbraban a sentarse
en un rincón del hogar y ponerse en el regazo uno de estos nobles animales para
que las calentara; a cambio, dejaban que la liebre tomara de su pecho. La
tradición popular; como ya se ha mencionado, aseveraba que durante la caza de
brujas, éstas se transformaban en liebres y se colaban en las casas de los
campesinos para salvarse del peligro. Incluso había una manera de reconocer el
engaño: si la liebre, una vez atrapada, resultaba difícil de despellejar o
cocinar, entonces la bruja se había transformado en animal antes de morir. La
idea de que la pata de liebre trae buena suerte nació de la primitiva creencia
de que los huesos de sus patas curan la gota y otros reumatismos, así como los
calambres; para ser eficaz, el hueso debía tener una articulación intacta; en
fin, por ser tan parecidos, la liebre y el conejo, se unieron en la misma
fuente de las supersticiones relativas a sus virtudes mágicas.
PEREJIL. En la Antigua Grecia el perejil estaba
considerado como una planta sagrada que simbolizaba el triunfo y la
resurrección. Llevados por esta creencia, los griegos adornaban las tumbas con
coronas de perejil; por esto, se le considera un elemento de buena suerte.
PESTAÑA. Una pestaña caída trae buena suerte, si se
conoce el ritual; el Diablo las colecciona y, según la tradición, perder una
pestaña, significa correr toda clase de peligros. De manera que, si se cae una
pestaña, hay que colocarla en el dorso de la mano, lanzarla por encima del
hombro o situarla en la punta de la nariz, soplarla para que salte y pedir un
deseo.
PIE DERECHO. Levantarse con el pie derecho es buen
augurio; en culturas como la hindú o en los países asociados al Islam
generalmente se tiene una connotación mala al lado izquierdo del cuerpo, por
ser impuro; por esta razón es mejor levantarse con el pie derecho, el lado de
la pureza. Parece ser que la superstición nace de la noción de que cualquier
cosa zurda era antinatural una idea que se basa en que la mayoría Levantarse
con el pie derecho. La tradición dice que, para que el día no se tuerza, hay
que apoyar en primer lugar el pie derecho. La respuesta a esta costumbre podría
hallarse en el mundo de los pescadores. Durante el siglo XIX, ningún pescador
en su sano juicio de los seres humanos son diestros; por regla general, todo lo
que se refiere a la derecha es calificado de favorable por los supersticiosos,
quizás alentados por la tradición bíblica, donde la derecha corresponde al
camino del Paraíso y es la posición en la que están sentados los elegidos por
Dios. La izquierda representa el reverso de la moneda; los romanos, por
ejemplo, hacían presagios observando el vuelo de los pájaros y si volaban hacia
la izquierda significaba mal agüero. De hecho, en latín, izquierda se dice sinester, que dio origen al adjetivo “siniestro”.
En España puede tener su origen en la tradición celta y en el movimiento solar,
siempre hacia la derecha. El efecto negativo se elimina al santiguarse tres
veces.
SAL. Derramar sal es un presagio del diablo y, para
evitar la mala suerte, se debe echar sal sobre el hombro derecho para que el
maligno se vaya. En la Antigüedad, la sal representaba
riqueza, por lo que, al parecer, este mito tiene su origen cuando Roma conquistó
y arrasó con la ciudad de Cartago, porque los soldados romanos vertieron sal
sobre los restos de la ciudad, para que ninguna planta volviera a crecer en
ella. También se cree que en la Antigüedad era común dar paga con la sal, (de
ahí surge el salario); así que si se derramaba este producto, se consideraba un
desprecio hacia el dinero y por ende suponía la futura falta del mismo. Otro origen
data del año 3.500 a.C., época en la que se consideraba la sal como
incorruptible y se la convirtió en símbolo de amistad; de ahí la creencia de
que si se derrama
la sal, la amistad se romperá; se insiste con el hecho para
contrarrestar ese supuesto efecto maldito, echar una pizca de la sal derramada
sobre el hombro izquierdo. Otra versión sustenta con énfasis el asunto del
sueldo: antes los sueldos se pagaban con sal, de allí proviene, como se ha visto
en líneas anteriores, la palabra “salarios” ostentada por los sueldos que
cobran los trabajadores. Cuando los antiguos retiraban de los bancos de sal, sus
salarios, para evitar responsabilidades por si se rompía la bolsa o se
derramaba, uno no tomaba la bolsa hasta que el otro la suelte, para desligarse
de un eventual conflicto, luego se derivó la superstición.
SERVILLETAS. Doblar la servilleta usada, o guardar una
servilleta en su servilletero al final de una comida quebrantará la amistad.
SOMBRERO. Poner un sombrero sobre la cama es presagio
de mala suerte; en España e Italia, se cree que algo malo va a ocurrir cuando
esto sucede. Otro significado sugiere que se puede quedar la mente en blanco y
esta creencia viene, probablemente, del simbolismo del sombrero, que representa
la cabeza y los pensamientos; por eso, es símbolo de identificación personal.
TIJERAS. Dejar las tijeras abiertas acarrea mala
suerte; este instrumento debe permanecer cerrado mientras no se usa porque
atrae malos augurios. Si se cae al suelo y queda con las puntas abiertas
apuntando hacia la persona, se debe recoger y echar sal por encima del hombro
izquierdo para ahuyentar los malos espíritus. En Grecia se creía que la Muerte
(la Parca) cortaba con las tijeras el hilo de la vida, así que de alguna forma los
objetos cortantes dirigen el destino y son símbolo de muerte repentina.
TRÉBOL. Encontrar un trébol de cuatro hojas atrae la
buena suerte; es un símbolo sagrado para los druidas de las Islas Británicas,
que ya en el año 200 a.C. pensaban que si se poseía uno, era posible ver a los
demonios. Según la leyenda, cuando Eva fue expulsada del Paraíso se llevó un
trébol de cuatro hojas; por eso, desde entonces, se cree que da suerte.
VELAS. Apagar las velas de un soplido indica buena
suerte; al respecto, fue en la Baja Edad Media alemana, cuando surgió la idea
de colocar en las tartas de cumpleaños tantas velas como años cumplían los
niños, más una. Para dejar atrás los años cumplidos y pasar a los siguientes,
se debían apagar todas las velas de un solo soplido.
VIERNES 13. Algunos historiadores sugieren que el origen
de esta creencia es cristiano y se remonta a la Última Cena, que tuvo trece
comensales y tras la cual se produjo la crucifixión de Jesús precisamente en un
viernes. Por otra parte, desde tiempos remotos, el número 13 ha
sido fatídico y su coincidencia con el día viernes no puede ser de peor agüero.
VINO Y CHAMPÁN. Cuando se derrama el vino en la mesa, se
debe aplicar en seguida un poco del mismo sobre la frente, para atraer la buena
suerte; si se trata de champán, se tocará levemente con la punta de los dedos y
se frotará sobre el lóbulo de la oreja, para conseguir toda clase de felicidad
y dicha. Esta bebida espumosa también se suele romper contra los barcos en su
botadura para desearles con este gesto buena suerte en su travesía.
ZUMBIDO. Sentir un zumbido de oídos es un signo de
buena serte. En este sentido, cuando silban los oídos, se debe pedir a alguien
que diga un número y la letra del alfabeto correspondiente a dicho número, será
la primera del nombre de la persona con la que se contraerá matrimonio.
Recordar que "el izquierdo para el amor y el derecho para el rencor".
También se cree que si uno se pellizca inmediatamente el oído derecho cuando se
sienta un zumbido, la persona que está criticando se morderá la lengua.
OTRAS SUPERSTICIONES
·
NOCHE BUENA Y NAVIDAD
Son muchas las creencias que van pasando de
pueblo en pueblo y de boca en boca; por eso, en el tiempo se preservan o
cambian, pero siempre traen reminiscencias del pasado, de aventuras e
historias. Cada superstición trae consigo un relato, un viaje a otra época…su
permanencia en el tiempo genera chispas que pueden encender la imaginación. Las
fiestas navideñas son dignas de recordar por sus tradiciones familiares, pero
también por las creencias que traen consigo los deseos de prosperidad.
1. Barrer
las malas ondas. Antes de convocar a las buenas vibraciones, es preciso limpiar
el ambiente para recibirlas. Muchos confían en que las escobas son el
instrumento adecuado para esta tarea. ¿Cómo? Muy fácil, hay que barrer toda la
casa y arrojar por la puerta la suciedad (jamás debe levantarse el polvo y
tirarlo a la basura dentro del hogar). Así se eliminan todo lo negativo del año
que termina. Algunos practican una versión un poquito más sofisticada de este
ritual. Primero esparcen sal en todos los rincones -en general lo hacen el 23 o
el 30 de diciembre- para que absorba las malas energías. Luego, el día de
Nochebuena o de Nochevieja, la barren a conciencia arrastrándola hacia afuera. Existe
otra variante similar: echar un cubo de agua por la puerta de la calle hacia afuera
para que se lleve todo lo malo.
2. Prender
velas de distintos colores. Las velas de colores amarillo y ocre ayudan a
atraer la abundancia, en todo sentido. Las velas de color azul y celeste atraen
la paz y la armonía, las verdes atraen la salud, mientras que las de color rojo
atraen el amor y la pasión. Las velas bancas son consideradas de limpieza y
ayudan a atraer la claridad y la iluminación en los proyectos. Las anaranjadas,
por su parte, colaboran en atraer la inteligencia y el éxito. Hay que
incluirlas en los centros de mesa y recordar que, a la medianoche, al menos una
vela debe estar encendida.
3. El
color de la ropa interior varía con la moda de cada año y no hay un acuerdo
total acerca de si debe ser rosada, roja o amarilla; pero lo que está claro es
que debe ser nueva y regalada por un amigo o familiar el 24 de diciembre para
estrenarla el 25.
4. Comer
doce uvas, una por cada campanada es una costumbre importada de España que se
ha difundido mucho; al tragar cada uva (hay quienes usan pasas), se debe pedir
un deseo. La gracia es hacerlo sincronizado con las campanadas que marcan las
12 de la noche del 31 de diciembre.
5. Para
el momento de usar las copas en el brindis no se debe levantar la copa con la
mano izquierda. Aunque la persona sea zurda, debe hacerlo con la derecha o
tendrá mala suerte; para mayor efectividad, se darán tres saltitos con el pie
derecho, en forma simultánea con el “chin-chin”. Otra costumbre para espantar
la mala onda y atraer energía positiva consiste en estrenar copas nuevas cada
año: primero se brinda con las viejas, a continuación se las arroja al piso para
que rompan y luego se vuelve a brindar con las nuevas. Se las usa todo el año y
en el siguiente 31 de diciembre, se repite el ritual.
6. Para
evitar penas de amor, conseguir pareja o dar un avance hacia algo más formal en
la actual relación, recomiendan vestir ropa interior amarilla. Se debe poner al
revés y después de la medianoche darla vuelta y usarla del derecho. Si lo que se
quiere es olvidar de una vez por todas a la persona, se deja toda la Nochebuena
un recipiente grande con agua en la ventana, el balcón o el patio. Después de
las doce, tíralo afuera.
7. Para
obtener dinero, la clave es comer lentejas: en guiso, en ensalada, solas, como
sea; lo importante es la cantidad. Cuantas más se coman, más chance habrá de
que la fortuna sonría en el nuevo año. Una variante es guardarlas en el
bolsillo y arrojarlas sobre el hombro luego de las 12. Otro truco que, dicen,
no falla: esconde siete monedas doradas debajo del arbolito de Navidad.
Tradicionalmente debían ser de oro, hoy con cumplir el requisito del color
parece que alcanza. Hay quienes prefieren ocultar unos medallones de chocolate
con cubierta dorada que asemejan monedas. Así no sólo piden billetes en
abundancia, sino también dulzura. En algunas casas, suelen sacar billetes,
sobre todo los escasos dólares y los guardan como amuleto en las carteras.
Otros recomiendan sentarse sobre dinero durante la cena de Navidad o de
Nochebuena.
8. Para
realizar un viaje, se sacan las maletas y se da una vuelta por toda la casa (o
alrededor de la manzana); esto hace que el deseo se cumpla.
9. Para
quien desee quedar embarazada, debe beber un vaso de leche justo a las 12 de la
noche del 31 de diciembre.
10. Si
el objetivo es cambiar de empleo, se colocarán tres hojas de laurel en el zapato
el 31 de diciembre. Al día siguiente, se deben quemar.
11. Para
conocer las predicciones del año nuevo, se puede recurrir a un truco casero:
llenar una bolsa con cuatro piedras, una pintada de amarillo, otra de rojo,
otra verde y la cuarta de cualquier color, sin pintar. La bolsa se va pasando
de mano en mano en la mesa de Noche Vieja y cada uno debe meter la mano y sacar
una piedra, sin que los demás vean cuál le toca, y volverla a guardar para
seguir con la ronda. El color amarillo augura dinero y prosperidad, el rojo es
símbolo de buena suerte en el amor y el verde predice la buena salud o
nacimientos. Quienes saquen la piedra sin pintar serán los más afortunados:
significa éxito en todo. Para que las predicciones se cumplan no hay que
revelar el color de la piedra a los demás.
·
BODAS
El
día de las nupcias y los siguientes al evento recuerdan muchas costumbres
seguidas por las personas. Para tener buena suerte en esos momentos tan
especiales para la nueva pareja, es interesante conocer algunas creencias populares.
1. El
día de la boda, llevar “algo prestado, algo nuevo, algo azul y algo viejo” es
un motivo de buena suerte; aunque no se precise cuándo comenzó esta costumbre,
muchas novias la toman en cuenta porque “algo prestado” representa el presente,
“algo viejo” el pasado, “algo nuevo” el futuro y “algo azul” simboliza la
pureza.
2. Que
el novio vea a la novia antes de la ceremonia o que ella se mire al espejo es
de mala suerte. Antiguamente se consideraba que hacer cualquiera de estas dos
cosas era sinónimo de adelantar acontecimientos; otra explicación es que la
novia no podía mirarse en el espejo antes de celebrarse el matrimonio si estaba
completamente ataviada, porque se proyecta su imagen de casada antes de estarlo
y esto podía hacer que los dioses pusieran en duda su derecho a contraer
matrimonio; en este caso, si deseaba ver su aspecto, deberá dejar sin ponerse
los guantes o alguna otra prenda.
3. Besarse
los novios al final de la ceremonia es positivo porque el beso era el símbolo
de la consumación del matrimonio. En la Antigüedad, los contrayentes hacían el
amor públicamente para consumarlo.
4. Arrojar
arroz en una boda indica buena suerte y prosperidad. Antiguamente se tiraban
trocitos de dulce a la novia, como símbolo de felicidad y de fertilidad; pero
en la época de vacas flacas se les tiraba trigo o arroz, ya que era bastante
más barato.
5. Entrar
en el nuevo hogar alzando a la novia es positivo para los nuevos esposos; se
cree que con este gesto se protegía a la novia de los hechizos, además de
evitarle que fortuitamente tropezara al pasar la barrera del mundo exterior al
interior e íntimo del hogar, símbolo de mal agüero; y por otro, para que no
perdiese la virginidad por obra de la tierra en vez de por su marido.
6. Ir
de luna de miel es buen comienzo; el viaje post nupcial proviene de la huida
que en tiempos de Atila, rey de los hunos, seguía al rapto y matrimonio de la
hija, y se llama así por la costumbre de que los novios bebieran un brebaje
durante el viaje que contenía vino y miel.
Con todo este bagaje de creencias, es bueno saber acerca de su existencia porque, además de cultura general, mucha gente sabe que las brujas no existen, pero “de que vuelan, vuelan”.
FUENTE
Colucci,
S. (20011. Sep, 22). Supersticiones de
nochebuena y navidad. (On line). Disponible: http://horoscopia.blogspot.com/2008/12/supersticiones-de-nochebuena-y-navidad.html (Consulta: 16/08/13)
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Ferreira,
Joao. (2011. Enero, 4). Supersticiones
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