Buscar

miércoles, 4 de agosto de 2010

EL CANTAR DEL MIO CID


1.- Contexto histórico y social
En la poesía medieval había dos escuelas o mesteres - oficios - : el mester de juglaría, propio de los juglares, y el de clerecía, propio de los clérigos. Entre el mester de juglaría cabe resaltar como características principales la presencia de versos irregulares, que oscilan entre diez y veinte sílabas, y que son mayoritariamente monorrimos, rimando siempre en asonante.
El juglar era el que divertía al rey, a los nobles o al pueblo. Se ganaba la vida ante un público para recrearlo con la música, la literatura, la charlatanería o con juegos de manos, de mímica, de acrobacia, ... También servían como órganos de publicidad y de influencia en la opinión.

2.- Los cantares de gesta. Origen de la épica romance
Los poemas épicos son narraciones en verso de carácter heroico. Su objeto era cantar o relatar la vida de personajes importantes, sucesos notables o acontecimientos de vida nacional que merecieran ser divulgados. Debido a su carácter oral la mayoría de ellos. Su probable origen es que un poeta, que se ha servido de materiales del patrimonio popular o colectivo, los haya redactado.
A lo largo de los siglos los romances se han visto influenciados por raíces germánicas, (la crueldad de las venganzas de la mujer), francesas, debido a las numerosas peregrinaciones a Santiago, y arábigas (las "archuzas", semejantes a nuestra épica).
3.- Autor y fecha del Poema
El poema fue escrito hacia el año 1110, inmediatamente después de sucedidos los hechos por primera vez por un juglar de la zona de San Esteban de Gormaz. En la actualidad, se tiene la siguiente investigación: Según Ramón Menéndez Pidal, sus autores podrían haber sido probablemente dos: el juglar de San Esteban de Gormaz y el juglar de Medinaceli. Esto se cree porque se da mucha importancia a lugares y hechos muy vinculados a estas dos localidades de Soria. Es posible que el juglar de San Esteban de Gormaz viviera en una época muy próxima al Cid, que lo hubiera podido conocer, incluso. Poco después de la muerte del héroe, el juglar de San Esteban de Gormaz podría haber escrito el Cantar de Gesta, en la primera mitad del S. XII. Años más tarde, el juglar de Medinaceli tomaría este cantar y lo modificaría, añadiendo algunas partes y variando otras. Este juglar sería el que incluiría más elementos irreales, el que hizo ganar en drama y ritmo interior al cantar, el que le añadiría más literatura. La versión del juglar de San Esteban de Gormaz dataría de 1110 y la del de Medinaceli de 1140. Hay que destacar el realismo geográfico del poema. Todas las ciudades que se mencionan en él existen y se las sitúa correctamente. Por lo tanto, es posible -y seguro que se va a explotar turísticamente- realizar una ruta del Cid, aunque los lugares que describe con más detalles son los próximos a estos dos pueblos sorianos, como ya se ha dicho.
Hay, por supuesto, otras teorías en torno a la autoría del cantar, incluso se dice que pudo haberse compuesto a finales del S. XII o principios del XIII en una versión única a cargo de un solo poeta que sería burgalés. La copia que se conserva en la Biblioteca Nacional es un códice copiado por otro juglar llamado Per Abbat. Esta copia está incompleta; le falta una hoja en el comienzo y dos en el interior y parece haber sido realizada a principios del siglo XIV para recitarla por pueblos y castillos. Algunos consideran este códice como el original y a Per Abbat como el autor del Poema.

4.- Partes y argumento
El Poema se divide en tres partes o cantares: cantar del Destierro, Cantar de las bodas y Cantar de la afrenta de Corpes
Cantar I. Cantar del Destierro: El Cid sale de Vivar, dejando sus palacios desiertos y llega a Burgos, donde nadie se atreve a darle asilo por temor a las represalias del rey. Una niña de nueve años le ruega que no intente la ayuda por la fuerza para no perjudicar a los moradores de la posada. En la ciudad se aprovecha de la avaricia de unos judíos. El Cid se dirige al monasterio de San Pedro de Cardeña, para despedirse de su esposa, doña Jimena, y de sus dos hijas, a las que deja confiadas al abad de dicho monasterio. Entra luego en tierra de moros, asalta la villa de Castejón y vence a los moros en varias ocasiones, recogiendo un rico botín del que envía parte al rey; continúa sus correrías y derrota y prende al conde Barcelona, liberándole poco después.
Cantar II. Cantar de las Bodas: Refiere fundamentalmente la conquista de Valencia. El Cid vence al rey moro de Sevilla y envía un nuevo presente al rey Alfonso VI, lo que permite el reencuentro del Cid con su familia. Poco después la ciudad es sitiada por el rey moro de Marruecos; el Cid le derrota y envía un tercer presente al rey Alfonso. Los infantes de Carrión solicitan al rey de Castilla las hijas del Cid en matrimonio y el rey y señor del Cid interviene para lograr el consentimiento de aquel y lo perdona solemnemente. Con los preparativos termina el Cantar.
Cantar III. La afrenta de Corpes:  Los infantes de Carrión quedan en ridículo ante los cortesanos del Cid por su cobardía en el campo de batalla y por el pánico que demuestran a la vista de un león escapado, deciden entonces vengar las burlas de que han sido objeto, para ello parten de Valencia con sus mujeres y, al llegar al robledal de Corpes las abandonan, después de azotarlas bárbaramente. El Cid pide justicia al rey. Convocadas las cortes en Toledo, los guerreros del Campeador desafían y vencen a los infantes, que son declarados traidores. El Poema con las nuevas bodas de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de Navarra y Aragón.

5.- Estructura

En el poema hay dos tramas que se cruzan:
El tema del deshonor: eje central de la obra, motivado por el injusto destierro del Cid ; continúa con el progresivo engrandecimiento del Cid mediante sus victorias y las riquezas que éstas le procuran y finalmente se describe la entrada triunfal del Cid en Valencia
Las bodas de las hijas del Cid y el injusto trato que estas reciben por parte de los infantes de Carrión: esto motiva que el Cid obtenga la culminación de su honor. Finalmente las hijas del Cid se casan con los infantes de Navarra y Aragón.

6.- Aspectos formales: métrica y estilo 
 Métrica: Característica: versificación irregular : medida de los versos oscila entre las 10 y las 20 sílabas, aunque se aprecia un predominio de los de 14, 15 y 13 con hemistiquios de 6, 7 y 8 sílabas combinados preferentemente en 7 + 7, 7 + 8 y 6 + 7. Los versos están agrupados en series o tiradas que encierran una misma idea, cuya asonancia es más o menos continua. Suele cambiarse la asonancia cuando la narración da paso al discurso directo o viceversa y cuando una nueva escena o tema.
Estilo: Con el propósito de ennoblecerlos el poeta dota a los personajes de cualidades excelentes mediante el epíteto épico - "el que en buen hora nació", "el bueno de Vivar", o de adjetivos caracterizadores, ponderativos o afectivos que se extienden no sólo al héroe, sino también a su mujer, a su caballo, ... Visualiza las escenas de emocionantes mediante expresiones deícticas, señaladoras - afectos (heos aquí), veriedes - porque presupone un auditorio; en estos casos el autor se introduce en la obra haciendo sus propios comentarios. El vocabulario que alude a prácticas legales, usos feudales, arte de la guerra y ropajes es amplio y sirve para dar a conocer costumbres y modos de vida. Se usa con cierta frecuencia el ablativo absoluto. Hay pleonasmos - llorando de los ojos - que intensifican la expresión emotiva. Se suelen anteponer el artículo al adjetivo, con lo que se le individualiza y se le atribuye la cualidad en exclusiva - Castilla la gentil, Valencia la clara. Abundan las descripciones de personas, batallas y lugares. Para terminar hay que destacar la claridad, simplicidad y a la vez severa grandeza que el poeta confiere a la narración que discurre con rapidez y viveza (dinamismo). La ornamentación es sobria y la adjetivación escasa. La expresión adquiere una infinita gama de matices que van desde lo finamente irónico a lo dramático.

7.- Temas
En primer lugar se señala el tema del restablecimiento del honor del héroe, perdido a causa del destierro. Entonces el concepto del honor equivalía a "posición o rango social".
La ascensión del Cid al poder es otro de los temas. El destierro que sufre el héroe supone el desamor del rey y la muerte jurídica del Cid. Para conseguir el poder lucha y gana batallas y riquezas a las que se les concede gran importancia en la obra. En la lucha por el poder son importantes las hijas, por las que siente gran ternura, pero las mueve en el tablero según sus conveniencias como cualquier señor medieval.
También hay que destacar el tema de la integridad. El Cid se demuestra íntegro en un sentido cristiano, feudal y social. Esta integridad le gana la adhesión de sus vasallos y su generosidad y fidelidad le hacen recuperar el favor del rey. Es tierno y humano en el amor a su familia y a sus amigo, religioso, cortés, astuto, discreto y valiente en la lucha.

 8.- Historicidad, ficción y realismo
El poema tiene un gran valor histórico, porque gran parte de los personajes y hechos que nos muestra están atestiguados históricamente. Sin embargo, la intensa exaltación priva al texto de cierta imparcialidad y exactitud que, cosa que, por otra parte, tampoco era buscada por el autor. El realismo es otro valor añadido al Poema. Las batallas, los lugares geográficos citados, las costumbres, vestidos y comida, aparecen descritos con fidelidad y con una base real.

El Cid real. Rodrigo Díaz de Vivar nació en un pueblo de Burgos (Vivar) hacia el año 1040. Al morir el rey al que servía, Sancho de Castilla, en el cerco de Zamora, Rodrigo intentó vengar su muerte y cayó en desgracia ante el nuevo rey Alfonso VI de Castilla que lo desterró. Conquistó y gobernó la ciudad de Valencia hasta que murió en el año 1099. Sus restos fueron trasladados al monasterio de Cardeña (Burgos) y fue allí donde comenzaron a narrarse sus grandes hazañas.
El Cid literario. En la obra, el Cid aparece idealizado y engrandecido para destacar su heroísmo. El Cid representa al héroe colectivo vencedor en mil batallas y siempre fiel a su rey a pesar de haber sido tratado injustamente. En el Poema, el Cid se nos presenta como un guerrero invencible; pero también como un personaje tierno y muy humano que ama a Dios, a los suyos y que valora la amistad y la fidelidad. El Cid es el modelo de hombre medieval: lucha por su Dios, por su rey y por su fe contra los enemigos de su patria y su religión.

 Fuentes de esta información:
  
CANTAR PRIMERO: EL DESTIERRO DEL CID
 FRAGMENTO: TIRADA 1


 1.
 El Cid convoca a sus vasallos; éstos se destierran con él.
 Adiós del Cid a Vivar.
(Envió a buscar a todos sus parientes y vasallos, y les dijo cómo el rey le mandaba salir de todas sus tierras y no le daba de plazo más que nueve días y que quería saber quiénes de ellos querían ir con él y quiénes quedarse.

 A los que conmigo vengan que Dios les dé muy buen pago;
 también a los que se quedan contentos quiero dejarlos.
 Habló entonces Álvar Fáñez, del Cid era primo hermano
"Con vos nos iremos, Cid, por yermos y por poblados;
 no os hemos de faltar mientras que salud tengamos,
 y gastaremos con vos nuestras mulas y caballos
 y todos nuestros dineros y los vestidos de paño,
 siempre querremos serviros como leales vasallos."
 Aprobación dieron todos a lo que ha dicho don Álvaro.
 Mucho que agradece el Cid aquello que ellos hablaron.
 El Cid sale de Vivar, a Burgos va encaminado,
 allí deja sus palacios yermos y desheredados.
 Los ojos de Mío Cid mucho llanto van llorando;
 hacia atrás vuelve la vista y se quedaba mirándolos.
 Vio como estaban las puertas abiertas y sin candados,
 vacías quedan las perchas ni con pieles ni con mantos,
 sin halcones de cazar y sin azores mudados.
 Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado:
 "¡Bendito seas, Dios mío, Padre que estás en lo alto!
 Contra mí tramaron esto mis enemigos malvados".

 2
Agüeros en el camino de Burgos
 Ya aguijan a los caballos, ya les soltaron las riendas.
 Cuando salen de Vivar ven la corneja a la diestra,
 pero al ir a entrar en Burgos la llevaban a su izquierda.
 Movió Mío Cid los hombros y sacudió la cabeza:
 "¡Ánimo, Állvar Fáñez, ánimo, de nuestra tierra nos echan,
 pero cargados de honra hemos de volver a ella! "
3
El Cid entra en Burgos
 Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.
 Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
 Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
 a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
 ¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
 Y de los labios de todos sale la misma razón:
 "¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!"
 4
Nadie hospeda al Cid.
 Sólo una niña le dirige la palabra para mandarle alejarse.
 El Cid se ve obligado a acampar fuera de la población, en la glera.
 De grado le albergarían, pero ninguno lo osaba,
 que a Ruy Díaz de Vivar le tiene el rey mucha saña.
 La noche pasada a Burgos llevaron una real carta
 con severas prevenciones y fuertemente sellada
 mandando que a Mío Cid nadie le diese posada,
 que si alguno se la da sepa lo que le esperaba:
 sus haberes perdería, más los ojos de la cara,
 y además se perdería salvación de cuerpo y alma.
 Gran dolor tienen en Burgos todas las gentes cristianas
 de Mío Cid se escondían: no pueden decirle nada.
 Se dirige Mío Cid adonde siempre paraba;
 cuando a la puerta llegó se la encuentra bien cerrada.
 Por miedo del rey Alfonso acordaron los de casa
 que como el Cid no la rompa no se la abrirán por nada.
 La gente de Mío Cid a grandes voces llamaba,
 los de dentro no querían contestar una palabra.
 Mío Cid picó el caballo, a la puerta se acercaba,
 el pie sacó del estribo, y con él gran golpe daba,
 pero no se abrió la puerta, que estaba muy bien cerrada.
 La niña de nueve años muy cerca del Cid se para:
 "Campeador que en bendita hora ceñiste la espada,
 el rey lo ha vedado, anoche a Burgos llegó su carta,
 con severas prevenciones y fuertemente sellada.
 No nos atrevemos, Cid, a darte asilo por nada,
 porque si no perderíamos los haberes y las casas,
 perderíamos también los ojos de nuestras caras.
 Cid, en el mal de nosotros vos no vais ganando nada.
 Seguid y que os proteja Dios con sus virtudes santas."
 Esto le dijo la niña y se volvió hacia su casa.
 Bien claro ha visto Ruy Díaz que del rey no espere gracia.
 De allí se aparta, por Burgos a buen paso atravesaba,
 a Santa María llega, del caballo descabalga,
 las rodillas hinca en tierra y de corazón rogaba. 
Cuando acabó su oración el Cid otra vez cabalga,
 de las murallas salió, el río Arlanzón cruzaba.
 Junto a Burgos, esa villa, en el arenal posaba,
 las tiendas mandó plantar y del caballo se baja.
 Mío Cid el de Vivar que en buen hora ciñó espada
 en un arenal posó, que nadie le abre su casa.
 Pero en torno suyo hay guerreros que le acompañan.
 Así acampó Mío Cid cual si anduviera en montaña.
 Prohibido tiene el rey que en Burgos le vendan nada
 de todas aquellas cosas que le sirvan de vianda.
 No se atreven a venderle ni la ración más menguada.

 Material seleccionado de la siguiente Fuente: