La
Interjección constituye un grupo de palabras que no está suficientemente
delimitado; porque coincide con los adverbios y con los elementos de relación
que son invariables y no tienen, por tanto, concordancia con ningún elemento de
la oración. Lo característico de este tipo de palabras es que no forma parte de
la oración y se separa de ella por pausas o por una entonación diferente.
Expresa emociones del hablante o bien una llamada de atención a alguien o,
incluso, una forma de hacer más viva una acción narrada. Las interjecciones no
son realmente una categoría gramatical; no forman parte de la oración ya que
ellas por sí mismas, constituyen una oración. Por ejemplo, cuando se dice
“¡Socorro!”, están implícitos el sujeto y el verbo, es decir que la interjección
equivale a decir “Yo pido ayuda”.
En otras palabras, la interjección es
un tipo de enunciado en una lengua natural que expresa alguna impresión súbita,
exclamativa o un sentimiento profundo, como asombro, sorpresa, dolor, molestia,
amor, etc. Sirven también para apelar al interlocutor, o como fórmula de
saludo, despedida, conformidad, etc.; por ejemplo:
o ¡Alto! Se usa como llamada enérgica imperativa.
o ¡Ay! Se emplea para expresar un sentimiento
vivo.
o ¡Eh! Se usa para preguntar, llamar, despreciar,
reprender o advertir.
o ¡Hola! Se usa como salutación familiar.
Por lo tanto, son semánticamente
equivalentes a una oración completa, y expresan o describen elementalmente una
acción sin estar sintácticamente organizados, por ello puede considerarse
que no son una parte de la oración (aunque algunos gramáticos las incluyen en el inventario de clases de palabras), sino que son signos linguisticos pregramaticales que desempeñan las
tres funciones del lenguaje: expresiva, conativa y representativa.
Equivalen también a oraciones sin desarrollo
las expresiones interjectivas del tipo ¡Cielo santo!; ¡Dios mío!;
¡Recórcholis!; ¡Rayos y truenos!; ¡Demonios!; ¡Cielos!;
etc.
Las interjecciones suelen ser palabras o frases cortas y se emplean principalmente
en el lenguaje oral, y en el escrito que reproduce
el lenguaje oral, muchas veces como expresión expletiva de desahogo o
explosiones de emotividad, a menudo de modo casi reflejo. Pueden formar sintagmas enteros interjectivos por su núcleo (¡Caramba!; ¡Ay de mí!;
¡Ojalá!) o bien ser otro tipo de sintagmas más o menos gramaticalizados
como interjecciones (¡Por Dios!) Estructuralmente, se clasifican en su
mayor parte como un tipo de oración unimembre averbal de carácter interjectivo. Esto
porque sólo posee un término (a saber, la palabra o frase corta que existe) y
carece de un verbo conjugado.
Clasificación de interjecciones en
español
Las interjecciones se clasifican en:
1. Interjecciones propias
También se
les conoce como interjecciones propiamente dichas y, se componen de una única palabra
comprendida entre signos de admiración o de interrogación; en este sentido, incorporadas a la lengua con cierta fijeza, no se relacionan con el
léxico común y se pueden emplear con varias intenciones. Son las siguientes:
¡ay!, ¡olé!, ¡bah!, ¡ah!, ¡ea!, ¡ca!, ¡ajá!, ¡hale!, ¡uy!, !quia!, etc. Su uso
es el que se da a continuación:
o ¡Ah! Sirve para expresar asombro,
comprensión de lo oído, sorpresa, placer.
o ¡Ay! Sirve para expresar dolor. Es una interjección que puede ser seguida de una expresión
confirmatoria, por lo que cabe integrarla en una oración; pero como las
interjecciones forman una unidad en su entonación oral, se separa con una coma:
¡Ay, cómo me duele!
o ¡Bah! Sirve para expresar desprecio,
desinterés.
o ¡Buah! Sirve para expresar asombro,
incredulidad o sorpresa.
o ¡Guau! Sirve para expresar asombro o
admiración.
o ¡Guay! Sirve para expresar
advertencia/amenaza o fascinación - admiración, según el geolecto: ¡Guay, que se nos vienen encima! o ¡Guay, nos vamos de
excursión!
o ¡Eh! Sirve para expresar rechazo,
desaprobación de lo excesivo, sorpresa.
o ¿Eh? Siendo una forma interrogativa,
expresa duda de haber comprendido lo oído, o una solicitud de que se repita
algo que no fue atentamente escuchado; y también se emplea en el contexto de un
discurso, como una suerte de consulta acerca de si se ha comprendido lo
expresado, o si se está de acuerdo con ello. Es una de las pocas interjecciones
que eventualmente pueden intercalarse en una oración, con ese sentido: - Camina
con cuidado para no caerte.- ¿Eh?
o ¡Hey! Sirve para expresar llamado de
atención, saludo.
o ¡Hola! Sirve para expresar
bienvenida, saludo, satisfacción por el encuentro con la persona a quien es
dirigido.
o ¡Uda! Sirve para llamar la atención
de los animales, generalmente despectivo. Por ejemplo: " UDA de
aquí!" para indicar que se marchen.
o ¡Uy! Sirve para expresar asombro,
sorpresa por algo insólito.
o ¡Oh! Sirve para expresar asombro,
admiración.
o ¡Ojalá! u Ójala) Sirve para expresar
un deseo de que algo se realice. Sería una palabra de origen árabe, proveniente
de los tiempos históricos en que el sur de la península ibérica estaba ocupada
por los moros, siendo contracción de Inch alá, equivalente a Dios lo
quiera. Es una palabra que frecuentemente no es empleada como interjección,
incorporándose a una oración: Ojalá que no llueva.
o ¡Puaj! Sirve para expresar asco,
fuerte desagrado.
o ¡Hala! Sirve para expresar prisa.
Por ejemplo: "¡Hala!, no se detengan, que se nos hace tarde."
o ¡Shhhh! o ¡Chitón! Para pedir
silencio.
2. Interjecciones impropias
Interjecciones impropias que no son
interjecciones idiomáticamente originarias, sino sustantivos, verbos o
adverbios, que ocasionalmente son empleados como interjecciones, por su
significación usual: ¡Socorro!; ¡Caracoles!; ¡Diablos!; ¡Rayos
y centellas!; ¡Pelaná!
Corresponden a locuciones usuales, las que son empleadas igualmente
como interjecciones y se llaman así porque están
constituidas por diversos vocablos que pertenecen al léxico de la lengua, pero
que por diversos motivos se emplean con igual intención que las anteriores. Ej.
¡Virgen Santa!, !Ay Dios!, ¡Jesús!, ¡Venga!, ¡toma!, ¡cataplum!, ¡córcholis!,
etc.: ¡Mi madre!;
¡Dios santo!; ¡Ay de mí! Son conocidos
también como Modos interjectivos,
formados por dos o más palabras que hacen oficio de interjección: ¡Punto en boca!, ¡Voto a tal!, ¡Qué
diablos!, ¡Por vida mía!, ¡Válgame Dios!, ¡Madre mía!, ¡Qué horror! etc.
Las
interjecciones presentan algunas peculiaridades en su empleo idiomático:
o Generalmente se emplean en forma
aislada, como una expresión de entonación independiente; pero cuando se incorporan en
una oración lo común es que aparezcan al principio: ¡Ay!; ¡Qué dolor!
o Cuando se insertan en una oración
quedan estrictamente fuera de su secuencia, como si fueran un paréntesis: Lloró
la niña, ¡ay!, ¡cómo sufría!
o Algunas asumen la forma de
expresiones no idiomáticas u onomatopéyicas (que imitan sonidos): ¡Puaj!;
¡Chit!; ¡Plash!; ¡Paf!; ¡Pif!
o Algunas se unen frecuentemente a los
nombres propios, en la forma de los vocativos o expresiones que se emplean para
llamar o atraer la atención: ¡Eh, Ernesto!
o También se unen a diversas clases de
partículas, en diversas expresiones exclamativas: ¡Ay del que se anime a
contrariarlo! ¡Guay con los que se le acerquen!
Carrera, L. et alii (2006). Técnicas de Redacción e investigación documental. Caracas: Panapo.
La interjección. (sf). De Wikipedia, la enciclopedia libre(On line). Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Interjecci%C3%B3n (Consulta: 23/02/12)