Simón Bolívar escribió
su poema inspirado en el volcán El Chimborazo. El Chimborazo es el volcán y la montaña más alta del Ecuador y el
punto más alejado del centro de la tierra, es decir el punto más cercano al
espacio exterior,
razón por la cual es llamado como «el punto más cercano al sol», debido a que
el diámetro terrestre en la latitud ecuatorial es mayor que en la latitud del
Everest (aproximadamente 28º al norte). Su última erupción conocida se
cree que se produjo alrededor del 550 d.C. Está situado en los Andes centrales,
150 km al sudoeste de Quito y 20 Km al noreste de Riobamba. Este monte se
consideraba a principios del siglo diecinueve como la montaña más alta del
planeta, tal vez por eso Bolívar lo consideraba el “Atalaya del Universo”.
Específicamente,
el monte Chimborazo está situado en la provincia
del mismo nombre, en Ecuador y, a sus pies, se encuentra la ciudad de Riobamba,
capital de dicha provincia. Chimborazo es el nombre del dios de la antigua
nación Puruhá, que más tarde fuera adorado por los Incas. Su nombre tiene
varios significados en los dialectos vernáculos. Viene del jíbaro chimbu,
asiento, dueño de casa; del aymará rassu, montaña; del colorado shimbu,
mujer y rassu, nieve. También se cree que chimbo es de origen chimú y
significa sombra protectora. En idioma quichua, chimbo o chimbu
significa la del otro bando; y rassu quiere decir nieve. Es decir
"Nieve del Otro Bando", lo cual concuerda con la mitología indígena
que considera al Chimborazo como esposo de la Tungurahua, montaña situada
frente al mitológico cónyuge. Los indígenas de la provincia del Chimborazo
creen que las dos montañas se unen cuando el cielo resplandece por los
relámpagos en las noches de tormenta. Alexander Von Humboldt intentó llegar a
la cima del Chimborazo, pero sólo alcanzó los 5900 m. sobre el nivel del mar.
En la visión de la montaña ecuatoriana, como se ha mencionado anteriormente, se
inspiró Simón Bolívar al momento de darle vida a "Mi delirio sobre el
Chimborazo".
Ya
Bolívar había recorrido el Orinoco y las fuentes amazónicas; al toparse con el
Chimborazo, sintió una admiración tan grande que lo hizo olvidar todo lo demás,
al menos por un instante. Se puede notar a Bolívar encantando con la esplendidez
del mismo, y es allí donde comienza lo que él denomina “delirio”. Nombra en su
poema a Alexander von Humbolt (quien no pudo llegar a la cima a causa del
malestar que se siente en las alturas por enrarecimiento del aire) y Charles
Marie de La Condamine, el primero militar de profesión y el segundo con un
enfoque al humanismo, ambos en común geógrafos y naturalistas.
Blanco-Fombona (citado
por Mora, P. 2006, Agosto,28) consideró el estilo de Bolívar en el período de
1810 a 1824, caracterizado por el optimismo, por el crecer y
creer, por el ascenso; "la pasión desbordada en su alma y la
pasión de la libertad como una llama". La prosa es "encendida",
"los adjetivos, las imágenes, salen borbotando de su pluma"; todo
esto debido al contexto histórico que rodeaba al Libertador en esos momentos:
ve caer a Miranda, va adelante con la
Campaña Admirable hasta el Paso de Los Andes y la Batalla de Carabobo. Rodeado
de esta grandeza, escribe su Delirio sobre el Chimborazo en 1822.
El escritor Rufino
Blanco-Fombona considera que Mi delirio sobre el Chimborazo es una obra
de excepción en los escritos de Bolívar, porque es el único texto escrito por
Bolívar con una finalidad esencialmente poética; de manera que comenta: “Ningún
poeta del pesimismo, ni siquiera Leopardi... ha llegado a dar tan viva la idea
o impresión de la pequeñez humana delante de lo infinito. Es evidente que el Deliro
es una alegoría... El Delirio quedará como lo que es, como una
excepción, como la única pieza literaria escrita por Bolívar, como una extraña
creación poética, como una ensoñación, como un delirio”.
Mi Delirio sobre el
Chimborazo es considerado como un poema; el único poema, propiamente, salido
de las manos de Simón Bolívar. Es un escrito literario, no solo por su tema
referido a la crisis ideológica que vivió el autor después de Carabobo, sino
también por su elaboración lírica, que canta en la primera parte la ascensión
al Chimborazo. En la segunda parte resulta más dramática, porque proporciona
una solución llena de símbolos, al terrible y pavoroso drama aludido. Este
poema, además, es una de las piezas representativas de nuestro primer
romanticismo y, también es el primer poema en prosa con que cuentan nuestras
letras. Con Mi Delirio sobre el Chimborazo, Bolívar entró en todas las
antologías; además, es un poema inspirado en la vida y en la obra del propio
autor; en definitiva, es el único poema que se conoce del Libertador.
MI DELIRIO EN EL CHIMBORAZO (1822)
Yo venía envuelto en el
manto de Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al Dios de las
aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise subir al
atalaya del Universo. Busqué las huellas de La Condamine y de Humboldt; seguílas
audaz, nada me detuvo; llegué a la región glacial, el éter sofocaba mi aliento.
Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que pusieron las manos
de la Eternidad sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes. Yo me
dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte, ha recorrido en mis
manos sobre regiones infernales, ha surcado los ríos y los mares, ha subido
sobre los hombros gigantescos de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies
de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la libertad. Belona
ha sido humillada por el resplandor de Iris, ¿y no podré yo trepar sobre los
cabellos canosos del gigante de la tierra?
¡Sí
podré!
Y
arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí, que me parecía
divino, dejé atrás las huellas de Humboldt, empañando los cristales eternos que
circuyen el Chimborazo. Llego como impulsado por el genio que me animaba, y
desfallezco al tocar con mi cabeza la copa del firmamento: tenía a mis pies los
umbrales del abismo.
Un
delirio febril embarga mi mente; me siento como encendido por un fuego extraño
y superior. Era el Dios de Colombia que me poseía.
De repente se me presenta el Tiempo bajo el
semblante venerable de un viejo cargado con los despojos de las edades: ceñudo,
inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano…
"Yo
soy el padre de los siglos, soy el arcano de la fama y del secreto, mi madre
fue la Eternidad; los límites de mi imperio los señala el Infinito; no hay
sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la Muerte; miro lo pasado, miro
lo futuro, y por mis manos pasa lo presente. ¿Por qué te envaneces, niño o
viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo tu Universo? ¿Que levantaros sobre un
átomo de la creación, es elevaros? ¿Pensáis que los instantes que llamáis
siglos pueden servir de medida a mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto la
Santa Verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a
mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi
hermano".
Sobrecogido
de un terror sagrado, «¿cómo, ¡oh Tiempo! -respondí- no ha de desvanecerse el
mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado a todos los hombres en fortuna,
porque me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino la tierra con mis
plantas; llego al Eterno con mis manos; siento las prisiones infernales bullir
bajo mis pasos; estoy mirando junto a mí rutilantes astros, los soles
infinitos; mido sin asombro el espacio que encierra la materia, y en tu rostro
leo la Historia de lo pasado y los pensamientos del Destino».
"Observa
-me dijo-, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de
tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas
los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres". El
fantasma desapareció.
Absorto,
yerto, por decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso
diamante que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita;
resucito, me incorporo, abro con mis propias manos los pesados párpados: vuelvo
a ser hombre, y escribo mi delirio.
A MODO DE CIERRE
Como
se habrá podido observar, Bolívar ha ofrecido sus reflexiones en un escrito donde
aparece acompañado o protegido por Iris (en la mitología griega la mensajera de
los dioses, y la personificación del pacto de los humanos y los dioses con respecto
al fin de la tormenta). De la misma manera, se ve ascendiendo sus cordilleras
y, a la vez, va reconociendo sus propias proezas: “el tiempo no ha podido
detener la marcha de la libertad, Belona (diosa de la guerra) ha sido humillada
por el resplandor de Iris, ¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del
gigante de la tierra?”. En dichas palabras, se refleja el reto al que se siente
sometido; en consecuencia, se topa con un ser incorpóreo, el Tiempo, quien le
revelaría algunos misterios y le indicaría la existencia de algo más grande que
el propio Hombre o de la misma creación que tanto estaba admirando. Por ese
motivo, el autor de Mi Delirio vuelve a ser hombre y se dedica a escribir su
experiencia; de manera que seguirá el consejo del ser etéreo: “No escondas los
secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres”.
FUENTE
Mora, P. (2006, Agosto, 28). Bolívar escritor, ante el espejo de la
crítica (On line). Disponible: http://www.wikilearning.com/monografia/bolivar_escritor_ante_el_espejo_de_la_critica/17286
(Consulta: 16/11/12)
Monikadrián. (2011, 06). Simón Bolívar y El
Chimborazo. BuenasTareas.com. (On line) Disponible: http://www.buenastareas.com/ensayos/Simon-Bolivar-y-El-Chimborazo/2415312.html
(Consulta: 23/12/12)
Volcán Chimborazo (2021. Nov,
08). Wikipedia. La Enciclpiedia libre
(On line). Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Volc%C3%A1n_Chimborazo
(Consulta: 16/11/12)