El 23 de abril, día de San Jorge, ha sido una fecha institucionalizada para celebrar el Día Internacional del Libro y de los Derechos de Autor; por tal motivo, estas letras pretenden una breve reflexión sobre algunos tópicos de interés, inherentes al tema; entre ellos: la posibilidad de que el internet acabe con el libro impreso, la leyenda de San Jorge y las razones por las que se ha escogido esta fecha para la celebración.
En cuanto al primer tópico: “el Internet acabará con el libro impreso”, es posible pensar que muchas personas auguren la extinción de esta efeméride por la presencia del ciberespacio; en efecto, para la década de los noventa se pensaba que ocurriría el final del libro porque las nuevas tecnologías comenzaban a ocupar novedosos espacios que, antes, pertenecían al libro impreso. Cuando se pregunta por el futuro de los libros, posiblemente se piense que la actualidad corresponde a los últimos días de la era de la impresión; porque su producción y distribución, poco a poco, migrará al ciberespacio y la pantalla de las computadoras reemplazará a la palabra escrita sobre papel. Los investigadores y los estudiantes podrán descargar los libros electrónicos y, en consecuencia, gran variedad de textos podrán ser almacenados en pequeños dispositivos; de manera tal que, con la llegada del ciberespacio, la difusión de la información electrónica beneficiará a un mayor número de personas con el potencial del Internet.
El 23 de abril celebramos el Día del Libro y de la Propiedad Intelectual de los Autores, porque se cree que seguirán existiendo libros en el futuro; estos sobrevivirán puesto que son objetos tangibles y la economía de la propiedad intelectual también necesitará sobrevivir en forma impresa. Los libros no han desaparecido, y puede que nunca lo hagan, debido al poder económico de la propiedad intelectual. El cambio tecnológico exclusivamente no acelerará el fin del libro, en virtud de que el comportamiento de productores y consumidores de información, jugará un rol importante en este juego. Si la información permanece como una forma de propiedad intelectual, los autores y editores querrán seguir manteniendo el control sobre su propiedad mediante la mejor tecnología de la cual se ha dispuesto hasta ahora: el libro impreso.
El otro tema, digno de comentario en este 23 de abril, está referido al Santo del día: San Jorge; de manera que también resulta interesante añadir un poco de este tópico a nuestra cultura general. En lo que respecta a la “Leyenda de San Jorge”, existen muchas versiones, entre paganas y cristianas, que dan cuenta de las hazañas de un personaje legendario, unido a la celebración del Día del Libro. Sin pretender una presentación exhaustiva y certera, nos referiremos a la leyenda que ubica esta historia en Capadocia, actual Turquía. Allí, había un dragón que atacaba a los habitantes del reino; de forma que los nativos, aterrados por esa situación, decidieron entregarle, cada día, dos corderos al dragón, para satisfacer su hambre y no los atacase más en la villa. Sin embargo, al pasar los días, los animales empezaron a escasear y ya no se podía satisfacer al dragón; de manera que el pueblo decidió enviar a una persona -escogida por sorteo- y un cordero; en este sentido, las familias a quienes les quitaban uno de sus miembros, recibían, a cambio, todo tipo de riquezas como compensación. A partir de aquí, hay dos versiones de la leyenda: por un lado, que el pueblo se cansó de que ningún miembro de la familia real fuera enviado y, por esta razón, pidieron que también la princesa fuera devorada; la otra versión señala que un día la princesa fue la escogida, por sorteo, para acompañar al cordero. Sea como fuere, cuando se dirigía hasta la cueva del dragón, la princesa se encontró al caballero Jorge y éste, matando al dragón y clavándole su espada, la rescató. De la sangre que brotó del cuerpo sin vida del monstruo, nació una rosa roja que el caballero le entregó a la princesa; a continuación, el rey ofreció todas las riquezas al caballero; pero este prefirió repartirlas entre los habitantes del reino. En versiones cristianas, al final de esta historia, se construyó una iglesia en nombre del santo, de ella, brotaba un agua milagrosa capaz de curar a los enfermos. Por esta leyenda, en muchos lugares, cada 23 de abril los hombres obsequian rosas a las mujeres, como lo haría un caballero a una princesa y, a su vez, ellas les regalan un libro, recordando el fallecimiento de Cervantes y Shakespeare.
La mención de estos escritores, invita a comentar el tercer tema previsto para celebrar el Día Mundial del Libro; el 23 de abril fue la fecha elegida para aclamar lo que también se conoce como El día del Idioma, porque se recuerda la muerte de tres grandes escritores de la literatura universal: Miguel de Cervantes, autor de Don Quijote, William Shakespeare, dramaturgo inglés, reconocido autor de Romeo y Julieta, quien falleció en la misma fecha, 52 años después en 1616; y el Inca Garcilaso de la Vega, cronista de la historia antigua peruana y autor de Los Comentarios Reales de los Incas.
En definitiva, la celebración del Día Mundial del Libro busca estimular el gusto por la lectura, fomentar la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual a través del derecho de autor; la fecha fue propuesta a la Unesco por la Unión Internacional de Editores, con el objetivo de fomentar la cultura y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. La Conferencia General de la Unesco la aprobó en París el 15 de noviembre de 1995, por lo que a partir de dicha fecha, el 23 de abril es el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor.
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