Buscar

miércoles, 26 de mayo de 2010

ORACION COMPUESTA


Liduvina Carrera

Por su composición o número de oraciones o proposiciones, las oraciones se dividen en simples y compuestas. Las simples están formadas por una sola oración o menor unidad del habla con sentido completo. Ej. “En esta ciudad hay muchas autopistas”. Las oraciones compuestas están formadas por varias oraciones simples o proposiciones. Ej. “Simón Bolívar nació en Caracas y murió en Santa Marta”. Los libros que compraste están de moda”. “No sé si Alberto quiere que vaya con él al cine o que tú vayas a su casa”. (Duque Méndez, N.1966).
La oración compuesta, también conocida como período, es la expresión que está formada por dos o más oraciones, entre las cuales se establece una relación: “me alejé cuando vi la situación”; “la luz llegaba de dia y entraba por la ventana”; “Nadie sabe que llegó en el tren de la tarde”. Dentro de la oración compuesta, se puede distinguir la oración principal que tienen independencia sintáctica; sin embargo, toda enumeración de oraciones no forma oraciones compuestas porque éstas pueden constituir una simple enumeración de oraciones sin enlaces: “La tarde caía sobre las casitas; algunos campesinos volvían de sus faenas. A lo lejos se oía la guitarra de Antonio”. Se puede observar en los ejemplos anteriores que las oraciones están separadas por signos de puntuación y no hay palabras que establezcan ningún tipo de enlace entre ellas; se trata de tres oraciones simples e independientes, que forman un párrafo, pero no se trata de una oración compuesta. En cambio, el siguiente enunciado sí constituye una oración compuesta porque las tres oraciones están entrelazadas: “Te dije que no caminaras por esas calles que son tan peligrosas”. En este caso, la primera “Te dije” es la principal de “no caminaras por esas calles” y la última es unja oración subordinada adjetiva: “que son tan peligrosas”.
La relación entre las oraciones puede establecerse mediante tres formas:

1) Coordinación
Son dos o más oraciones independientes entre sí, pero enlazadas por alguna de las conjunciones coordinantes. La oración coordinada puede expresar diversas relaciones entre sí, pero ninguna de ellas llega a convertirse en complemento de la otra. Según la índole y naturaleza de la relación expresada por la conjunción, las oraciones coordinadas se clasifican, a su vez, en: copulativas, disyuntivas, enumerativas o distributivas, adversativas.

 Copulativas: van unidas por las conjunciones copulativas y, e, ni. Ej. “La secretaria escribió la carta y la puso al correo”; “La secretaria no escribió la carta ni la puso al correo”. La conjunción e se usa cuando la palabra que sigue comienza con i- o hi-: “Luis trabaja por las tardes e Irene lo hace por las mañanas”. Es común repetir la conjunción ni o combinarla con al adverbio no: “Sergio no come ni duerme”. Con respecto a la conjunción que, se puede decir que es copulativa cuando corresponde a la y: “Come que come”. Las conjunciones copulativas indican suma o adición. Este tipo de oraciones puede tener el mismo sujeto: “Los adolescentes indagan y preguntan” o diferentes sujetos: “Mi madre es maestra y mi padre trabaja como oficinista”.
Disyuntivas: son oraciones que expresan hechos contradictorios que no se pueden realizar al mismo tiempo. Ej. “ ¿Escribes la carta ahora o la escribes mañana?”. Se puede ver cómo una oración excluye a la otra, es decir, una de las oraciones presenta una alternativa o dilema. Las conjunciones disyuntivas más comunes son o, u; ésta última sólo se usa cuando la palabra que le sigue empieza con o- u ho-: “Teníamos que explicar el incidente u ocultar muy bien las evidencias”.
Enumerativas o distributivas: presentan acciones alternantes, pero que no se excluyen. Ej. “La secretaria sobresale ya en mecanografía, ya en taquigrafía, ya en ambas”. Son oraciones que presentan dos o más acciones alternativas. No existen conjunciones específicas para enlazar este tipo de oraciones; por lo tanto, se acude a ciertas palabras que funcionan como nexos o conjunciones para establecer la correlación; las más comunes son: ora…ora; éste…aquél; unos…otros, ya…ya; bien…bien; sea…sea. Ej. “Ora reían, ora lloraban”, “Unos cantaban, otros bailaban”.
Adversativas: son oraciones que presentan ideas incompatibles o contrarias; sin embargo, a veces, la contrariedad es superable: “Siempre he creído en la buena fortuna, sin embargo, ahora he llegado a tener serias dudas”. Las conjunciones adversativas son las siguientes: pero, mas, aunque, sino, sin embargo, por lo demás, no obstante. Ej. “Quería llegar temprano, pero no conseguí transporte”. La conjunción aunque puede ser adversativa cuando equivale a pero: “Estas motocicletas son muy veloces aunque cuestan demasiado”, “Teresa es una buena persona aunque no lo parece”.


2) Yuxtaposición
Las oraciones yuxtapuestas se colocan unas detrás de las otras, sin enlace alguno, separadas, no por puntos sino por comas o puntos y comas, en razón de la mayor conexión lógica que hay entre ellas; de modo que su conjunto forma una sola cláusula pero compuesta: “Sigamos por la esquina de Pajaritos, luego tomemos el camino hacia el Banco Central; después pasearemos por la tienda de los adornos típicos de Venezuela”. Como carecen de nexos o palabras de enlace; se encuentran unidas por medio de los signos de puntuación.
Estas oraciones no tienen nexos que las introduzcan o las enlacen, pero puede existir una relación específica entre ellas. Esta relación que es de naturaleza semántica (significado) equivale a la que establece un nexo coordinante o un nexo subordinante; a pesar de ello, se consideran oraciones yuxtapuestas, debido al elemento coordinador o subordinante: “Lo conoció hace un año; no lo ha vuelto a ver”; “ El mapamundi estaba en el centro del estudio, se veía espectacular”; “Aura cerró la ventana, llovía demasiado”. Se puede observar que las primeras oraciones: “Lo conoció hace un año”, “ El mapamundi estaba en el centro del estudio” y “Aura cerró la ventana” tienen una progresión temática en las segundas: “no lo ha vuelto a ver”, “se veía espectacular” y “llovía demasiado”. De allí, la diferencia con oraciones independientes que, aunque estén unidas por signos de puntuación, no tienen continuidad de sentido: “Vinimos temprano a comer; todos los días son hermosos por esta zona. Las aves vuelan por el campo”.


3) Subordinación  
   
Las oraciones subordinadas están compuestas por una oración incluyente que lleva incorporadas o incluidas una o varias proposiciones subordinadas. La proposiciones son unidades del habla que tienen sentido en sí mismas, pero no tienen autonomía sintáctica. La proposición es una estructura que depende de una oración, por eso se conocen como regidas, y la principal se llama regente.
Las oraciones o proposiciones subordinadas no tienen independencia semántica ni sintáctica; sin embargo, siempre tienen un verbo, conjugado o no conjugado, poseen su propio sujeto que pudiera ser el mismo de la oración principal, y sus complementos. A menudo, están introducidas por un elemento de enlace, llamado nexo subordinante; como son oraciones dependientes, se unirán a sus principales, generalmente por uno de estos medios:
  •  Un pronombre relativo: “Deshecha el problema que tienes encima”. 
  • Una conjunción subordinante: “Iré si me prometes un cambio”; “El Coronel pensaba que ganaría la guerra”. 
  • Un adverbio: “Comenzó sus clases, apenas tocó el timbre”
 Las oraciones subordinadas cumplen, con respecto a la oración principal, las mismas funciones que desempeñan los sustantivos, los adjetivos y los adverbios y, de acuerdo a esto, se clasifican en sustantivas, adjetivas o de relativo y adverbiales.

 Oraciones subordinadas sustantivas
Estas oraciones desempeñan funciones propias del sustantivo, a saber: sujeto, complemento directo, complemento indirecto, complemento de sustantivo o fin de término o complemento de preposición y complemento de adjetivo. 
  • Función sujeto. Estas oraciones ejercen la función de sujeto con respecto a la oración principal o subordinante, no son frecuentes en español y se usan especialmente con verbos como “convenir” y combinaciones como “estar bien”, “estar mal”, “ser necesario”. Ej. “Es necesario que vengas mañana”. En ese caso, “que vengas mañana” es el sujeto de la combinación “es necesario”, porque es de quien se habla en el predicado. Estas oraciones también se construyen con un infinitivo y sus complementos: “Es mucho mejor estudiar temprano”; “estudiar temprano” es el sujeto de “es mucho mejor”. Para analizar estas oraciones, se puede sustituir la subordinada por un pronombre neutro y así resultará más fácil reconocer su función sintáctica; así, se dirá “Es mucho mejor eso”, en vez de “es mucho mejor estudiar”; lo mismo se puede decir del ejemplo anterior: “Es necesario eso”, en vez de “ Es necesario que vengas mañana”. 
  • Función complemento directo. Estas oraciones también se pueden llamar completivas y desempeñan en la compuesta el oficio que su nombre indica: “Yo quisiera que todo salga bien”. Si sustituimos la oración subordinada por el pronombre eso, quedaría de la siguiente forma: “Yo quisiera saber eso”; se hace la pregunta ¿Qué quiero saber? Y la respuesta es “eso” o “que todo salga bien”; recordemos que haciendo la pregunta al verbo, se puede reconocer el complemento directo de las oraciones. En este tipo de construcciones, es incorrecto el uso frecuente de la preposición “de” antes de la conjunción “que”, o lo que se denomina dequeísmo y es de uso tan frecuente en los medios de comunicación: “Me parece de que no estás bien”, “Creemos de que la situación está controlada”; en estos ejemplos, lo correcto sería : “Me parece que no estás bien” y “Creemos que la situación está controlada”. Las oraciones completivas o sustantivas con oficio de complemento directo pueden construirse en estilo directo e indirecto. En el primer caso, van sin conjunción: “La viejita dijo: no me quiero ir de aquí”; en el segundo, con la conjunción que: “La viejita dijo que no se quería ir de aquí”. Cuando son varias las oraciones de complemento directo, pueden ir todas precedidas de la conjunción que o solamente la primera, como ocurre con frecuencia: “Dijeron que lo habían visto y (que) no le habían avisado”. Cuando la subordinada es una oración interrogativa y se construye en estilo indirecto, no se colocan los signos de interrogación, pero sí se mantiene la tilde del pronombre interrogativo: “me preguntó que cuántos años tenia” 
  • Función de complemento indirecto. Estas oraciones se introducen por medio de las frases conjuntivas: “a que”, “para que”, “a fin de que”. La presencia de las preposiciones “a” y “para” recuerdan la función del complemento indirecto propia de esas oraciones, porque expresan la intención o el fin de lo expresado por la oración principal, reciben también el nombre de oraciones finales: “Te lo digo para que lo sepas”, “Asistí para que me tomasen las medidas”, “Me lo dijeron por teléfono a fin de que lo supiera antes”. Como se puede observar, el verbo va siempre en subjuntivo. 
  • Función de término o complemento de una preposición. En esta clasificación están las oraciones subordinadas sustantivas que funcionan como modificadores indirectos o complementos de nombre: “El hecho de que no cumpliera el contrato cambió las cosas”, “Mi primo es muy difícil de convencer”. También pueden formarse a partir de los llamados verbos prepositivos: “acordarse de”, “constar de”, “preocuparse por”. Ej. “Nunca se acordaba de que su abuela no vivía allí”, “Luis se preocupaba por conocer mejor a sus vecinos”. 
  • Función de complemento predicativo. La función de predicativo o atributo también puede ser desempeñada por las oraciones subordinadas sustantivas y se presentan con verbos copulativos ser y estar: “El deseo de todos es que salgas bien en tus exámenes”, “Justicia es que cada quien tenga lo suyo”. En este caso, conviene recordar el cambio de la subordinada por el pronombre neutro eso, para realizar el análisis: El deseo de todos es eso”, “Justicia es eso”, de manera que pueda verse mejor la función del predicativo y su unión con el sujeto por medio del verbo copulativo. En esta parte, resulta provechoso recordar que no se debe de confundir este tipo de oraciones sustantivas con oficio de complemento predicativo con el famoso que galicado, construcción incorrecta en nuestro idioma. Así pues, no se dirá: “Así es que se hace”, “Ahora es que vengo” o “Por eso es que vine” sino “Así se hace”, “Ahora vengo” y “Por eso vine”.
Oraciones subordinadas adjetivas o de relativo
Estas oraciones equivalen a un adjetivo con respecto a la oración principal y el nexo que las une a ella es un pronombre relativo: que, cual, quien, cual y cuyo. Funcionan como modificadores directos de un sustantivo: “El libro que compramos ayer era hermoso”, “El pobre el cual me pidió una limosna no sabe agradecer”, “El hombre quien estaba acostado, se levantó de golpe”, “El avión cuyo vuelo perdí era enorme”. La mejor manera de no confundir el pronombre relativo con una conjunción es cambiándolo por “el cual”: “El gato que me mordió…: el cual me mordió…”. La conjunción no se puede sustituir: “Todos sabemos que eso no es verdad” no es correcto decir: “Todos sabemos el cual eso no es verdad”.
El pronombre relativo no se limita a introducir la oración subordinada, sino que representa en ella al sustantivo que califica o determina. El sustantivo está en la oración principal y se llama antecedente. En el ejemplo visto anteriormente: “El libro que compramos ayer era hermoso”, la oración principal es “El libro era hermoso” y la subordinada adjetiva o de relativo es: “que compramos”. Se puede apreciar que el pronombre relativo “que” se refiere a la palabra “libro” que está en la principal; efectivamente, esa palabra es el antecedente del pronombre. El pronombre relativo y el antecedente deben concordar en género y en número: “libro que” (el cual) es masculino singular.
El antecedente puede desempeñar dentro de la oración principal cualquiera de las funciones que le son propias: “El guardia que detuvo al criminal fue felicitado” (sujeto); “Te compré el libro que me pediste” (complemento directo); “Almorzaremos en el restaurante que prefieras” (complemento circunstancial). Lo mismo ocurre con el pronombre relativo, que también puede desempeñar diversas funciones: “El hombre que no trabaja cae en el vicio” (sujeto); “El novio había alquilado la ropa que llevaba” (complemento directo); “La muchacha a quien regalé mi fotografía no ha regresado” (complemento indirecto).
Cuando el pronombre relativo es cuyo, cuya y sus plurales, la palabra a la que se refiere está dentro de la oración subordinada y sigue guardando las respectivas concordancias de género y en número: “El libro cuyas hojas rompí no era mío”, en este caso “cuyas” no concuerda con “libro” sino con “hojas” en femenino plural, además, existe una relación de posesión entre esta palabra y “cuyas hojas” (las hojas del libro). Lo mismo se dirá del siguiente ejemplo: “El avión cuyo vuelo perdí…” (el vuelo del avión) con una concordancia de masculino singular.
Es importante distinguir entre las subordinadas adjetivas o de relativo, las especificativas o determinativas y las explicativas. Las primeras limitan el concepto expresado por el antecedente por exclusión de lo no significativo por la subordinada: “Leímos los libros que estaban sobre la mesa”. Solamente leímos los que estaban sobre la mesa y no algunos que estuvieran en otra parte. Las explicativas, por el contrario, añaden un nuevo dato cualitativo a lo expresado por el antecedente, sin restringir el concepto: “Las mujeres, que estaban cansadas, esperaron sentadas”. No se trata de distinguir entre mujeres cansadas o no, sino de explicar que todas estaban cansadas. Las explicativas van entre comas y las especificativas no. Otro ejemplo podría ser el siguiente: “Los espectadores, que estaban de pie, protestaron” (explica que todos estaban de pie); “Los espectadores que estaban de pie protestaron” (solamente protestaron los que estaban de pie).
Oraciones subordinadas adverbiales
Las oraciones subordinadas adverbiales cumplen las funciones propias de los adverbios, por ello también reciben el nombre de circunstanciales. Estas oraciones expresan muchísimos tipos de condiciones o circunstancias en las que se realiza la acción del verbo principal. Las palabras de enlace que se emplean para este tipo de oraciones son diversas: conjunciones, locuciones conjuntivas, adverbios, locuciones adverbiales, preposiciones, etc. Ej. “Todos conocían el problema porque conocían al personaje”; “Si te quedas me marcho”; “Las cosas no son como tú lo has dicho”. La clasificación de las oraciones adverbiales es la siguiente: 1) lugar, 2) tiempo, 3) modo, 4) comparación, 5) causa, 6) condición, 7) consecuencia y 8) concesión.
De lugar: expresan el lugar donde se efectúa la acción principal. Se unen a la principal por medio del nexo donde y adonde. El antecedente puede ser un sustantivo, un adverbio de lugar o una oración: “Allí es donde queda la casa”, “El terreno donde se construyó a casa era mío”, “Puedes comenzar por donde te plazca”.


De tiempo: denotan circunstancia de tiempo respecto a la principal. Los nexos subordinantes son: cuando, cuanto, como que, mientras que, mientras tanto, en tanto que, antes, después, luego que, tan pronto como. Ej. “Te avisaré tan pronto llegue”, “Al atardecer era cuando llegaban los barcos”, “Avíseme cuando termine el informe”, “Se durmió mientras esperaba”.


De modo: funcionan como adverbios de modo. Pueden construirse con nexo o sin él. Los nexos subordinantes son: el adverbio de modo como, y las expresiones de modo que, de manera que, de forma que. Ej. “La secretaria escribió el informe como se lo ordenaron”, “Estudiaron como nunca antes lo habían hecho”.


De comparación: Establecen una comparación entre el concepto expresado por ellas y el de la oración principal. Los nexos subordinantes son: como, así como, tal como, tal cual. Ej. “La reunión quedó tal como se había planeado”, “La secretaria tiene más trabajo del que puede hacer” (superlativo), “El mensajero reparte menos cartas de las que debe” (inferioridad).


De causa: Expresan la causa o motivo del concepto de la oración principal. Sus nexos son: porque, pues, ya que, puesto que, por razón de que, a causa de que. Pueden modificar al verbo o a un adjetivo de la oración principal: “Tenemos que estar listos pues nos espera una larga jornada”, “El jefe no asistió a la reunión porque estaba fuera de la ciudad”.


De condición: Indican la condición o requisito para que se lleve a cabo la oración subordinante. Los nexos son: si, a condición de que, con tal que, siempre que: “Te espero con tal que vengas temprano”, “Si llegas hoy, podremos visitar la ciudad”.


De consecuencia: Expresan la consecuencia de lo dicho en la oración principal. Nexos: pues, así pues, luego, por tanto, por consiguiente. Ej. “Tenemos mucho trabajo, por lo tanto, contrataremos más personal”, “Trabajó mucho, luego se merece un descanso”.


De concesión: Indican una dificultad para que se realice la acción de la subordinante. Los nexos son: aunque, a pesar de que, ya que, por más que. Ej. “Por más que quiso, no pudo realizar el trabajo”.


Tomado del libro Gramática de la Lengua Española de Liduvina Carrera