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sábado, 28 de agosto de 2010

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Y CIEN AÑOS DE SOLEDAD: GENERALIDADES



BIOGRAFÍA DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Magdalena), el 6 de marzo de 1927. Creció como niño único entre sus abuelos maternos y sus tías, pues sus padres, el telegrafista Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez, se fueron a vivir, cuando Gabriel sólo contaba con cinco años, a la población de Sucre, donde don Gabriel Eligio montó una farmacia y donde tuvieron a la mayoría de sus once hijos.

Los abuelos eran dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días, le contaba al pequeño Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona abuela, se la pasaba siempre contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la realidad. Entre sus tías la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.

En 1947, presionado por sus padres, se trasladó a Bogotá a estudiar derecho en la Universidad Nacional, aunque el estudio de leyes no era propiamente su pasión. Nunca se graduó, pero inició una de sus principales actividades periodísticas: la de columnista. Así, colaboraba en el recién fundado periódico El Universal. García Márquez nunca fue un crítico, ni un teórico literario, actividades que, además, no son de su predilección: él prefirió y prefiere contar historias. En la época del Grupo de Barranquilla, García Márquez leyó a los grandes escritores rusos, ingleses y norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo de periodista En febrero de 1954 García Márquez se integró en la redacción de El Espectador, donde inicialmente se convirtió en el primer columnista de cine del periodismo colombiano, y luego en brillante cronista y reportero.

En el año de 1955, García Márquez ganó el primer premio en el concurso de la Asociación de Escritores y Artistas; publicó La hojarasca y un extenso reportaje, por entregas, Relato de un náufrago, el cual fue censurado por el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla

Cuatro años estuvo ausente de Colombia. Vivió una larga temporada en París, y recorrió varios países. Continuó como corresponsal de El Espectador, aunque en precarias condiciones, pues si bien escribió dos novelas, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, vivía pobre a morir, esperando el giro mensual que El Espectador debía enviar pero que demoraba debido a las dificultades del diario con el régimen de Rojas Pinilla. Esta situación se refleja en El coronel, donde se relata la desesperanza de un viejo oficial de la guerra de los Mil Días aguardando la carta oficial que había de anunciarle la pensión de retiro a que tiene derecho. A finales de 1957 fue vinculado a la revista Momento y viajó a Venezuela, donde pudo ser testigo de los últimos momentos de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. En marzo de 1958, contrajo matrimonio en Barranquilla con Mercedes Barcha, unión de la que nacieron dos hijos: Rodrigo (1959), bautizado en la Clínica Palermo de Bogotá por Camilo Torres Restrepo, y Gonzalo (1962). Al poco tiempo de su matrimonio, de regreso a Venezuela, tuvo que dejar su cargo en Momento y asumir un extenuante trabajo en Venezuela Gráfica, sin dejar de colaborar ocasionalmente en Élite.

En 1967 apareció Cien años de soledad, novela cuyo universo es el tiempo cíclico, en el que suceden historias fantásticas: pestes de insomnio, diluvios, fertilidad desmedida, levitaciones... Es una gran metáfora en la que, a la vez que se narra la historia de las generaciones de los Buendía en el mundo mágico de Macondo, desde la fundación del pueblo hasta la completa extinción de la estirpe, se cuenta de manera insuperable la historia colombiana desde después del Libertador hasta los años treinta del presente siglo. De ese libro Pablo Neruda, el gran poeta chileno, opinó: "Es la mejor novela que se ha escrito en castellano después del Quijote". Con tan calificado concepto se ha dicho todo: el libro no sólo es la opus magnum de García Márquez, sino que constituye un hito en Latinoamérica, como uno de los libros que más traducciones tiene, treinta idiomas por lo menos, y que mayores ventas ha logrado, convirtiéndose en un verdadero bestseller mundial.

Después del éxito de Cien años de soledad, García Márquez se estableció en Barcelona y pasó temporadas en Bogotá, México, Cartagena y La Habana. Durante las tres décadas transcurridas, ha escrito cuatro novelas más, se han publicado tres volúmenes de cuentos y dos relatos, así como importantes recopilaciones de su producción periodística y narrativa. En 1982, la Academia Sueca le otorgó el ansiado premio Nobel de Literatura.

Tras años de silencio, en 2002 García Márquez presentó la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, en la que repasa los primeros treinta años de su vida. La publicación de esta obra supuso un acontecimiento editorial, con el lanzamiento simultáneo de la primera edición (un millón de ejemplares) en todos los países hispanohablantes. En 2004 vio la luz su novela Memorias de mis putas tristes.
EL REALISMO MÁGICO

El término realismo mágico nació primero para referirse al arte europeo de entreguerras de la mano del crítico alemán Fran Roh en 1925. Pero pronto empezó a usarse para definir una nueva narrativa hispanoamericana. Ya en los años 30 Borges había hablado de realismo fantástico y más tarde Arturo Uslar Pietri usará el término de realismo mágico para referirse a la narrativa hispanoamericana que había tenido una etapa realista a principio de siglo y, aunque interesada por la peculiaridad americana, se acercaba a ella desde presupuestos decimonónicos, es decir; desde una estética predominantemente realista. A partir de la década de los cuarenta se produce una renovación en la prosa de la misma manera que antes se había producido en la poesía. Esta renovación se caracteriza precisamente por la atención a la peculiaridad americana desde una estética que aúna el realismo y lo fantástico como forma única de expresar las características del mundo americano. Como Alejo Carpentier, que prefería el término de lo real maravilloso, creía, el realismo puro es incapaz de recoger la asombrosa realidad del mundo americano. Por tanto el realismo mágico es un intento de renovación literaria muy unido a las renovaciones estéticas de las vanguardias europeas, pues aunque se caracteriza por el intento de reflejar la realidad americana, la mayoría de sus autores tienen un gran contacto con el mundo europeo, tanto con las vanguardias poéticas, como con la novela europea más renovadora. En cierta medida la irrupción de la imaginación y de lo fantástico en la prosa hispanoamericana tiene que ver también con la presencia del mundo onírico en la literatura europea de vanguardia y con lo que se ha denominado fantástico moderno cuyo máximo representante sería Franz Kafka, y sus principales herederos en Hispanoamérica Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.

En el realismo mágico encontramos precisamente lo real presentado como maravilloso, o bien lo maravilloso presentado como real. Los sucesos más fantásticos no se presentan, como sucedería en el cuento fantástico tradicional, como algo que asombra tanto a personajes como a lectores, sino como parte de la realidad cotidiana. Asimismo también lo real, lo cotidiano, el paseo por la calle, la reunión de amigos o simplemente ponerse un jersey, pueden tornarse en algo fantástico y maravilloso en la narrativa hispanoamericana. Ambas vertientes de la unión de realidad y fantasía. El realismo mágico se define como una preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. No es una expresión literaria mágica, su finalidad no es suscitar emociones sino, más bien, expresarlas, y es, sobre todas las cosas, una actitud frente a la realidad. Una de las obras más representativas de este estilo es Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.

Algunos elementos del Realismo Mágico

Los siguientes elementos están presentes en muchas novelas del realismo mágico, pero no necesariamente todos se presentan en las novelas y también otras obras pertenecientes a otros géneros pueden presentar algunas características similares.

• Contenido de elementos mágicos/fantásticos, percibidos por los personajes como parte de la "normalidad".
• Elementos mágicos tal vez intuitivos, pero (por lo general) nunca explicados.
• Presencia de lo sensorial como parte de la percepción de la realidad.
• Se puede apreciar en el contenido de la novela, representaciones de mitos y leyendas que por lo general son latinoamericanas. Incluso, en el libro Cien años de soledad, se hace alusión al mito de la humanidad, en el momento en que Adán y Eva se marchan del jardín del Edén.
• Contiene multiplicidad de narradores (combina primera, segunda y tercera persona), con el fin de darle distintos puntos de vista a una misma idea y mayor complejidad al texto.
• El tiempo es percibido como cíclico, no como lineal, según tradiciones disociadas de la racionalidad moderna.
• Se distorsiona el tiempo, para que el presente se repita o se parezca al pasado.
• Transformación de lo común y cotidiano en una vivencia que incluye experiencias "sobrenaturales" o "fantásticas".
• Preocupación estilística, partícipe de una visión "estética" de la vida que no excluye la experiencia de lo real.
• El fenómeno de la muerte es tomado en cuenta, es decir, los personajes pueden morir y luego volver a vivir.
• Planos de realidad y fantasía: hay hechos de la realidad cotidiana combinándose con el mundo irreal, fantástico, del autor, con un final inesperado o ambiguo.
• Escenarios americanos: en mayoría ubicados en los niveles más duros y crudos de la pobreza y marginalidad social, espacios donde la concepción mágica, mítica, aún es "vida real".
• Los hechos son reales pero tienen una connotación fantástica, ya que algunos o no tienen explicación, o son muy improbables que ocurran.
• Se refiere a la novedad de los personajes irreales que siempre actúan sin actuar, es decir, que la copiosidad del personaje se ve reflejada en cada letra de la novela.

EL BOOM LITERARIO DE LOS AÑOS 60

El momento de mayor auge de la literatura latinoamericana surge mediante el denominado “Boom” a partir de 1940 y que se corresponde con la denominada literatura real-maravillosa. Se conoce como Boom latinoamericano a una serie de escritores de la segunda mitad del siglo XX, promocionados en Europa a partir del éxito que supuso la publicación de la novela La Ciudad y los Perros de Mario Vargas Llosa, la cual tuvo un papel histórico en la divulgación de autores latinoamericanos en el continente europeo. A mediados de la década de 1960, tras la publicación de una serie de novelas decisivas que impactaron (y continúan haciéndolo) en los países hispanohablantes, estalló un extraño fenómeno, posteriormente denominado "boom latinoamericano". Este hizo recaer la atención a nivel mundial sobre la literatura hispanoamericana, ya que durante su desarrollo se había consolidado un nuevo estilo de narración. Este estilo apuntaba a mostrar de una forma directa y concisa, la realidad social de América latina. Otras "novedades" que presentaba este estilo eran: la ampliación de temas, indistintamente rurales o urbanos, la integración de lo real y lo fantástico, la renovación de las técnicas narrativas y la frecuente experimentación con el lenguaje.

El Boom latinoamericano fue un movimiento literario que surgió alrededor de los años 1960 y 1970, cuando el trabajo de un grupo de novelistas latinoamericanos relativamente joven fue ampliamente distribuido en Europa y en todo el mundo.El boom está más relacionado con los autores Julio Cortázar de Argentina, Carlos Fuentes de México, Mario Vargas Llosa de Perú, Gabriel García Márquez de Colombia, y José Donoso de Chile. No sólo bajo la influencia de Europa y Norteamérica modernistas, sino también por el movimiento de América Latina de la Vanguardia, estos escritores desafiaron las convenciones establecidas de la literatura latinoamericana. Su trabajo es experimental y, debido al clima político de la América Latina de la década de 1960, también muy política. El crítico Gerald Martin escribe: "No es una exageración para afirmar que si el continente del Sur fue conocido por dos cosas por encima de todos los demás en la década de 1960, éstas fueron, en primer lugar, la Revolución Cubana y su impacto tanto en América Latina y el Tercer Mundo en general, y en segundo lugar, el auge de la literatura latinoamericana, cuyo ascenso y caída coincidió con el auge y caída de las percepciones Liberales de Cuba entre 1959 y 1971". El éxito repentino de los autores del Boom fue en gran parte debido al hecho de que sus obras se encuentran entre las primeras novelas de América Latina que se publicaron en Europa, por las editoriales de Barcelona, en España. De hecho, Frederick M, escribe que "novelistas latinoamericanos se hicieron mundialmente famosos a través de sus escritos y su defensa de la acción política y social, y porque muchos de ellos tuvieron la fortuna de llegar a los mercados y las audiencias más allá de América Latina a través de la traducción y los viajes y, a veces a través de el exilio".

CARACTERÍSTICA DE LA NARRATIVA MODERNA

La novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, posee las características propias de una novela nueva, moderna o contemporánea. Entra ellas, se pueden mencionar las siguentes:
1. La narración y la descripción van mezcladas entre sí. El lector logra apreciar estas estrategias discursivas por medio de la actuación de los personajes.
2. Los diálogos no están precedidos por ninguna fórmula precisa. Están mezclados junto a la narración y la descripción. Suele existir el llamado "fluir de conciencia" con el recurso del monólogo interior.

3. Se emplea con frecuencia el denominado lenguaje escatológico. Los textos presentan palabras obscenas o groserías. También existe el regodeo en los episodios sórdidos o grotescos.

4. La visión del narrador es múltiple. Abunda la polifonía de voces y el lector desconoce quién narra o lleva la voz del relato. Es un recurso experimental.

5. El escritor juega con el blanco de la hoja. No respeta los signos de puntuación; por el contrario, a veces los ignora y si los emplea, juega con ellos a su antojo. No se preocupa por el uso de mayúsculas.

6. El tema de inspiración de la narrativa experimental es el hombre y su circunstancia. Es la búsqueda de una respuesta ante la vida.

7. Existe dislocación del plano temporal. El tiempo no sigue la lógica de los acontecimientos. Suele presentarse en forma circular, alterna o como mejor prefiera el experimentador del texto.

8. El final es abierto. Se deja inconclusa la presentación de los acontecimientos para que cada lector elabore sus propias conclusiones.

9. El lector es "macho" o "cómplice", en acepción de Julio Cortázar, debe de reelaborar de nuevo el texto y organizar en su mente el rompecabezas que le ha presentado el autor. El lector organiza el texto como un co-autor.

ÁRBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA BUENDÍA

ARGUMENTO DE CIEN AÑOS DE SOLEDAD

Publicada en 1967, Cien años de soledad relata el origen, la evolución y la ruina de Macondo, una aldea imaginaria que había hecho su aparición en las tres novelas cortas que su autor había publicado con anterioridad. Estructurada como una saga familiar, la historia de la estirpe de los Buendía se extiende por más de cien años, y cuenta con seis generaciones para hacerlo. Dos familias, la de los Buendía y los Iguarán, han acabado por dar luz a un muchacho con cola de cerdo a fuerza de casarse entre sí. Úrsula Iguarán, recién casada con José Arcadio Buendía, se niega a que el matrimonio se consume por temor a que también les nazca un hijo con cola. Ello da pie a que Prudencio Aguilar eche en cara José Arcadio su poco valor. José Arcadio acaba matándole por su provocación, pero el muerto se le aparece constantemente.

Huyendo del fantasma del muerto, y al frente de un grupo de compañeros, José Arcadio llega a una aldea de apenas "veinte casas de barro y cañabrava construida a la orilla de un río" y se queda a vivir en ella. Esta aldea se llama Macondo, mítico escenario de ésta y otras obras del autor. El único contacto que sus habitantes tienen con el exterior lo constituyen las periódicas visitas de unos gitanos capitaneados por un tal Melquíades, que, además de conocer el sánscrito, introducen en Macondo el hielo y el imán. El libro se inicia, precisamente cuando Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía, hijo de José Arcadio, recuerda aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Así comienza el libro, pero no la historia, que abarca, en realidad, cuatrocientos años y nos informa acerca de innumerables antepasados de José Arcadio y de su esposa Úrsula, revelando en su construcción, como gran parte de la narrativa hispanoamericana del momento, la influencia de Faulkner: su acción no avanza de manera cronológica, sino a brincos, por flashes que nos permiten conocer fragmentos de ella y sólo luego, al final, proporcionamos una visión global.



El suceso más antiguo relatado en la obra ocurre en 1573, en una casa de Riohacha asaltada por Francis Drake. Después del asalto del inglés, una antepasada de Úrsula, casada con un aragonés trasplantado a Colombia, se asusta tanto que comienza a sufrir pesadillas protagonizadas por el pirata penetrando con sus perros por las ventanas del dormitorio. Para ahuyentar las pesadillas, el matrimonio se traslade a una ranchería del interior, donde conocen a los Buendía, unos criollos cultivadores de tabaco. Un tataranieto del criollo se casa con una tataranieta del aragonés, y a partir de entonces las familias no dejarán de mezclar su sangre a lo largo de los tres siglos siguientes, hasta llegar a los ya citados José Arcadio y Úrsula, que tienen tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta. El viejo José Arcadio muere loco de tanto estudiar, atado a un árbol del patio, y tras su muerte cae lluvia de flores. No es éste el único momento mágico de la novela.

José Arcadio hijo se casa con Rebeca, una prima lejana, por lo que su madre, encolerizada porque teme que puedan tener hijos con cola de iguana, la echa de casa. Cuando José Arcadio aparece muerto, Rebeca se encierra en la casa donde vivirá con Arcadio, un hijo bastardo que José Arcadio ha tenido con Pilar Ternera, una mujer del pueblo que también le ha dado un hijo (José Aureliano) a su hermano Aureliano. Antes de morir fusilado por liberal, este Arcadio tendrá tres hijos con Santa Sofía de la Piedad: Remedios, José Arcadio Segundo y su gemelo Aureliano Segundo. A Remedios, que es muy bonita pero no brilla por su inteligencia, le pasa lo mismo que a su tía abuela Amaranta: los hombres que a ella le gustan no la quieren, y los que la quieren no le gustan. Cuando muere, después de habérsele muerto todos los novios, sube al cielo.

Respecto a Aureliano, se casó con una hermosa niña llamada también Remedios, la cual muere de un mal embarazo. Aureliano organiza un ejército del que se nombra coronel y se marcha a luchar contra los conservadores. En el transcurso de veinte años participará en treinta y dos guerras civiles, que perderá indefectiblemente debido a la tristeza que le embarga, por lo que al final, cansado, firma la paz y regresa a Macondo, donde pasa el tiempo confeccionando pescaditos de oro, lo mismo que hacía antes de casarse, que luego deshace como Penélope hacía con su tela. Ello no le impide tener diecisiete hijos, uno de los cuales, llamado también Aureliano, será quien lleve el tren a Macondo.

Aureliano Segundo se enamora de Fernanda, una mujer muy hermosa, reina de Madagascar, emparentada con los Duques de Alba, que aparece en Macondo durante el carnaval. A pesar de que ignora donde vive, Aureliano Segundo sale en su busca, la encuentra, se casan y viven felices en la casa de Úrsula, a pesar de que el matrimonio corre peligro de naufragar porque Aureliano mantiene relaciones extraconyugales con Petra Cotes; pero como ésta les abastece de ganado, Fernanda acepta el hecho sin pestañear. El matrimonio tiene tres hijos: Meme, José Arcadio Tercero (al que la vieja Úrsula manda a estudiar a Roma para que llegue a ser Papa), y Amaranta Úrsula.

José Arcadio Segundo es nombrado capataz de una compañía platanera dirigida por extranjeros, e interviene en una huelga con tres mil compañeros que morirán ametrallados en la plaza de la estación de Macondo. Único superviviente de la matanza, hasta la muerte de su hermano gemelo vivirá encerrado en una habitación donde se encuentran varias docenas de bacinillas. Comienza a llover, una lluvia que ha de durar cuatro años, y cuando deja de hacerlo el ganado proporcionado por Petra ha muerto y la casa se ha reblandecido. Lo poco que aún queda de ella lo derriba Aureliano Segundo buscando la hipotética fortuna de la vieja Úrsula. Los únicos a quienes el temporal no ha afectado son Aureliano Babilonia, bastardo de Meme, y Amaranta Úrsula, la hija menor de Fernanda. Al poco tiempo, muere Amaranta, que ha hecho un pacto con la muerte durante un concierto de Meme; después muere Rebeca y después Arcadio Segundo. El mismo día, su madre, tal como le había prometido, degüella a su gemelo, para evitar que le entierren vivo.

En la casa sólo quedan Aureliano Babilonia, el bastardo de Meme, al que Fernanda, avergonzada, ha ocultado, y Fernanda, que pasa el tiempo escribiendo a sus hijos todas las fantasías que se le ocurren. Sintiendo próxima la muerte, se viste de reina y muere con toda dignidad, tras haber escrito unas memorias que lega al estudiante de papa, que vuelve meses después a Macondo sin haber aprobado los estudios. Éste encuentra la fortuna de Úrsula y la gasta con un grupo de chiquillos, pero un día se enfada, los azota y los echa de la casa. Después de una supuesta reconciliación, los chiquillos lo ahogan en la bañera durante una de sus fiestas. Aureliano Babilonia, que lee cuanto cae en sus manos, queda solo en la casa con Amaranta Úrsula, abandonada por su marido, un belga que sueña con el correo aéreo y que, aunque va a todos lados atado por un hilo de seda a la muñeca de su mujer, la deja para ir en busca de un avión perdido. Al quedar solos, Aureliano Babilonia y Amaranta Úrsula, que ignoran su parentesco, se enamoran y tienen un hijo, que nace con la consabida cola de cerdo. Amaranta muere de una hemorragia y Aureliano se emborracha y es recogido en la calle por una antigua amante.

Cuando regresa por la mañana a su casa, las hormigas se han comido al niño. Al final, un ciclón se lleva la casa por los aires, mientras Aureliano lee en unos pergaminos del gitano Melquíades la historia de la familia y la profecía de que no durará más que el tiempo de su lectura: "antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra". Macondo quiere ser sin duda un espejo de la realidad de cuanto ocurre no solamente en Colombia, sino en toda Sudamérica, que ha vivido en su soledad, aislada del resto del mundo, con el que sólo ha mantenido esporádicos contactos (los gitanos de Melquíades, que la conquistan a base de maravillas perfectamente comparables con los abalorios y chucherías de que siempre se sirvieron misioneros y conquistadores), pero todo esto tendría escaso valor si no contara con su extraordinaria fabulación, con toda esa magia que se confunde de continuo con la realidad, dando lugar a un mundo mítico creado mediante un lenguaje de gran fuerza expresiva.

Para leer el Capítulo I
FUENTES DE CONSULTA

Biografías y vidas:

jueves, 26 de agosto de 2010

DIÁLOGO



El diálogo consiste en presentar la conversación sostenida entre dos o más interlocutores. El escritor desaparece tras la conversación de los personajes que manifiestan activamente ideas o afectos propios. El diálogo es la forma de elocución propia del teatro. Sin embargo, se emplea igualmente para otros géneros literarios: novelas, cuentos, poemas, ensayos filosóficos, etc.

Un buen diálogo basta para definir, sin necesidad de otros elementos, el carácter de los personajes. La palabra revela intenciones, estados de ánimo, en definitiva, lo que no se puede ver, y en ello radica su importancia. El diálogo exige un gran esfuerzo de creación, ya que obliga a penetrar en el pensamiento de los personajes.

Cualidades del diálogo

Un buen diálogo debe reunir las siguientes condiciones: natural, significativo, progresivo, dinámico y ágil.

a) Natural: El diálogo ha de responder al modo de ser del personaje. Se debe adecuar el lenguaje a la categoría social, a la edad, al sexo, etc. del hablante. Los personajes deben expresarse en concordancia con su carácter.

b) Significativo: Al construir el diálogo, se deben seleccionar frases significativas, que sean reveladoras del carácter del hablante o de la situación en que se encuentra. Lo restante se debe eliminar. Se debe desechar todo lo que no sea sicológicamente revelador.

c) Progresivo: No se utilizará el diálogo "por el diálogo", por el contrario, deberá ser elaborado en función del desarrollo de los personajes, las situaciones y los incidentes.

d) Dinámico y ágil: Se evitarán los parlamentos demasiado largos, lo mismo se hará con los parlamentos discursivos y las frases rotundas y acabadas. La abundancia de preguntas y respuestas y la frase elíptica y corta le dan vida a los diálogos bien construidos. De este modo, se entenderá que debe evitarse lo artificioso sin caer en lo inexpresivo. Se buscará la naturalidad sin vulgaridad y la elegancia sin amaneramiento.



Maneras de construir un diálogo

Hay dos maneras de presentar lo que dice una persona: estilo directo y estilo indirecto.
 El denominado estilo directo se da cuando lo dicho por el personaje aparece citado literalmente, de modo que se lean sus propias palabras. Puede asumir dos modalidades en la presentación: 1) Como se hace en una obra de teatro, indicando el nombre del personaje que habla, al comienzo de la intervención; y 2) Indicando con verbos adecuados - dijo, preguntó, exclamó, contestó, etc. - quién tomará la palabra en cada momento. Ej. “Al salir de clase me encontré a Walter y me preguntó: - ¿Sabes tú dónde está la oficina del director?”.
El estilo indirecto: Se da cuando se narra lo dicho por los hablantes. Ellos no hablan por sí mismos, sino a través del narrador que reproduce lo expresado. Ej. “Al salir de clase me encontré a Walter y me preguntó si yo sabía dónde estaba la oficina del director”. El estilo indirecto es poco recomendable, porque le resta autenticidad al diálogo al transmitir lo expresado por el hablante a través de un intermediario. Cuando se utiliza el diálogo dentro de una narración es conveniente matizarlo con elementos descriptivos y narrativos que expliquen al lector lo que siente y hace el personaje mientras habla. En el teatro, esto no es necesario porque el espectador escucha el diálogo mientas observa los gestos y movimientos de los autores.

EJERCICIOS PRÁCTICOS

1. Redacte diálogos con los siguientes temas:

• Dos zapatos en un closet.
• Un bolívar y un dólar.
• Un viejo y un joven.
• Un niño rico y un niño pobre.
• Una niña y una viejita.
2. Elabore un diálogo en estilo indirecto entre dos novios y luego, páselo al estilo directo.

Tomado de La redacción y el arte de la escritura de Liduvina Carrera y Mireya Vásquez