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jueves, 13 de enero de 2011

CIENCIA-FICCIÓN: LITERATURA Y CINE


APROXIMACIÓN AL TÉRMINO

La ciencia ficción es la denominación popular con que se conoce a uno de los géneros derivados de la literatura de ficción, junto con la literatura fantástica y la narrativa de terror. Nacida como subgénero literario distinguido en la década de 1920 (aunque hay obras reconocibles muy anteriores) y exportada posteriormente a otros medios, como el cinematográfico, historietístico y televisivo, gozó de un gran auge en la segunda mitad del siglo XX debido al interés popular acerca del futuro que despertó el espectacular avance tanto científico como tecnológico alcanzado durante esos años. En otras palabras, la ciencia-ficción es la narrativa que especula como será la sociedad del futuro basándose en la progresión de la ciencia y la imaginación de cada uno ya que los posibles futuros son incalculables. La Ciencia ficción que, en general, especula acerca de la evolución de la sociedad y el impacto que la aplicación de las tecnologías actuales o futuras pueden llegar a tener sobre ella, sin profundizar en esas tecnologías, pero si en sus consecuencias. También es la ciencia-ficción que basa sus especulaciones en las ciencias sociales, desde la psicología hasta la historia, pasando por la filosofía y la sociología. Se centra en la anticipación científica de acontecimientos y de entes situados en tiempos y espacios ficticios. Además, constituye un espacio-temporal puramente imaginario, cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales. La acción puede girar en torno a un abanico grande de posibilidades (viajes interestelares, conquista del espacio, consecuencias de una hecatombe terrestre o cósmica, evolución humana sobrevenidas por mutaciones, evolución de los robots, realidad virtual, existencia de civilizaciones alienígenas, etc.). Esta acción puede tener lugar en un tiempo pasado, presente o futuro, o, incluso, en tiempos alternativos ajenos a la realidad conocida, y tener por escenario espacios físicos (reales o imaginarios, terrestres o extraterrestres) o el espacio interno de la mente. Los personajes son igualmente diversos: a partir del patrón natural humano, recorre y explota modelos antropomórficos hasta desembocar en lo artificial de la creación humana (robot, androide, ciborg) o en criaturas no antropomórficas.


ORIGEN E HISTORIA

La expresión fue acuñada en 1926 por Hugo Gernsback cuando la incorporó a la portada de una de las revistas de narrativa especulativa más conocidas de los años 1920 en Estados Unidos: Amazing Stories. El uso más temprano del término parece datar de 1851 y es atribuido a William Wilson, pero se trata de un uso aislado y el término no se generalizó con su acepción actual, hasta que Gernsback lo utilizó de forma consistente (después de hacer un intento previo con el término scientifiction que no llegó a cuajar). Así pues, hasta el año 1926 la ciencia ficción no existía como tal y, hasta esa fecha, las narraciones que hoy son conocidas como de ciencia ficción recibían diversos nombres: viajes fantásticos, relatos de mundos perdidos, utopías, novelas científicas, etc. Para muchos la primera obra de ciencia ficción con contenidos similares a los del género, tal y como hoy se entiende, se remonta a 1818, año en que es publicado Frankenstein o El moderno Prometeo de Mary Séller. Algunos ven elementos de ciencia ficción en leyendas y mitos muchos siglos antes; por ejemplo, en la mitología griega, se cuenta que Dédalo, el padre de Ícaro y constructor del laberinto de Minos, construyó estatuas de madera que eran capaces de moverse solas (como si fuera una primitiva referencia a los modernos robots); también el viaje a la Luna fue objeto de iniciativas literarias antes de 1818; dos de las más conocidas son la de Cyrano de Bergerac, siglo XVII y la del Barón de Münchausen, siglo XVIII.

Ciencia Ficción en Europa. La concepción más tradicional de éste género supone que tiene su punto de partida en las obras de sus dos principales precursores, Julio Verne (1828-1905) y H.G. Wells (1866-1946), cuyos libros establecieron los modelos más fecundos del género: la anticipación científica del futuro: Veinte mil leguas de viaje submarino (Verne) y La máquina de explorar el tiempo (Wells) (1895). La rama europea de la ciencia ficción comenzó propiamente a finales del siglo XIX con los romances científicos de Julio Verne (1828-1905), cuya ciencia se centraba más bien en invenciones, así como con las novelas de crítica social con orientación científica de H. G. Wells (1866-1946). Wells y Verne rivalizaron en la primitiva ciencia ficción. Los relatos y novelas cortas con temas fantásticos aparecieron en las publicaciones periódicas en los últimos años del siglo XIX, y muchos de ellos emplearon ideas científicas como una excusa para lanzarse a la imaginación. Tanto Wells como Verne tenían en todo el mundo lectores y escritores que seguían y copiaban sus estilos, especialmente en Estados Unidos. Pronto estaría floreciendo una ciencia ficción autóctona estadounidense. Los escritores europeos aumentaron sus lectores vendiendo en el mercado estadounidense y escribiendo en ese estilo.
Estados Unidos. En los Estados Unidos de Norteamérica el género puede remontarse a Mark Twain y su novela Un yankee en la corte del Rey Arturo, una novela que exploraba términos científicos aunque fueran enmarcados en una ficción caballeresca. Mediante el recurso a la «transmigración del alma» y la «transposición de épocas y cuerpos» el yankee de Twain es transportado hacia atrás en el tiempo y arrastra consigo todo el conocimiento de la tecnología del siglo XIX. Los resultados son catastróficos, ya que la caballeresca aristocracia del Rey Arturo se ve pervertida por el notable poder de destrucción que ofrecen máquinas como las ametralladoras, los explosivos y el alambre de espino. Escrita en 1889, la obra parece predecir sucesos que tendrían lugar 25 años después en 1914, cuando las viejas ideas caballerescas europeas en lo tocante al arte de la guerra acabarían hechas pedazos por las armas y las tácticas de la Primera Guerra Mundial.
La Edad de Oro (1938-1950). Con el surgir en 1938 del editor John W. Campbell y su actividad en la revista Astounding Science Fiction (fundada en 1930) y con la consagración de los nuevos maestros del género: Isaac Asimov, Arthur C. Clarke y Robert A. Heinlein, la ciencia ficción empezó a ganar estatus como género literario, especialmente con este último, que fue el primer autor que consiguió que se editaran historias del género en publicaciones más generalistas, y fue también el que le dio mayor madurez al género e influyó poderosamente en su desarrollo posterior. Las incursiones en el género de autores que no se dedicaban exclusivamente a la ciencia ficción también le dieron respetabilidad; autores como Karel Čapek, Huxley,C.S. Lewis. Las revistas mostraban llamativas portadas con monstruos de ojos de mosca y mujeres medio desnudas, dando una imagen atrayente para lo que era su público principal: los adolescentes. Después de la Segunda Guerra Mundial se produce una transición del género. Es la época en la que los cuentos empiezan a ser desplazados por las novelas y los argumentos ganan en complejidad.
La Edad de Plata (1951-1965). Posiblemente, el que puede tal vez considerarse como primer título notable de la posguerra no fue escrito por un autor habitualmente catalogado como escritor de ciencia ficción y, de hecho, el libro ni siquiera fue catalogado como tal por su editor; pero sin duda lo es, y le dio a su autor fama mundial; nos referimos a 1984 (1948) de George Orwell. Pero la mejor tarjeta de visita del período de los 50 es su interminable lista de escritores que han sido la columna vertebral del género hasta casi finales de siglo: Heinlein, Asimos, Poul Anderson, Philip K. Dick, Bradbury, y muchos otros.

CARACTERÍSTICAS

Las características de la ciencia-ficción constituyen una especie de inventario de los elementos que distinguen a este tipo de obras; sus elementos más relevantes son los siguientes:

1. Ubicación temporal en un futuro lejano: Los hechos ocurren en un futuro lejano, muchas veces remoto, donde la sociedad humana se desenvuelve en medio de importantes avances científicos y tecnológicos.

2. Redes informáticas y tecnológicas que lo dirigen todo: Mundos altamente automatizados; las computadoras, los cerebros controlan el mundo y las actividades de los ciudadanos. Algunos pocos humanos privilegiados (pertenecientes a grupos de poder), tienen acceso a toda la información.

3. Presencia de entidades multinacionales que controlan a la humanidad: Son los depositarios del poder (político, económico, cultural, informativo, social, etc.). De su éxito depende la paz mundial.

4. Implantes electrónicos o biónicos de todo tipo en seres humanos: La manipulación genética, las operaciones para instalar sistemas computarizados en el cuerpo, muchas veces con fines militares, plantean serios problemas de índole moral.

5. Estados totalitarios mundiales: Corresponde a la crítica social y política respecto de dónde puede llegar la humanidad si sigue por el camino en que se encuentra, es aquí motivo recurrente de la ciencia ficción.

6. Ecología: Los equilibrios ecológicos se ven seriamente dañados ante las difíciles circunstancias por las que atraviesan las sociedades del futuro.

7. Explosión demográfica: Un importante aumento, alarmante en realidad, de los seres humanos, crea serios problemas para la alimentación mundial.

8. Explosión-Guerra Nuclear: El holocausto nuclear que destruye a la civilización es producto del fracaso de todos los dispositivos tecnológicos, políticos y económicos de los que disponía la utopía futura para el desarrollo de las sociedades.

9. Plagas: De toda índole, con su consiguiente reguero de enfermedades, hambre y muerte.

10. Extraterrestres: De todo tipo y naturaleza, buenos y malos, que invaden o son invadidos y que se encuentran en contacto con los seres humanos para cumplir una determinada misión.

11. Clima de violencia generalizado: las ciudades de todo el globo viven un clima de violencia desatada, producto y consecuencia de la actuación de una o más de las características antes mencionadas.

12. Elementos de parapsicología: El psiquismo, la telepatía, la hipnosis, los sueños premonitorios, aun las preocupaciones metafísicas, son parte importante del existir diario de muchos de los personajes de la ficción.
IMPACTO EN LA SOCIEDAD

Un recorrido por este tipo de narrativa nos permite poner ejemplos de instrumentos o hechos imaginados, que posteriormente la ciencia ha confirmado. Así, la literatura se ha adelantado a la ciencia en: el submarino (Julio Verne, 1870), la técnica de los rayos láser (George Wells, 1898), los trasplantes de órganos humanos (Alexander Beliaev, 1925), los centros de incubación y acondicionamiento a modo de úteros artificiales (Aldous Huxley, 1932), el estudio psicológico de clones y las relaciones que establecen como equipo (Úrsula K. Le Guin, 1968), la reproducción clónica como solución a la esterilidad producida por la polución ambiental (Kate Wilhelm, 1976)..., entre otros ejemplos. Al hablar de la relación entre Literatura y Ciencia-Tecnología hay que destacar la obra de Mary Shelley Frankenstein (1818), en la que este doctor, en un laboratorio con sofisticados artilugios, crea vida artificial en un monstruo que llega a ser temido y acaba destruyendo a su propio creador. La novela se convierte, de este modo, en una reflexión sobre las consecuencias de los descubrimientos científicos y del aparente dominio de la tecnología. La ciencia ficción es creativa e inspira creatividad, lo que no sucede, por lo común, en la narrativa general, Así vemos como nos influyeron esos antiguos textos de Julio Verne entre otros, en ese entonces simple ciencia ficción, ahora una realidad, en donde básicamente esos textos fueron la clave de la imaginación para los sucesos y la tecnología de hoy en día; en definitiva, la ciencia-ficción es el género narrativo que sitúa sus tramas en un mundo cuya única pretensión de realidad es la posibilidad de su existencia

ALGUNOS AUTORES DE CIENCIA FICCIÓN


Julio Verne. Nació en Nantes el 8 de febrero de 1828. Al cumplir los veinte años se dirige a París para estudiar la carrera de derecho, y allí coincide con la Revolución de 1848 en que la clase proletaria surge por primera vez para reclamar sus derechos ante la burguesía dominante. No obstante el ambiente de agitación, Verne es apolítico y a lo largo de su vida no tomará partido más que por cuestiones puntuales indistintamente la ideología de su origen. Apasionado de los viajes y la ciencia, elementos fundamentales en su obra, Verne despertó vivamente el interés por la ciencia y los inventos en el siglo XIX. Se le clasifica entre los escritores del siglo XIX y es el mejor exponente del entusiasmo por la revolución tecnológica e industrial de ese siglo. Aprovechó los conocimientos geográficos de sus viajes por Europa, África y América del Norte para dar a sus aventuras un estilo casi fantástico, exótico, pero con verosimilitud de la realidad Documentaba sus aventuras y predijo acertando muchos de los logros científicos del siglo XX. Escribió sobre cohetes espaciales, submarinos, helicópteros, aire acondicionado, misiles dirigidos e imágenes en movimiento, mucho tiempo antes de que aparecieran. Tan dotado para la ciencia ficción como para la aventura pura y simple, Verne une las dos vertientes en una de sus obras más sólidas y afortunadas, VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO, en la que nos presenta a uno de sus personajes más logrados, patéticos y humanos, el capitán Nemo, especie de trágico holandés errante que vaga sin rumbo de una parte a otra del mundo, en una sorprendentemente real anticipación de lo que en su día serán los submarinos atómicos, en su Nautilus.


H. G. Wells. Autor y filósofo político inglés, famoso por sus novelas de ciencia-ficción, que contienen descripciones proféticas de los triunfos de la tecnología así como de los horrores de las guerras del siglo XX. Herbert George Wells nació el 21 de septiembre de 1866, en Bromley, Kent, estudió con una beca en la Normal School of Science de Londres. Trabajó como aprendiz, contable, tutor y periodista hasta 1895, en que pudo dedicarse por completo a escribir. Como novelista científico y padre de la ciencia-ficción, está popularmente considerado. La máquina del tiempo, La visita maravillosa, La Isla del Dr. Moreau, El hombre invisible y La guerra de los mundos son los títulos más representativos de este grupo. En ellas confluye la formación científica del autor y su temperamento de reformador y moralista social con sus innegables datos de artista. Cada una de sus novelas encierra un sentido moral: La máquina del tiempo, la responsabilidad del hombre ante la humanidad; El hombre invisible, los peligros que engendra el poder sin un control ético, y La isla del Dr. Moreau, la necesidad de combatir los instintos animales del hombre con la disciplina educativa. Falta en estas novelas toda profundización en el elemento humano, los personajes son meros pretextos para comunicar ideas y circunstancias. Entre sus ensayos podemos distinguir los de carácter político-social y los históricos. Los primeros son exposicio-nes de sus teorías sociales y políticas y reflejan su pensamiento acerca de la necesidad de lograr un socialismo democrático y humanista. Anticípaciones, La humanidad en formación y Una Utopía moderna son los más conocidos. Al campo histórico se aproximó H. G. Wells llevado por su idea de dotar de una conciencia común a la comunidad humana. Sus escritos en prensa diaria y en todo tipo de revistas ocupan gran parte de sus obras completas. H. G. Wells gustaba de ser conocido más como periodista que como escritor. La divulgación científica, la polémica política y las reflexiones pedagógicas son el tema de la mayoría de sus artículos.
Isaac Asimov. Nació en 1920 en la Unión Soviética. Sus padres emigraron a Estados Unidos cuando él apenas tenía tres años. El propio Isaac consiguió la ciudadanía americana a la edad de ocho. Criado en Nueva York, concretamente en Brooklyn, se educó en sus escuelas públicas, completando sus estudios superiores en la Universidad de Columbia, en la especialidad de Bioquímica, hasta conseguir el doctorado por la Universidad de Boston, siendo el mismo Catedrático de Bioquímica. De entre sus obras de ciencia ficción, las más conocidas pertenecen al Ciclo de Trantor o la serie de las Fundaciones. La trilogía original (Fundación, Fundación e imperio y Segunda Fundación) recibió el premio Hugo a la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos. Posteriormente, se escribió Los límites de la Fundación y Fundación y Tierra, que siguen con los acontecimientos de Segunda Fundación. En Fundación y Tierra, Asimov enlaza la serie de las Fundación con las novelas de robots al introducir a uno de sus más conocidos personajes: R. Daneel Olivaw. Sus novelas de robots destacan por ser del tipo policiaco, por lo cual Asimov se considera un pionero en la ciencia ficción policiaca.
C. S. Lewis. Nació en 1898, y en 1925 ya enseñaba filosofía y literatura en Oxford. Hasta su muerte en 1963 fue un profesor eminente, autor de célebres ensayos, cuentos y libros de texto. Su vida está marcada por su conversión al cristianismo a la misma edad que San Agustín. Ese giro radical lo explica y justifica en un puñado de libros escritos con un estilo vivo y una lógica apabullante. Lewis domina el arte de argumentar. Su dialéctica apura la ironía y la sutileza. Lewis era ateo porque, desde la temprana muerte de su madre, sentía el universo como un espacio terriblemente frío y vacío, donde la historia humana era en gran parte una secuencia de crímenes, guerras, enfermedades y dolor. Es calificado por algunos de demasiado conservador en cuanto a su posición filosófica-teológica, pero Lewis es un escritor con el talento para explicar en términos muy sencillos los más abstrusos temas religiosos y éticos, y es -se esté o no de acuerdo con sus pensamientos- un ser que ha alcanzado la categoría de clásico. Sus obras más famosas son la "Trilogía Cósmica", formada por las novelas de ciencia-ficción: Más allá del Planeta Silencioso, Perelandra y Esa horrible fortaleza; y Las Crónicas de Narnia, una colección de siete novelas de fantasía. En la mayoría de sus novelas de ficción incluía numerosos elementos religiosos, y también escribió varias obras sobre el cristianismo.
OBRAS DESTACADAS

H.G. WELLS – La Máquina del Tiempo. Aun cuando “el argumento” sea un viaje al futuro remoto y la descripción de la sociedad en el año 802.701, el tema central de la novela es la responsabilidad de los hombres con respecto al porvenir. La forma de vida, las costumbres, las crueldades y la decadencia que el viajero del tiempo encuentra en su periplo es el resultado de lo que cada generación humana realice en su presente. A lo largo de la novela pueden distinguirse dos bloques narrativos diferentes: uno formado por el antes y el después del viaje, en el que predominan los diálogos y escrito en tercera persona, y otro, el relato del viaje en sí, escrito en primera persona y que contiene el tema central de la novela y la descripción de la sociedad del futuro. La máquina del tiempo, además de una muy estimable novela de aventuras por la prodigiosa imaginación que el autor pone en ella, constituye un libro de gran valor para quien quiera acercarse a la obra de H. G. Wells, pues combina en ella sus preocupaciones científicas con sus pensamientos sociopolíticos, los dos polos que delimitaron su vida.
Julio Verne – Veinte mil leguas de viaje submarino. Veinte mil leguas de viaje submarino es una obra narrada en primera persona por el profesor Pedro Aronnax, un notable biólogo marino, quien cae prisionero del Capitán Nemo y es conducido por los océanos a bordo del submarino Nautilus, en compañía de su asistente Consejo y el arponero canadiense Ned Land. Veinte mil leguas de viaje submarino narra las extraordinarias aventuras del legendario capitán Nemo, cuyo individualismo libertario y su pasión por el mar reflejan en buena medida los rasgos de carácter de su creador, Julio Verne. Como señala Miguel Salabert, traductor y prologuista de la obra, la fusión de los mitos con la ciencia, de la modernidad con la mentalidad arcaica, conduce a la paradoja de que el futuro esté contenido en el pasado y la naturaleza prefigure el porvenir del hombre.
Isaac Asimov – Yo Robot. Es una colección de relatos cortos en los que a través del particular crisol de la eminente robopsicóloga de la U.S Robots & Mechanical Men Inc., Susan Calvin, se nos presenta la naturaleza, desarrollo y evolución de los robots. La U.S Robots es la única empresa en el mundo capaz de fabricar robots "positrónicos", concepto éste de fundamental importancia en la obra de Asimov. Todos los robots están dirigidos por un núcleo o cerebro "positrónico" de extraordinaria complejidad, a tal punto, que ni los más eminentes científicos de la U.S. Robots llegan a comprender cómo funciona en su totalidad. Sin embargo, lo realmente importante son las reglas que rigen el funcionamiento de estos cerebros positrónicos y que son conocidas como "Leyes de la Robótica". En conclusión, se trata pues, de una colección de relatos donde se empiezan a plantear las principales interrogante en la obra de Asimov: ¿qué es lo que nos hace realmente humanos? ¿Qué es lo que nos separa en realidad de los robots?
C. S. Lewis - Trilogía Cósmica. Esta obra de ciencia ficción se compone de tres volúmenes: Más allá del Planeta Silencioso, Perelandra y Esa horrible fortaleza'. En esta serie de ciencia ficción se habla sobre recorrido a otros planetas en la Sistema Solar. Los libros fueron escritos antes de que los seres humanos viajaran más allá de la atmósfera, y contienen muchos estropean en las descripciones del recorrido de espacio y de otros planetas tales como Marte y Venus. Como en toda la obra de C.S. Lewis, la 'Trilogía cósmica' repasa diversos temas de la Biblia como la lucha entre el bien y el mal, la creación o la resurrección, en este caso todo bajo el ropaje de la ciencia ficción.
LAS CRONICAS MARCIANAS


Crónicas marcianas constituyen una serie de relatos del escritor estadounidense Ray Bradbury. Los relatos carecen de una línea argumental lineal fija, pero la referencia contextual y temporal es la misma en todos ellos. Narra la llegada a Marte y la colonización del planeta por parte de los humanos, que provoca la caída de la civilización marciana y la extinción de sus habitantes. Fue un texto publicado en 1950 y está considerado como uno de los mejores libros de Bradbury, abunda en descripciones poéticas y melancólicas de Marte y los marcianos, y de la sociedad estadounidense en la época de Bradbury. Si bien el libro se titula Crónicas marcianas, en él se tratan temas perennes de toda la humanidad: la guerra y el impulso autodestructivo del hombre, el racismo, tanto hacia los marcianos (Fuera de temporada) como hacia otras personas (Un camino a través del aire), y la pequeñez del hombre ante la naturaleza y el universo (Los hombres de la tierra, Vendrán lluvias suaves).


FRAGMENTOS
EL VERANO DEL COHETE

Un minuto antes era invierno en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios, el hielo adornaba los bordes de los techos, los niños esquiaban en las laderas; las mujeres, envueltas en abrigos de piel, caminaban torpemente por las calles heladas como grandes osos negros. Y de pronto, una larga ola de calor atravesó el pueblo; una marea de aire tórrido, como si alguien hubiera abierto de par en par la puerta de un horno. El calor latió entre las casas, los arbustos, los niños. El hielo se desprendió de los techos, se quebró, y empezó a fundirse. Las puertas se abrieron; las ventanas se levantaron; los niños se quitaron las ropas de lana; las mujeres se despojaron de sus disfraces de osos; la nieve se derritió, descubriendo los viejos y verdes prados del último verano. El verano del cohete. Las palabras corrieron de boca en boca por las casas abiertas y ventiladas. El verano del cohete. El caluroso aire desértico alteró los dibujos de la escarcha en los vidrios, borrando la obra de arte. Esquíes y trineos fueron de pronto inútiles. La nieve, que venía de los cielos helados, llegaba al suelo como una lluvia cálida. El verano del cohete. La gente se asomaba a los porches húmedos y observaba el cielo, cada vez más rojo. El cohete, instalado en su plataforma, lanzaba rosadas nubes de fuego y calor. El cohete, de pie en la fría mañana de invierno, engendraba el estío con el aliento de sus poderosos escapes. El cohete creaba el buen tiempo, y durante unos instantes fue verano en la Tierra...

YLLA

Tenían en el planeta Marte, a orillas de un mar seco, una casa de columnas de cristal, y todas las mañanas se podía ver a la señora K mientras comía la fruta dorada que brotaba de las paredes de cristal, o mientras limpiaba la casa con puñados de un polvo magnético que recogía la suciedad y luego se dispersaba en el viento cálido. A la tarde, cuando el mar fósil yacía inmóvil y tibio, y las viñas se erguían tiesamente en los patios, y en el distante y recogido pueblito marciano nadie salía a la calle, se podía ver al señor K en su cuarto, que leía un libro de metal con jeroglíficos en relieve, sobre los que pasaba suavemente la mano como quien toca el arpa. Y del libro, al contacto de los dedos, surgía un canto, una voz antigua y suave que hablaba del tiempo en que el mar bañaba las costas con vapores rojos y los hombres lanzaban al combate nubes de insectos metálicos y arañas eléctricas.
El señor K y su mujer vivían desde hacía ya veinte años a orillas del mar muerto, en la misma casa en que habían vivido sus antepasados, y que giraba y seguía el curso del sol, como una flor, desde hacía diez siglos. El señor K y su mujer no eran viejos. Tenían la tez clara, un poco parda, de casi todos los marcianos; los ojos amarillos y rasgados, las voces suaves y musicales. En otro tiempo habían pintado cuadros con fuego químico, habían nadado en los canales, cuando corría por ellos el licor verde de las viñas y habían hablado hasta el amanecer, bajo los azules retratos fosforescentes, en la sala de las conversaciones. Ahora no eran felices.
Aquella mañana, la señora K, de pie entre las columnas, escuchaba el hervor de las arenas del desierto, que se fundían en una cera amarilla, y parecían fluir hacia el horizonte. Algo iba a suceder. La señora K esperaba. Miraba el cielo azul de Marte, como si en cualquier momento pudiera encogerse, contraerse, y arrojar sobre la arena algo resplandeciente y maravilloso. Nada ocurría. Cansada de esperar, avanzó entre las húmedas columnas. Una lluvia suave brotaba de los acanalados capiteles, caía suavemente sobre ella y refrescaba el aire abrasador. En estos días calurosos, pasear entre las columnas era como pasear por un arroyo. Unos frescos hilos de agua brillaban sobre los pisos de la casa. A lo lejos oía a su marido que tocaba el libro, incesantemente, sin que los dedos se le cansaran jamás de las antiguas canciones. Y deseó en silencio que él volviera a abrazarla y a tocarla, como a un arpa pequeña, pasando tanto tiempo junto a ella como el que ahora dedicaba a sus increíbles libros. Pero no. Meneó la cabeza y se encogió imperceptiblemente de hombros. Los párpados se le cerraron suavemente sobre los ojos amarillos. El matrimonio nos avejenta, nos hace rutinarios, pensó.
Se dejó caer en una silla, que se curvó para recibirla, y cerró fuerte y nerviosamente los ojos. Y tuvo el sueño. Los dedos morenos temblaron y se alzaron, crispándose en el aire. Un momento después se incorporó, sobresaltada, en su silla. Miró vivamente a su alrededor, como si esperara ver a alguien, y pareció decepcionada. No había nadie entre las columnas. El señor K apareció en una puerta triangular
- ¿Llamaste? - preguntó, irritado.
- No - dijo la señora K.
- Creí oírte gritar.
- ¿Grité? Descansaba y tuve un sueño.
- ¿Descansabas a esta hora? No es tu costumbre.
La señora K seguía sentada, inmóvil, como si el sueño, le hubiese golpeado el rostro.
- Un sueño extraño, muy extraño - murmuró.
- Ah.
Evidentemente, el señor K quería volver a su libro.
- Soñé con un hombre - dijo su mujer
- ¿Con un hombre?
- Un hombre alto, de un metro ochenta de estatura
- Qué absurdo. Un gigante, un gigante deforme.
- Sin embargo... - replicó la señora K buscando las palabras -. Y... ya sé que creerás que soy una tonta, pero... ¡tenía los ojos azules!
- ¿Ojos azules? ¡Dioses! - exclamó el señor K - ¿Qué soñarás la próxima vez?
Supongo que los cabellos eran negros.
- ¿Cómo lo adivinaste? - preguntó la señora K excitada.
El señor K respondió fríamente:
- Elegí el color más inverosímil.
- ¡Pues eran negros! - exclamó su mujer -. Y la piel, ¡blanquísima! Era muy extraño. Vestía un uniforme raro. Bajó del cielo y me habló amablemente.
- ¿Bajó del cielo? ¡Qué disparate!
- Vino en una cosa de metal que relucía a la luz del sol - recordó la señora K, y cerró los ojos evocando la escena -. Yo miraba el cielo y algo brilló como una moneda que se tira al aire y de pronto creció y descendió lentamente. Era un aparato plateado, largo y extraño. Y en un costado de ese objeto de plata se abrió una puerta y apareció el hombre alto.
- Si trabajaras un poco más no tendrías esos sueños tan tontos.
Pues a mí me gustó - dijo la señora K reclinándose en su silla -. Nunca creí tener tanta imaginación. ¡Cabello negro, ojos azules y tez blanca! Un hombre extraño, pero muy hermoso.
- Seguramente tu ideal.
- Eres antipático. No me lo imaginé deliberadamente, se me apareció mientras dormitaba. Pero no fue un sueño, fue algo tan inesperado, tan distinto... El hombre me miró y me dijo: «Vengo del tercer planeta. Me llamo Nathaniel York...»
- Un nombre estúpido. No es un nombre.
- Naturalmente, es estúpido porque es un sueño - explicó la mujer suavemente -.
Además me dijo: «Este es el primer viaje por el espacio. Somos dos en mi nave; yo y mi amigo Bart.»
- Otro nombre estúpido.
- Y luego dijo: «Venimos de una ciudad de la Tierra; así se llama nuestro planeta.» Eso dijo, la Tierra. Y hablaba en otro idioma. Sin embargo yo lo entendía con la mente.
-Telepatía, supongo.
El señor K se volvió para alejarse; pero su mujer lo detuvo, llamándolo con una voz muy suave.
- ¿Yll? ¿Te has preguntado alguna vez... bueno, si vivirá alguien en el tercer planeta?
- En el tercer planeta no puede haber vida - explicó pacientemente el señor K - Nuestros hombres de ciencia han descubierto que en su atmósfera hay demasiado oxígeno.
- Pero, ¿no sería fascinante que estuviera habitado? ¿Y que sus gentes viajaran por el espacio en algo similar a una nave?
- Bueno, Ylla, ya sabes que detesto los desvaríos sentimentales. Sigamos trabajando.
Caía la tarde, y mientras se paseaba por entre las susurrantes columnas de lluvia, la señora K se puso a cantar. Repitió la canción, una y otra vez.
- ¿Qué canción es ésa? - le preguntó su marido, interrumpiéndola, mientras se acercaba para sentarse a la mesa de fuego.
La mujer alzó los ojos y sorprendida se llevó una mano a la boca.
- No sé.
El sol se ponía. La casa se cerraba, como una flor gigantesca. Un viento sopló entre las columnas de cristal. En la mesa de fuego, el radiante pozo de lava plateada se cubrió de burbujas. El viento movió el pelo rojizo de la señora K y le murmuró suavemente en los oídos. La señora K se quedó mirando en silencio, con ojos amarillos, húmedos y dulces a el lejano y pálido fondo del mar, como si recordara algo.
- Drink to me with thine eyes, and I will pledge with mine (Brinda por mí con tus ojos y yo te prometeré con los míos) - cantó lenta y suavemente, en voz baja -. Or leave a kiss within the cup, and I'll not ask for wine. (O deja un beso en tu copa y no pediré vino.)
Cerró los ojos y susurró moviendo muy levemente las manos. Era una canción muy hermosa.
- Nunca oí esa canción. ¿Es tuya? - le preguntó el señor K mirándola fijamente.
- No. Sí... No sé - titubeó la mujer -. Ni siquiera comprendo las palabras. Son de otro idioma.
- ¿Qué idioma?
La señora K dejó caer, distraídamente, unos trozos de carne en el pozo de lava.
- No lo sé.
Un momento después sacó la carne, ya cocida, y se la sirvió a su marido.
- Es una tontería que he inventado, supongo. No sé por qué.
El señor K no replicó. Observó cómo su mujer echaba unos trozos de carne en el pozo de fuego siseante. El sol se había ido. Lenta, muy lentamente, llegó la noche y llenó la habitación, inundando a la pareja y las columnas, como un vino oscuro que subiera hasta el techo. Sólo la encendida lava de plata iluminaba los rostros.

EL CINE Y LA CIENCIA FICCION

El cine de ciencia ficción es un género cinematográfico que utiliza representaciones especulativas basadas en la ciencia de fenómenos imaginarios como extraterrestres, planetas alienígenas y viajes en el tiempo, a menudo junto con elementos tecnológicos como naves espaciales futuristas, robots y otras tecnologías. El cine de ciencia ficción se ha utilizado en ocasiones para comentarios críticos de aspectos políticos o sociales, y la exploración de cuestiones filosóficas como la definición de ser humano. Este tipo de cine se origina con el cine mudo, cuando Le Voyage dans la Lune (1902) de Georges Méliès asombró a su audiencia con sus efectos fotográficos. Desde la década de 1930 hasta la de 1950, el género constía principalmente en películas de serie B de bajo presupuesto. Tras el hito de Stanley Kubrick de 2001: A Space Odyssey de 1968, el cine de ciencia ficción fue tomado más en serio. A finales de la década de 1970, películas de presupuesto alto con efectos especiales se convirtieron en populares entre la audiencia. Películas como Star Wars o Close Encounters of the Third Kind allanaron el camino de éxitos de ventas en las siguientes décadas como E. T.: El extraterrestre (1982) y Men in Black (1997).

HISTORIA


• Décadas de 1900 a 1920. Las películas de ciencia ficción aparecieron al comienzo de la época de cine mudo, generalmente como cortometrajes en blanco y negro, algunas veces retocados añadiéndoles color. Las películas solían tener una temática tecnológica y a menudo intentaba ser humorísticas. En 1902, Georges Méliès estrenó Le Voyage dans la Lune, una película que utilizabas trucos fotográficos para representar el viaje de una nave espacial a la Luna. Varias películas fusionaban la ciencia ficción con el cine de terror, como Frankenstein (1910), una adaptación de la novela de Mary Shelley y Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1912) (1912). En 1916 se estrenó el largometraje 20,000 Leagues Under the Sea, basado en la novela de Julio Verne. Durante la década de 1920, los cineastas europeos utilizaron el cine de ciencia ficción para realizar predicciones y comentarios sociales, ejemplos de ello son algunas películas alemanas como Metrópolis (1926) y Frau im Mond (La mujer en la Luna) (1929), adentrándose también en la fantasía de los viajes espaciales a otros mundos, como en el caso de Aelita (1924).

• Décadas de 1930 a 1950. En la década de 1930, con la invención del cine sonoro, las películas de ciencia ficción de Hollywood eran generalmente de serie B de bajo coste, como seriales basados en historietas de Buck Rogers y Flash Gordon. Otras películas de esa década fueron Just Imagine (1930), el primer largometraje de un estudio estadounidense, King Kong (1933), Lost Horizon (1937), dirigida por Frank Capra y la británica Things to Come (1936). En los años 1940, la película estadounidense Dr. Cyclops (1940) fue una de las primeras películas de ciencia ficción en color y Fleischer Studios realizaba cortometrajes animados de Superman que utilizaba con frecuencia temas de ciencia ficción. Durante la década de 1950, la literatura de ciencia ficción y las revistas pulp se convirtieron en populares, en parte debido al interés del público en el viaje espacial y las nuevas tecnologías. Muchas de las películas de esa década continuaban siendo de serie B de bajo presupuesto. Algunas películas examinaban la temática del viaje espacial, como Destination Moon (1950), Conquest of Space (1955), This Island Earth (1955), The Angry Red Planet (1959) y First Man into Space (1959). El viaje espacial también inducía a la idea de criaturas visitando la Tierra como en The Thing from Another World (1951), Invasion of the Body Snatchers (1956) (1956) e It! The Terror from Beyond Space (1958).Sin embargo, una película distinguida por mostrar la profundidad del género de ciencia ficción fue The Day the Earth Stood Still de 1951, que contenía cuestiones morales además de su uso de la banda sonora compuesta por Bernard Herrmann. También se comenzó a utilizar efectos especiales utilizando la animación stop-motion, como la que utilizó Ray Harryhausen en la película Earth vs. the Flying Saucers (1956).

• Décadas de 1960 a 1980. En comparación con la década anterior, en los años 1960 hubo relativamente pocas películas de ciencia ficción, pero algunas de esas películas transformaron el género. 2001: A Space Odyssey (1968) de Stanley Kubrick trajo un nuevo realismo al género con sus efectos visuales innovadores y un retrato realista del viaje espacial además de su influencia al género con su historia épica y sus aspectos filosóficos. Otras películas de la década fueron Fahrenheit 451 (1966) y El planeta de los simios (1968), que proporcionaban críticas sociales, y la extravagante Barbarella (1968), con Jane Fonda, que explora el lado más infantil de la ciencia ficción. Durante la década de 1970, gracias a los viajes tripulados a la Luna, resurgió el interés del cine de ciencia ficción. Solaris de Andrei Tarkovsky utilizaba técnicas visuales y comentarios filosóficos que recordaba a la película e Kubrick. Las películas de comienzos de la década exploraron el tema de la paranoia, en el que se representaba a la humanidad bajo la amenaza ecológica o tecnológica de su propia creación, en títulos como THX 1138 (1971), La naranja mecánica (1971), Silent Running (1972) y Westworld (1973). También hubo películas de suspense como Soylent Green (1973) y Futureworld (1976) y comedias de ciencia ficción, entre ellas, El dormilón (1973) de Woody Allen y Dark Star (1974) de John Carpenter. En 1977 se estrenaron Star Wars y Close Encounters of the Third Kind que fueron grandes éxitos en taquilla y trajeron un aumento importante de películas de ciencia ficción. Además, Star Wars ayudó a difuminar la distinción entre géneros de fantasía, ciencia ficción y superhéroes. En 1979, Star Trek: La película trajo por primera vez una serie de televisión al cine. Las películas de Ridley Scott, como Alien y Blade Runner, presentaban un futuro caótico, oscuro y sucio y representaba a los extraterrestres y cyborgs como hostiles y peligrosos. En comparación, la película de Steven Spielberg, E. T.: El extraterrestre, uno de los mayores éxitos de los años 1980, presentaba a los extraterrestres como seres benignos y amistosos. Las adaptaciones de presupuestos altos de Dune de Frank Herbert y la secuela de 2001, 2010: The Year We Make Contact, fueron fracasos en taquilla lo que disuadió a los productores a invertir en literatura de ciencia ficción. Durante la segunda mitad de la década de 1980, los principales contribuidores del género fueron James Cameron con The Terminator (1984) y Aliens, el regreso (1986) y Paul Verhoeven con RoboCop (1987). También se comenzó a utilizar la animación para el género de ciencia ficción, con ejemplos en la japonesa Akira (1988) y la francesa Gandahar (1988).

• Décadas 1990 y 2000. En los años 1990, con la aparición de la World Wide Web y el género cyberpunk, aparecieron varias películas sobre la temática hombre-computadora, como Total Recall (1990), The Lawnmower Man (1992), Virtuosity (1995), Johnny Mnemonic (1995), eXistenZ (1999) y The Matrix (1999). Otros temas fueron las películas de catástrofes, como Armageddon y Deep Impact, ambas de 1998; invasión extraterrestre como Independence Day (1996); y experimentación genética como en Jurassic Park (1993) y Gattaca (1997). Con el paso del tiempo, las computadoras han tenido una papel más importante tanto en su uso para efectos especiales como en la producción de la película. El desarrollo de software más sofisticado ha permitido a los cineastas mejorar la calidad visual de la animación, con películas de ciencia ficción como Ghost in the Shell (1995), The Iron Giant (1999), Titan A.E. (2000) o Final Fantasy: La fuerza interior (2001). Durante la década de 2000, las películas de fantasía y superhéroes abundaron, como también las películas de ciencia ficción tales como las dos partes siguientes de la trilogía The Matrix, The Matrix Reloaded y The Matrix Revolutions. En 2005, se completó la saga de Star Wars con el estreno de su tercer episodio, La venganza de los Sith, con la competencia de otras aventuras galácticas en Serenity (2005). La ciencia ficción regresó a ser una herramienta para la crítica social y política en películas como Inteligencia Artificial, Minority Report, Children of men y Avatar.
LITERATURA Y CINE

En las novelas y cuentos de ciencia ficción, el mundo narrativo difiere del mundo real o del histórico en al menos un modo significativo. Esta diferencia puede ser tecnológica, física, histórica, sociológica, filosófica, metafísica, pero generalmente no es mágica. La exploración de las consecuencias de tales diferencias es el propósito tradicional de la ciencia ficción. La literatura de ciencia ficción a veces depende del desarrollo de la historia, el conocimiento del lector y la discusión de conceptos abstractos que no son fáciles de transponer en el cine. Cuando se compara la literatura de ciencia ficción, el cine de ciencia ficción confía menos de la imaginación humana y depende más las escenas de acción y los trasfondos exóticos y criaturas creadas mediante efectos especiales. Desde los años 1970, la audiencia ha llegado a esperar un nivel alto para los efectos especiales en las películas de ciencia ficción. En algunos casos películas clasificadas como ciencia ficción sobreponen un escenario exótico y futurista que de otro manera no sería una historia de ciencia ficción. No obstante, algunas películas de ciencia ficción críticamente aclamadas han seguido el camino de la literatura de la ciencia ficción, utilizando el desarrollo de la historia para explorar conceptos abstractos.


FUENTES

Ciencia-ficción

Ciencia-ficción. Wikipedia

Educación y Pedablogía para el siglo XXI. Blog de análisis educativo y temas culturales