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viernes, 23 de abril de 2010

EL PÁRRAFO



El Párrafo. (Metz., M.L. 1991)
Un párrafo es una unidad lingüística que presenta características formales y de contenido que la diferencian de otras partes del texto.
Características
1. Desde el punto de vista formal:
  • Está constituido por una o varias oraciones.
  • Está delimitado por sangría y punto y aparte.

 2. Desde el punto de vista del contenido:
  • Ofrece unidad de pensamiento porque desarrolla generalmente una sola información
  • Comunica la idea fundamental en forma expresa o implícita de la siguiente manera:

Mediante una oración principal que se destaca como la de mayor contenido informativo.
 Mediante más de una oración principal que se destaca como la de mayor contenido informativo
          Sin oración principal
  • Apoya la idea fundamental mediante oraciones secundarias que amplían o aclaran su contenido.

     Es necesario que la persona que redacte tenga presentes, las características del párrafo. Para una mayor orientación, se darán a continuación algunos posibles tipos de párrafos que pueden surgir a partir de dichas características:
1. De acuerdo con la oración principal
a) Mediante una oración principal
Analizante
Sintetizante
Sintetizante -analizante.

 b) Mediante más de una oración principal:
Encuadrado
Paralelo
 2. De acuerdo con las oraciones secundarias.
Por repetición
Por contraste
Por ejemplificación
Por justificación

 Tipos de Párrafos
1. De acuerdo con la oración principal
a) Mediante una oración principal:
Analizante. La idea se halla al comienzo del párrafo. En este caso, las demás oraciones constituyen su desarrollo o explicación. La idea está al principio y luego es demostrada y corroborada con datos.

                                Ejemplo:
 Hay dos modos fundamentales de saludar la vida: uno es la aceptación y otro el reto. Los demás son meros compromisos entre ambos, o falsos equilibrios que resultan de su combinación. Hasta puede, teóricamente, tenerse una actitud definida, y en cambio adoptarse, para los usos diarios, algún compromiso práctico entre los dos partidos. La obra fundamental de Schopenhauer plantea un claro pesimismo mientras que sus Parerga y Paralipómena pasan a la categoría de compromiso práctico; de pequeñas reglas de felicidad relativa, para uso de los pesimistas que no se atreven al suicidio. Inútil decir que la aceptación de la vida no puede llevar al suicidio. Pero hay dos maneras de aceptación: la del espíritu y la del cuerpo. Y cada una de éstas se subdivide, a su vez, según los impulsos principales que las formen. (Alfonso Reyes, El suicida).
Sintetizante. La oración principal se encuentra al final del párrafo. En este caso constituye la afirmación definitiva o la conclusión general de todo el párrafo. Las demás oraciones cumplen la función de preparar el terreno por medio de consideraciones y afirmaciones conducentes a una conclusión final.

                                   Ejemplo:
 En el pasado han tenido lugar ciertos acontecimientos reveladores de la existencia de potencialidades extraordinarias en el hombre. Un conocimiento de la génesis de estas cualidades sería de la mayor importancia. ¿Cuáles fueron los factores que determinaron, durante la época de Pericles, la aparición simultánea de tantos genios? Un fenómeno análogo tuvo lugar en tiempo del Renacimiento. ¿De dónde brotó la inmensa expansión, no sólo de la inteligencia, la imaginación científica y la intuición estética, sino también del vigor físico, la audacia y el espíritu aventurero del hombre de este período? ¿Por qué poseyeron tan potentes actividades fisiológicas y mentales los hombres de esta época?. Fácilmente puede comprenderse cuán útiles serían los datos exactos relativos al modo de vida, la alimentación, la educación y el ambiente moral, intelectual, estético y religioso de la gente que vivió durante el tiempo que precedió inmediatamente a la aparición de una pléyade de grandes hombres. (Alexis Carrel, La incógnita del hombre).
 Sintetizante - Analizante. En este caso, la idea principal está ubicada dentro del párrafo. La primera parte del párrafo es un preámbulo a la idea principal y lo que le sigue es una prolongación de la idea principal en forma de aclaración, confirmación o consecuencia.

                              Ejemplo.
 En Estados Unidos, los profesores universitarios apenas tienen ya biblioteca privada. La constante movilidad de sus destinos docentes, la pequeñez de sus apartamentos y, sobre todo la inmensa facilidad para manejar, en cada caso, y en servicio de préstamo, los libros de la Universidad que necesitan para sus trabajos, hacen aparecer como absurda la biblioteca personal de unos miles de ejemplares. Lo mismo ocurre entre el profesorado de la Unión Soviética. Quiere esto decir que, en ambos casos, asistimos a una cierta socialización de la cultura y que, en un futuro, producirá cierta irritación la posesión de una biblioteca muy nutrida, así como el atesoramiento egoísta de una pinacoteca excepcional. Pongamos, como ejemplo límite, la reacción que experimentaríamos si supiéramos que “Las Meninas”, “El entierro del Conde de Orgaz” o “Los fusilamientos de La Moncloa” se encontraban en la mansión de un prócer para su personal y exclusivo deleite. (Guillermo Díaz Plaja, El libro ayer, hoy y mañana)
b) Mediante más de una oración principal.

  •  Encuadrado. Otra modalidad de exposición corresponde al esquema encuadrado en el que la oración del principio da lugar a una explicación que tiene también su conclusión. Esta conclusión reafirma la idea inicial de la que derive.
                             Ejemplo:
 La experiencia mística culmina en la visión del ser o en la de la vacuidad, pero siempre, plenitud o vacío, se inicia como una crítica de este mundo y una negación de sus valores. La otra realidad exige la abolición de esta realidad. La visión se sustenta no sólo en una crítica intelectual sino en una práctica en la que participa el ser entero: toda mística implica una ascética. Cualquiera que sea su religión, el asceta cree que hay una relación entre la realidad corporal y la psíquica. El cristiano humilla a su cuerpo, el yoquín lo domina y así los dos afirman implícitamente la comunicación entre éste y el espíritu. No es extraño: las prácticas ascéticas tienen una antigüedad milenaria y son anteriores a la aparición de la idea del alma como una entidad separada del cuerpo. Como tantas otras técnicas que hemos heredado de la prehistoria, el ascetismo se anticipa a la ciencia contemporánea. La analogía con las drogas es impresionante: la acción de estas últimas seria imposible si no existiese efectivamente una relación íntima entre las funciones fisiológicas y las psíquicas. Es indudable que las prácticas ascéticas y el uso de sustancias alucinógenas formaron parte de un mismo proceso, según puede verse en los himnos del Rig Veda consagrados al soma y en los ritos antiguos mexicanos, hoy todavía vivos entre los huicholes y los tarahumaras. La información antropológica sobre esta materia es muy rica. Es verdad que el vicioso, a diferencia del asceta, no se somete a ninguna disciplina. La distinción aunque decisiva, no es aplicable a aquellos que exploran el universo de la droga con ánimo de saber o contemplar ni tampoco a los que la emplean en un ritual: hombres de ciencia, poetas, creyentes y miembros de grupos religiosos. El parecido entre drogas y ascetismo se extiende, por lo demás, a la esfera de la moral y a la del pensamiento. El asceta desprecia las convenciones mundanas, es insensible a las ideas de progreso y provecho, juzga que las ganancias materiales son pérdidas , ve en la normalidad del hombre común y corriente una verdadera anomalía espiritual y , en fin, condena por igual a los deberes y a los placeres de este mundo. Asimismo, aquél que ingiere una droga postula una duda sobre la consistencia de la realidad - no está seguro de que sea tal como la ven nuestros ojos y definen nuestros instrumentos - o sospecha la existencia de otra realidad. Droga y ascetismo coinciden en ser crítica y negación del mundo. (Octavio Paz, Corriente alterna).
Paralelo.  En el párrafo paralelo las ideas no están subordinadas unas a otras por su contenido, ya que tienen igual importancia.

                            Ejemplo:
 En su sentido más amplio, la literatura comprende la totalidad de las obras escritas que se conservan. En un sentido más restringido, aunque todavía amplio, es la suma de obras escritas por un pueblo; como cuando se habla de la literatura inglesa o la literatura norteamericana. Dase también el nombre de literatura al conjunto de las obras que se han escrito sobre una disciplina determinada como literatura médica o literatura educacional. (Jean Key Gates, Libros y bibliotecas. Guía para su uso).
 - Sin oración principal. En este caso la idea fundamental está diluida a través de todo el párrafo y debe ser inferida de las oraciones secundarias.
                            
 Ejemplo: 
No comulguemos con ruedas de molino, y no traguemos, por igual, galera romana y Queen Mary, velero griego y yate moderno. Un automóvil - apenas montado según plan, y puestas esas levísimas, y casi infinitesimales, acciones de prender con media vuelta de llave un motor, y que se mueve él, oprimir un pedal o soltar un freno… - se mueve a sí mismo. Cumple la definición de viviente; lo cual debe advertirnos de que es mala definición si es que pretendemos o persistimos en conservar la distinción genérica entre inanimados y animados”. (Juan David García Bacca, Elogio de la Técnica).
2. De acuerdo con las oraciones secundarias
Las ideas secundarias, que se agrupan en torno a la oración principal, tienen la finalidad de explicar y de ampliar la idea fundamental y se pueden hacer en las formas siguientes:
Por repetición.  En este tipo de oración secundaria, el autor expresa el mismo contenido de la oración principal, pero en otras palabras. La oración que contiene la repetición mantiene exactamente el mismo sentido de la oración principal, variando simplemente los términos. Un escritor avezado notará en seguida que la última oración que acaba de leer es una repetición de la primera. Para aquél que no sea tan hábil, es aconsejable que lea y relea lo que escriba, para discernir en el caso de una repetición, si ésta es realmente indispensable a los fines de la comunicación.
Por contraste. El autor utiliza las oraciones secundarias por contraste para rechazar aquello con lo que no está de acuerdo. De esa manera, al señalar la idea contaría a su pensamiento, aclara automáticamente su posición.
                               Ejemplo:
 Hay un estilo hecho, un estilo vulgar, para el uso de todo el mundo, un estilo clisé, cuyas frases neutras y gastadas sirven para todos; un estilo incoloro construido solamente con las palabras del diccionario; un estilo muerto, sin llama, sin imagen, sin color, sin relieve, sino imprevisto; un estilo llano y elegante, gramatical e inexpresivo; el estilo de los escritores que no son artistas; un estilo burgués y correcto, irreprochable, y sin vida. Con este estilo no se debe escribir. (Antoine Albalat, El arte de escribir y la formulación del estilo). 
 Por ejemplificación. Las oraciones secundarias por ejemplificación son aquellas en las que se utilizan casos y aplicaciones concretas para hacer comprender las implicaciones contenidas en la idea principal.

                                Ejemplo:
Del virtuoso nace un sistemático o un escéptico, según que el ansia de pensar sea limitada o sea infinita. Porque el sistemático es como un hijo abortado, y el escéptico un hijo perfecto de la virtuosidad. El escepticismo se plasma al choque de todos los sistemas. El sistemático tiene mucho de necio, en que no se dejará persuadir. El escéptico no; que puede amanecer con Demócrito y anochecer con Heráclito, mas sin entregárseles por completo. Y, atendiendo sólo a la cantidad del pensamiento, como la suma abarca los sumandos, así supera el escepticismo a todos los sistemas. La comprensión plena del universo hasta donde Kant quiera tolerarla, exhibe un estado escéptico de la mente. En cambio, la decisión presupone siempre un sistema, un final. Lo sistemático pertenece aún al mundo de la voluntad. El escepticismo es el grado heroico de la inteligencia. (Alfonso Reyes. El suicida.)
Por justificación. Es muy frecuente la utilización de oraciones que contengan razones o argumentos que apoyen la afirmación establecida en la idea principal. Las explicaciones que se dan en las oraciones secundarias por justificación, constituyen los fundamentos sobre los cuales descansa la idea principal.

                             Ejemplo:
 De hecho, pues, la no conformidad es lo que mueve la vida. Saciar un deseo es matarlo; satisfacer una demanda es cerrar el proceso. Para que el progreso siga abierto, para que el mundo marche, es fuerza que alguien quede sin cesar disgustado. El impulso de libertad - sano o insano - salva a la naturaleza de un agotamiento seguro. El hombre, anhelando liberarse, se está sin cesar emancipando; y, para volver a la frase de que partimos, está tendiendo incesantemente a la no existencia; sí, mas para realizar su vida cada vez de otro modo. (Alfonso Reyes, El suicida).
 También vimos dentro de las características formales del párrafo, al inicio de este punto, que es factible que un párrafo esté conformado por una sola oración. Ello obedece a diferentes razones. El autor puede usar una oración independiente para unir dos párrafos diferentes, en cuyo caso estaría construyendo un párrafo de transición, o bien, puede tener la intención de darle más agilidad al texto, para lo cual considera necesario acortar un párrafo que se podría volver muy pesado. Observemos un ejemplo, de cada uno de estos tipos de párrafo.
Conviene, antes de terminar, decir dos palabras sobre una cuestión, accesoria a primera vista, pero de indudable utilidad, antes de entrar al análisis de la simulación en la lucha por la vida, pues nos permitiría reforzar la serie de fenómenos que estudiamos, evidenciando más su difusión en la naturaleza y en la vida social. (José Ingenieros, La Simulación en la Lucha por la Vida).
Ésa es la otra dimensión de la pieza, lo que hace de ella una lúcida fábula sobre esa misteriosa y cruel dicotomía, presente en todas las artes y quehaceres humanos, entre aquello que representa lo que sería la normalidad, el promedio, y ciertos casos privilegiados que la rompen de manera espectacular, fijando, con sus obras, topes tan altos que empobrecen lo hecho por los demás, a los que relegan a ese segundo plano que ocupan las comparsas. (Mario Vasgas Llosa, Amadeus y el mediocre).
  
Estructura de textos informativos
Los tipos de párrafos hasta aquí mencionados pueden cumplir diversas funciones dentro del escrito. En general, todo texto informativo consta de tres partes:
Introducción
Desarrollo
Conclusión.
Cada una de ellas puede estar integrada por uno o más párrafos:

1. Introducción
un párrafo o varios párrafos (cortos)
 2. Desarrollo
varios párrafos.
 3. Conclusión.
un párrafo o varios párrafos (cortos)
 Introducción. La Introducción, que puede constar de uno o de varios párrafos cortos, debe reunir diversas condiciones para cumplir su objetivo de atraer la atención del lector. Debe ser motivante, sintética y evitar la inclusión de cualquier elemento que pueda inhibir al lector de penetrar el texto por temor a su dificultad o pesadez.
Desarrollo. El desarrollo o cuerpo, que generalmente consiste de varios párrafos, es la parte medular del texto. En ella se expone el asunto básico, con todos los argumentos y datos necesarios para cumplir el objetivo fundamental del escrito: informar, enseñar, analizar, pedir, transmitir, o cualquier otro.
Conclusión. En la conclusión, el autor expone sus consideraciones finales, resumen, reafirmación o recomendaciones, a través de uno o varios párrafos. En su calidad de cierre o culminación es la parte principal del escrito, la conclusión debe ser estructurada de manera que resulte una consecuencia natural de lo anterior. "El final" - la última impresión que queda en el ánimo del lector - debe cumplir dignamente su misión de cerrar el escrito".
 El párrafo como unidad del pensamiento (Ilis Alfonso)
  
A continuación, unas notas que nos ayudarán a sistematizar lo que se ha venido estudiando con respecto a la construcción coherente de textos. En esta sentido, se recordarán las ideas fundamentales sobre el párrafo como unidad de pensamiento:
1. Cada una de las partes, separadas por un punto y aparte, que componen un escrito, constituye un párrafo. Además del punto y aparte, el párrafo se distingue, generalmente, por la presencia de un espacio inicial llamado sangría
2. Un párrafo puede estar constituido por una sola oración, pero, en general, se compone de varias oraciones y su carácter esencial es que en él todo gira en torno a una idea fundamental la cual, normalmente, está expresada en una oración llamada oración principal. Esta oración suele ser desarrollada a través de otras oraciones del párrafo a las cuales se les denomina oraciones secundarias.
3. Si bien, en términos generales, el párrafo gira en torno a una idea fundamental expresada en una sola oración principal, hay párrafos con más de una oración principal y párrafos sin oración principal.
4. La cualidad básica de la oración principal es su carácter global. Ella contiene la afirmación más general del párrafo, es como el resumen de todas las demás oraciones, las cuales se agrupan en torno a ella de forma lógica para explicarla, concretarla, reafirmarla o ampliarla.
5. La habilidad para leer un párrafo consiste en localizar la oración principal y para esto debe encontrarse la palabra clave la cual representa una persona, una cualidad o algo, en fin, en torno al cual gira la expresión.
6. La colocación de la oración principal dentro del párrafo no es uniforme. Puede estar al comienzo, en el medio o al final del mismo. Cuando la oración principal está ubicada al comienzo del párrafo todas las demás oraciones constituyen un desarrollo lógico o una explanación de lo que en ella se ha dicho. Cuando está situada en el medio, la primera parte del párrafo será como un preámbulo de la oración principal, en tanto que la segunda parte será como una prolongación de dicha oración en forma de aclaración, confirmación o consecuencia. Cuando la oración principal está ubicada al final del párrafo ella vendrá a ser como la afirmación definitiva o la conclusión general de todo el párrafo.
7. Para comprobar la identidad de la oración principal hay dos medios. El primero de ellos consiste en eliminar la oración que se presume es la principal. Si es ella, al ser eliminada, el párrafo quedará como incompleto o carente de sentido. El segundo medio de comprobación consiste en ir leyendo las oraciones secundarias antes o después de la oración principal. Si la elección es correcta se notará cómo cada una de las oraciones secundarias se relaciona con la oración principal de una manera lógica y coherente. Se repite antes cuando la oración principal está situada al comienzo del párrafo. Se repite después cuando la oración principal está al final del párrafo. Si la oración principal está en el medio del párrafo, entonces el procedimiento repite la oración principal después de todas las oraciones que están antes de ella.
8. Las oraciones secundarias amplían, desarrollan, reafirman o explican la idea expuesta en la oración principal. Esto puede hacerse de cuatro formas básicas: por repetición, por contraste, por ejemplificación y por justificación. La oración secundaria por repetición expresa el mismo contenido de la oración principal, pero con otras palabras. La oración secundaria por contaste indica y rechaza lo que no es el pensamiento del autor con el objeto de resaltar lo que de verdad piensa. La oración secundaria por ejemplificación expresa los casos, aplicaciones concretas o ilustraciones de la idea principal. La idea secundaria por justificación indica razones o argumentos que apoyan la afirmación expresada en la oración principal
En relación con los párrafos que presentan más de una oración principal o que no tienen oración principal, tal hecho puede obedecer a varias causas como son, entre las más comunes, las siguientes:
  1.  Falta de claridad de pensamiento
  2. Escasa habilidad para expresarse
  3. Costumbre de escribir con párrafos muy cortos
  4. Dar apariencia de agilidad a un texto
 Cuando el párrafo presenta más de una idea principal el lector deberá integrar el contenido de las diferentes ideas principales y elaborar una sola oración principal. Cuando el párrafo no presenta ninguna oración principal esto puede significar lo siguiente:
  1.  Bien el párrafo no contiene ninguna idea principal
  2. La idea principal está diluida a través de todo el párrafo.
 En el primer caso se trata, generalmente, de un párrafo de transición que sirve de puente entre dos párrafos que tratan ideas diferentes. En el segundo caso, se trata de un párrafo en el cual las oraciones tienen la misma importancia, en cuyo caso el lector deberá extraer la idea principal para lo cual identificará la palabra clave en torno a la cual giran las afirmaciones parciales.
Hemos llegado al final (…) y sólo nos resta añadir lo siguiente: los conocimientos adquiridos en relación al párrafo como unidad de pensamiento no constituyen recetas infalibles sino que son, sencillamente, un apoyo para quien se inicia en la difícil tarea de leer con sentido crítico.

Tomado del libro Técnicas de Redacción e Investigación Documental Carrera, L. Vásquez, M. Díaz, M.E. http://liduvinacarrera.blogspot.com/p/publicaciones.html




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