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lunes, 20 de diciembre de 2010

LENGUAJE LITERARIO O DISCURSO POÉTICO

El lenguaje literario tiene como objetivo la creación de la belleza, tanto en prosa como en verso; por ese motivo, supone una cuidadosa selección del vocabulario y un orden diferente en la oración. Como es un lenguaje esencialmente escrito, debe ser más trabajado y más cuidadoso y su finalidad es comunicar las ideas en forma original, correcta, elegante, pero sin rebuscamiento ni afectación. Este tipo de expresión se presenta modificado; en otras palabras, es un "lenguaje figurado" por una serie de recursos expresivos o estilísticos que llaman la atención sobre la forma del mensaje. La disciplina llamada retórica cataloga estos recursos y expone los efectos que originan: son los llamados tropos y figuras retóricas, formados cada uno por diferentes combinaciones de recurrencia y variación. El más importante efecto de este tratamiento retórico del lenguaje es que confiere al texto literario, al contrario que ocurre con el texto normal que posee una finalidad pragmática y no estética, la posibilidad de una relectura, de una segunda lectura diferente de la primera, la posibilidad de una doble lectura. El texto normal, sin embargo, sólo posee la mayor parte de las veces una, mientras que si posee más se considera ya de hecho un texto no normal, sino estilizado o literario, porque existe en él una intención estética.


1. CONTENIDOS DE LA OBRA LITERARIA


El lenguaje literario contempla un conjunto de contenidos sensoriales, afectivos y conceptuales que funcionan como captadores del entorno de la obra literaria. Estos contenidos no se encuentran separados en la obra literaria, por el contrario, los escritores los presentan como un todo integrado, donde puede predominar uno más que otro.

Contenidos conceptuales. La palabra “conceptual” deriva de “concepto” y se relaciona con las ideas, opiniones y los conceptos expresados a través de la obra. Los contenidos conceptuales se refieren a los juicios, opiniones, ideas, puntos de vista, conceptos y definiciones.

Contenidos afectivos. Los contenidos afectivos están íntimamente ligados con los sentimientos, pasiones y emociones que están presentes en la obra literaria y se manifiestan no sólo por las figuras literarias, sino también por el uso de diminutivos o de aumentativos y por la utilización adecuada de los adjetivos. Lo afectivo se relaciona con los sentimientos, y las emociones; en este caso, los contenidos afectivos están sujetos a dos tipo de funciones del lenguaje: la denotativa que designa directamente lo referido, es decir, si tiene un solo significado, y la función connotativa, donde la palabra empleada sugiere otros significados. A esto, se debe añadir que todo lenguaje connotativo tiene una función afectiva y emotiva porque se utiliza el leguaje con un significado diferente al que realmente tiene y por eso remite a otros significaos que tienen una significación creativa, consciente y afectiva. Al utilizar el lenguaje connotativo, se apela al uso de los recursos expresivos.

Contenidos sensoriales. La etimología de la palabra tiene su origen en el latín sentire que significa percibir por los sentidos; de modo que, por medio de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto), el hombre conoce el mundo que lo rodea; por medio de esa captación de los objetos, se va formando imágenes en el cerebro, que luego se evocan, se recuerdan y se traen al presente mediante la memoria. Cuando el ser humano desea comunicar, transmitir esas imágenes por medio de la lectura, las evoca y está en presencia de los contenidos sensoriales de una obra.
Las imágenes o contenidos sensoriales reciben el nombre, según el sentido por el cual se recuerda la realidad; en este caso, se conocen las siguientes:
Imágenes visuales: se captan por medio de la vista y se clasifican, a su vez, en cromáticas, cuando se refieren a color: “Caracas, allí está…sus techos rojos” y cinéticas, si indican movimiento: “Bandadas de palomas cruzaban el horizonte”. Estas imágenes también pueden sugerir forma, tamaño y dimensión.

Imágenes auditivas: sugieren sensaciones de sonidos graves, agudos, rítmicos, agradables, estridentes y otros. Ej.: “Y el río que bramaba abajo en la ladera con su carga de troncos”.

Imágenes táctiles: son las que impresionan al tacto, sugieren textura: suave, áspero, frío, caliente, tibio, blando, duro y otros. Ej: “Ella sabía que era Navidad, lo adivinaba en la brisa fría del ambiente”.

Imágenes olfativas: son las que sugieren olores: agradables, desagradables, intensos, suaves, extraños, entre otros. Ej.: “Desde la cocina surgía el grato olor del potaje”.

Imágenes gustativas: se refieren al gusto y sugieren sabores: dulces, salados, amargos y otros. Ej: “No olvidaba el sabroso sabor del dulce navideño de la abuela”.
2. LAS FIGURAS O RECURSOS LITERARIOS


Para construir figuras o recursos literarios, cuyo propósito es embellecer el lenguaje, el poeta o escritor usa un lenguaje connotativo: irreal, figurado, lleno de ilusionismo, de fantasía, en definitiva: subjetivo; pero también puede usar un lenguaje denotativo, el cual es real, nombra las cosas como son, objetivo, congruente del lirismo. Igualmente recurre a un conjunto de elementos en que de una u otra manera, mezcla estos dos lenguajes y así, construye las figuras literarias. Ellas son, entre otras:

El epíteto: es uno de los recursos más frecuentes en el lenguaje literario, corresponde a una adjetivación especial; en efecto, los epítetos son adjetivos ornamentales, no estrictamente necesarios para la comprensión de un mensaje. Es un adjetivo con carácter connotativo y finalidad estética sin que afecte en nada nuevo al sustantivo al que hace referencia. Ejemplo: “la verde hierba”.

La aliteración o repetición de uno o varios fonemas, con una frecuencia perceptible. Combina sonidos iguales o parecidos, dentro de una estrofa, oración o cláusula. “...El breve vuelo de un velo verde” “...El goloso glogloteo de las gaviotas”.

La onomatopeya: persigue una finalidad imitativa de sonidos o ruidos de la naturaleza. Ej. “El tan tan tan de las campanas …”

El símil o comparación. Se da cuando se comparan imágenes. En todo símil hay un término real (A) y un término imaginario o imagen figurada (B). Se establece una comparación entre un objeto, hecho o cualidad, con otros seres muy conocidos. Ej.: “Tenía el cuello largo como un avestruz”.

Hipérbaton: consiste en alterar el orden lógico de las palabras en una oración; esto es, colocar el sujeto, verbo o complementos en otro orden. Ej.: “En caballo con alas hacia acá se encamina”. Debería estar en orden lógico: “el caballo se encamina acá con alas”.

La Metáfora: es la comparación en la que se omite el vínculo de unión entre los términos reales o imaginarios. Ejemplo: “Su cabellera es una cascada de oro”, “Tiene dientes de perla”.

Hipérbole. Consiste en exagerar las propiedades de un cuerpo o asunto determinado. Ejemplo: “Cada zapato podría ser la tumba de un filisteo”.

Personificación o humanización. Consiste en atribuir a seres inanimados cualidades humanas. “En un vaso olvidada se desmaya una flor”; “La ciudad sonreía dulcemente”.

Ironía. Consiste en decir lo contrario de lo que se piensa: “por ahí va Brad Pitt” (señalando a un tipo feísimo).

Antítesis. Una palabra se pone en relación, más o menos sorprendente, con otra contraria: “Era sólo sombra de su pasado esplendor”. Contrapone ideas, porque la antítesis es un contraste, una contraposición de ideas. Ej. “Feliciano me adora y le aborrezco; Lisardo me aborrece y yo le adoro”.

Paradoja. Es una contradicción aparente: “al avaro, las riquezas lo hacen más pobre”. Se puede observar que la Paradoja consiste en ideas aparentemente contradictorias, pero que en realidad no lo son. Ej. “Vivo sin vivir en mí/ y tan alta vida espero/ que muero porque no muero”.

Pleonasmo: consiste en añadir palabras innecesarias con valor enfático o vigorizaste. Ej.: “subí para arriba”.

Anáfora: consiste en la repetición de una o más palabras al comienzo de varios versos, frases u oraciones para conseguir mayor armonía. Ej.:

"En cada rocío del amanecer
En cada sonrisa de un niño
En cada persona que sufre
Ahí esta Dios".
Polisíndeton: Consiste en repetir una conjunción para darle mayor fuerza a la expresión. Ejemplo: Ya no quiero la casa, ni la rueca de plata.

“¿No divisas un fulgor de infantes y caballos
y polvo y humo y fulgurar de acero?”
Asíndeton: Consiste en la omisión de conjunciones, para dar mayor vigor y dinamismo a la expresión. Ejemplo: “Rendí, rompí, derribé, rajé, deshice, prendí, desafié, desmentí”.

Perífrasis: No se presenta la idea directamente sino dando un rodeo. Ej.: “Los amigos de lo ajeno” en vez de “ladrones”.


FUENTES CONSULTADAS

Rodríguez, A. S. Apuntes de Lenguahttp://personal.telefonica.terra.es/web/apuntesasr/index.htm

Wikipedia. La enciclopedia libre.http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%ADrica http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%ADrica

De Risi, C y O. Salazar. Castellano y Literatura 9°.Caracas: CO-BO

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